A cinco años de uno de los sismos más devastadores en este siglo en México, habitantes de Jojutla de Juárez, uno de los municipios más golpeados por el fenómeno telúrico, todavía necesitan apoyo para la reconstrucción y rehabilitación de sus viviendas.
Jojutla, Morelos, 18 de septiembre (SinEmbargo).– Claudia Hernández tiene las manos blancas con harina por estirar la masa de sus buñuelos, el postre que vende a 15 pesos y que es su único sustento. Se retira y vuelve a entrar a su casa: un conjunto de lonas, cuerdas, láminas y algunos tabiques estratégicamente acomodadas para hacer una vivienda.
Esta ha sido su casa desde el 19 de septiembre de 2017, cuando se registró uno de los sismos más devastadores en México desde el de 1985. Un temblor intraplaca de magnitud 7.1 que dejó a decenas de familias, como la de Claudia, sin vivienda en el municipio de Jojutla, Morelos.
«Sentía que yo corría, en ese rato yo sentí que los pasos en vez de darlos más largos, los daba más chiquitos, y el tramo de ahí para acá se me hizo eterno», recuerda Claudia sobre el momento en que salía a casa desde la escuela donde hace limpieza para completar los gastos, mientras que Guadalupe, su madre, su sobrino y su hijo se resguardaban entre los muros de su hogar.
«Al seguir subiendo las escaleras, voy viendo que sí, efectivamente la casa se había caído, le empiezo a gritar a mi mamá, a mi sobrino y a mi hijo. Me acuerdo que me encontró una muchacha y me dijo ‘Tranquila, Claudia, todo va a estar bien’. No sé qué le contesté, no sé qué le dije, y dije ‘Híjole, en la torre, ¿qué voy a hacer?'».
Mientras Claudia prepara los buñuelos, a una cuadra de su casa, el Alcalde Juan Ángel Flores Bustamante posa para tomarse una fotografía con una ciudadana. Aunque el Gobierno local asegura que el 90 por ciento de los damnificados han sido atendidos, todavía quedan pendientes a cinco años del temblor.
De acuerdo con el Gobierno federal, para noviembre de 2021 se habían destinado más de 981 millones de pesos para la atención en Jojutla a diversos aspectos de infraestructura y vivienda; con esto se benefició directamente a tres mil 327 personas cuyas casas fueron afectadas por el sismo.
«De la mano de la Sedatu [Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano], la Conavi [Comisión Nacional de Vivienda], el Infonavit [Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores] y fundaciones hemos logrado la reconstrucción de mil 142 viviendas y vamos por las 250 que nos hacen falta y con la ayuda de nuestro Presidente Andrés Manuel Lopez Obrador, pronto llegaremos a la meta», escribió en ese momento en su perfil de Facebook el Presidente Municipal de Jojutla, Juan Ángel Flores Bustamante.
La familia de Claudia no estuvo entre las beneficiarias.
A pesar de que ella lleva más de 30 años viviendo en el terreno, donde estaba la casa donde vivía con su madre y su hijo, el lote no está registrado bajo su nombre, sino de unos parientes lejanos de su madre. Debido a esto, no pudo acceder a los apoyos incluidos en el Programa Nacional de Reconstrucción. Levantó una casa improvisada con lonas y láminas donadas por amistades y familiares, y ahora duerme en catres que colocó dentro de su hogar no tan temporal.
«Me siento desesperada», dice sobre su situación. Los ingresos de su familia se reducen a sus ganancias de chicharrones y buñuelos afuera de la Parroquia de San Miguel Arcángel y la beca de adulto mayor que recibe la señora Guadalupe del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
«Yo creo que las cosas pasan por algo», relata. Ella se alejó un tiempo de la iglesia católica, pero confía y cree en dios. «A lo mejor hay algo que yo tengo que aprender y no estoy viendo lo que lo que dios quiere para mí. Todavía no lo termino de descifrar, porque el que tú vivas una cosa así no, no es algo sencillo, y que lo platiques sin que te dé nostalgia, tampoco».
SinEmbargo buscó a las autoridades de Jojutla para obtener mayor información sobre la reconstrucción en el municipio, pero no obtuvo respuesta al momento de publicación de este texto.
«ESTAMOS MAL»
El Servicio Sismológico Nacional (SSN) identificó el epicentro de aquél sismo a ocho kilómetros de Chiautla de Tapia, en el estado de Puebla. A unos 90 kilómetros del sitio de origen, los habitantes de Jojutla sintieron el piso moverse y vieron paredes caerse en cