El documental busca respuestas y exige mostrar alguna de las distintas realidades que nos rodean de la forma más honesta. Este género ha tomado fuerza dentro de la filmografía de México y el Festival Internacional de Cine de Morelia se ha convertido en una importante ventana para su exhibición e impulso.
Ciudad de México, 7 de octubre (SinEmbargo).– El documental es memoria. Este género audiovisual año con año se consolida más dentro de la filmografía mexicana mostrándonos a través de sus imágenes un sin fin de las distintas realidades de nuestro país, y el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), que este año llega a sus 20 ediciones, se ha convertido en una ventana indispensable en la proyección de estas películas.
En las 19 ediciones que suma este encuentro cinematográfico realizado en la capital del estado de Michoacán, el documental ha mostrado ser un canal de denuncia y lucha, pero también una ruta de escape para conocer realidades que ni siquiera concebíamos y que llegan a ser las más inspiradoras.
Son 20 años y decenas de distintos escenarios. Miradas a la sombría realidad de los niños de la calle, a familias que sobreviven en medio del desierto de San Luis Potosí, a un taxista que sueña en convertirse en jinete, a inocentes siendo encarcelados por sistemas corruptos y racistas, vedettes a las que el tiempo les ha cobrado factura, comunidades abandonadas por la violencia… éstas son sólo algunas de las realidades que se abordan en la lente en este país tan diverso.
«Siento que como artistas no nos podemos separar de la sociedad en la que vivimos o sea no vivimos paralelamente, vivimos en ella, y por eso creo que el cine es una muy buena herramienta, y no solo el cine, el arte, yo creo que lo que el arte hace es revisitar la historia pero tienes que reinterpretarla, proponer algo», señala la cineasta Marcela Arteaga, ganadora de la edición 17 del FICM por su documental El guardián de la memoria que muestra los estragos de la guerra contra el narco, iniciada por Felipe Calderón, en el municipio fronterizo de Guadalupe, en el estado de Chihuahua.
Desde historias de comunidades enteras como esta de Guadalupe hasta las más personales componen al documental, éstas mismas líneas han sido exploradas por una de las miradas más agudas de este género en nuestro país como lo fue la de Eugenio Polgovsky, cineasta fallecido en 2017.
Eugenio Polgovsky fue reconocido a lo largo de su carrera con cuatro premios Ariel al retratar en su cine la realidad de algunas de las zonas más marginadas de México como lo hizo con Trópico de Cáncer, filme que le valió obtener al galardón a Mejor Documental del Festival de Cine de Morelia apenas en su segunda edición.
A 18 años de pisar por primera vez este Festival con la que fue su ópera prima, la obra de Polgovsky regresa de forma póstuma de la mano de su hermana Mara, que recoge en el filme Malintzin 17 parte del trabajo que Eugenio dejó inconcluso. Una cinta que contrasta con sus anteriores trabajos ofreciendo al espectador una mirada íntima desde la ventana de su casa y su familia.
«Este acercamiento a la realidad no tiene que tener reglas de objetividad o de rigor, en el sentido antiguo de la palabra, sino que permite entender que la realidad es multisensorial, puede ser vista desde muchos ángulos, no es única, de hecho es una visión autoritario pensar que la realidad es única. El documental contemporáneo a democratizado un poco la mirada al decir no hay una sola verdad, no hay una sola voz en off que nos cuente la verdad sino que como individuo, como comunidad puedes acercarte a esta realidad y crear tu propia opinión también», destaca Mara Polgovsky sobre este género.
La cineasta Lucía Gajá también ha sido de las directoras recocidas en este encuentro cinematográfico dirigido por Daniela Michel. El documental Mi vida dentro, ganador de la quinta edición del FICM, relató el caso de Rosa, una mujer mexicana que migró ilegalmente a Texas y fue apresada por sospecha de homicidio sin pruebas en 2003.
El filme siguió el juicio de Rosa exhibiendo durante este proceso a un sistema que discrimina y es racista.
Esa misma denuncia se convierte en uno de las cualidades de las que se apropiado el documental.
«Es evidente la cantidad de cineastas, de directoras y directores que hay en el país en los distintos estados y que desde distintas trincheras están haciendo estos esfuerzos para contar las historias de otras y otros pero también para la autonarración, para autocontarnos, creo que partir del documental tenemos una maravillosa gama y posibilidad de acercarnos a la diversidad, al dolor que tiene nuestro país y las distintas condiciones de vida, creo que el documental se ha vuelto muy importante también como una herramienta para contar lo que le ha pasado al país en los últimos años y creo que es un herramienta de denuncia y de lucha, de distintas comunidades, de distintos grupos, también de búsquedas personales y de intereses personales que tenemos todas y todos», destacó la también ganadora del Ariel.
UN CAMINO AÚN POR ABRIR
De acuerdo con el Anuario Estadístico del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), del total de largometrajes producidos en 2021, año en el que la industria empezó a reactivarse tras la pandemia, el género ficción representó 61 por ciento, mientras que 37 por ciento fueron documentales y 2 por ciento cintas de animación. Y la creación de cine documental se eleva cada año.
«Si revisamos la filmografía que se está produciendo en México de ficción, vemos que hay mucho interés por los problemas sociales de nuestro país, el feminicidio, la desaparición, la migración, entonces como que el documental no tiene necesariamente una función de documentación o denuncia, ambas son igualmente libres, creativas y llenas de posibilidades para acercarnos a la realidad», indica Mara Polgovsky.
Y sí, el documental mexicano no sólo retrata la terrible realidad de nuestro país, sino también se ha dado la oportunidad para presentarnos personajes que pareciera que siempre han estado ahí pero que no nos hemos detenido a ver con detenimiento o permitido conocerlos, tal es el caso de Bellas de noche, filme de María José Cuevas que exploró en la vida de las vedettes, las primeras reinas del cabaret de la Ciudad de México de los años 70 y 80.
El filme fue reconocido, entre muchos premios más, con tres del Festival de Morelia al acercarnos a la costosa factura del paso del tiempo y una sociedad machista que dio a Olga Breeskin, Lyn May, Rossy Mendoza, Wanda Seux y la Princesa Yamal.
«Siempre creemos que la fuerza va a estar en el pasado, la fuerza va estar en la belleza, la fuerza va estar en la juventud y no, al contrario, su fuerza está en su enseñanza y todo lo que ellas me estaban transmitiendo. Yo estaba dejando de lado justo todo lo que los medios amarillistas imponen como la decadencia, la vejez, el intentar mantenerte joven a través de las entrevistas. Al contrario, vi toda esa fuerza de estas mujeres, y dije ‘eso es lo que hay que resaltar’, porque son unas maestras», cuenta María José Cuevas sobre su documental.
Cada uno de los trabajos que a lo largo de estas 19 se han exhibido son muestra de la evolución del género que sigue explorando escenarios, formatos y nuevas herramientas.
Lo anterior ha dado cabida para que algunas de las cineastas ganadoras del FICM señalen que esa delgada línea que se encuentra entre el cine ficción y el de no ficción ya no deba existir:
«Yo siento que no deberíamos hacer esa separación del documental y ficción, creo que el documental es una herramienta para contar tanto la ficción o como cualquier otro arte», indica Marcela Arteaga.
Para Mara Polgovsky «la separación del género documental con el genero ficción me parece que es una separación que va perdiendo vigencia, que ahora podemos hablar incluso de no ficción, y dentro de la no ficción pensar en películas que se acercan al documental pero de manera muy libre y experimental».
Pese a la fuerza que ha tomado en la filmografía de México, cineastas han señalado en múltiples ocasiones el rezago que existe aún con este género en sus distribución y exhibición.
«Es una pena y es algo raro porque a pesar de que el documental en México y el mundo está teniendo un gran apogeo, […] en realidad las ventanas para el documental en México son muy pocas, el Festival Internacional de Cine de Morelia es de los pocos que tiene esa ventana. Me parece que teniendo tanto auge y tanta producción, no digo que se hagan miles pero siempre ha habido una gran variedad de temas, pero las ventanas no están al nivel de los que han avanzado», denuncia Artega, quien también dirigió el documental como Recuerdos (2003).
Lucía Gaja coincide en la falta de espacios para el cine documental:
«Falta para que el documental ocupe de alguna manera la misma importancia dentro de la exhibición en nuestros país y se le tome en cuenta para las proyecciones en cine y que tenga muchos más espacios y muchas más proyecciones, pero sin duda creo que desde la parte de producción la gente ha hecho mucho más documental. Creo que es muy importante que no se deje de aportar al cine documental, es muy importante que los recursos federales sigan apoyando al cine porque también muchas veces es imposible hacer las películas sin estos recursos y hay muchas historias que contar por ahí todavía», indicó.
EL FICM, IMPULSO PARA EL DOCUMENTAL
Maria José Cuevas no se equivoca cuando dice que para hacer un documental se necesita de «la pasión, el rigor, las ganas y la terquedad», pues es un camino que necesita de mucha investigación, honestidad y compromiso en esta búsqueda por respuestas y desear mostrar una realidad más del México diverso.
La directora, que sin dar detalles ya trabaja en un nuevo documental para la plataforma de Netflix y que es producido por Laura Woldenberg e Ivonne Gutierrez, acentúa el trabajo del FICM con los nuevos creadores, que como ella, tuvieron oportunidad de mostrar su ópera prima.
«Creo que la gran labor que ha hecho Morelia ha sido la de impulsar a todos los nuevos directores. Cuando Bellas de noche fue seleccionada en Morelia yo estaba feliz, es un proyectos que nunca pensé ni siquiera iba a estaría ahí, pensé que iba estar en mi televisión y se lo iba a poner a mis amigos», ríe.
Esta oportunidad a los nuevos creadores es resaltada por Mara Polgovsky que la describe como un trampolín para que los trabajos seleccionados puedan ser notados por más gente.
«Ser reconocido es lo que te abre las puertas para hacer otra película. […] Morelia ha sido importantísimo para la obra de Eugenio, todas sus películas han pisado Morelia. Es un foro súper especial, yo he estado en muchos festivales y en Morelia como que te sientes en casa, hay como un acercamiento personalizado, hay un rango muy amplio de películas, desde películas muy experimentales a las muy independientes, de muy bajo prepuesto, como fue Trópico de cáncer, o películas como de Guillermo de Toro».
Para Lucía Gaja significó el ser reconocida en el festival se tradujo en un mayor alcance, y con ello, que Mi vida dentro realmente lograra que el caso de Rosa tuviera una repercusión y se obtuviera su libertad.
Ahora la cineasta trabaja en una segunda parte de la historia de Rosa a la par que ya desarrolla un documental sobre la reconocida fotógrafa Graciela Iturbide.
«Estos reconocimientos son importantes al impulsar nuestra carrera, a partir de que Mi vida dentro ganó en el Festival de Morelia empezó a tener mucha más atención fuera del país. Le dio un impulso muy importante a mi carrera, y más que nada porque también es muy bonito la convivencia que se hace en Morelia al estar con colegas, creo que eso enriquece mucho la parte profesional».
Este 2022, “la verdadera cereza del pastel” del Festival Internacional de Cine de Morelia volverá a ser el cine mexicano. Del 22 al 29 de octubre las calles del centro de la capital michoacana se llenarán de cine con 95 películas entre los que se encuentran: 11 trabajos en la Sección Michoacana (9 cortometrajes y 2 largometrajes), 60 títulos en la Sección de Cortometraje Mexicano (15 de animación, 17 de documental y 28 de ficción), 14 títulos en la Sección de Documental Mexicano y 10 títulos en la Sección de Largometraje Mexicano.
En la selección de Documental Mexicano este 2022 compiten: Ahora que estamos juntas, Patricia Balderas Castro; Al son de Beno, Ilán Lieberman; Breaking la vida, Abraham Escobedo Salas; Malintzin 17, Mara Polgovsky, Eugenio Polgovsky; Mamá, Xun Sero; Mi casa está en otra parte, Carlos Hagerman, Jorge Villalobos; Mi no lugar, Isis Ahumada Monroy; Pedro, Liora Spilk Bialostozky; Placeada, Historia íntima de una ex-sicaria, Alejandra Sánchez; Plegaria, Roberto Olivares; Sansón y yo, Rodrigo Reyes; Teorema de tiempo, Andrés Kaiser; Un lugar llamado música, Enrique Muñoz Rizo; y Villa Olímpica. Recuerdos de un mundo fuera de lugar, Sebastián Kohan Esquenazi.
GANADORES DE DOMENTAL EN EL FICM
1 EDICIÓN: 2003
NIÑOS DE LA CALLE | EVA ARIDJIS
2 EDICIÓN: 2004
TROPICO DE CANCER | EUGENIO POLGOVSKY
3 EDICIÓN: 2005
TORO NEGRO | CARLOS ARMELLA – CARLOS Y PEDRO GONZÁLEZ RUBIO
4 EDICIÓN: 2006
LA PALOMILLA SALVAJE | GUSTAVO GAMOU
5 EDICIÓN: 2007
MI VIDA ADENTRO | LUCÍA GAJA
6 EDICIÓN: 2008
TRAZANDO ALEIDA | CHRISTIANE BUCHARD
7 EDICIÓN: 2009
PRESUNTO CULPABLE | ROBERTO HERNÁNDEZ
8 EDICIÓN: 2010
EL VARAL | MARTA FERRER
9 EDICIÓN: 2011
SILVESTRE PANTALEÓN | JOANTHAN AMITH – ROBERTO OLIVARES
10 EDICIÓN: 2012
INORI | PEDRO GONZÁLEZ RUBIO
11 EDICIÓN: 2013
EL CUARTO DESNUDO | NURIA IBAÑEZ
12 EDICIÓN: 2014
MATRIA – FERNANDO LLANOS
13 EDICIÓN: 2015
LOS REYES DEL PUEBLO QUE NO EXISTE | BETZABÉ GARCÍA
14 EDICIÓN: 2016
BELLAS DE NOCHE | MARÍA JOSÉ CUEVAS
15 EDICIÓN: 2017
RUSH HOUR | LUCIANA KAPLAN
16 EDICIÓN: 2018
UNA CORRIENTE SALVAJE | NURIA IBAÑEZ
17 EDICIÓN: 2019
EL GUARDIAN DE LA MEMORIA | MARCELA ARTEAGA
18 EDICIÓN: 2020
TU’UN SAVI | URIEL LÓPEZ ESPAÑA
19 EDICIÓN: 2021
LAS HOSTILIDADES | SEBASTIAN MOLINA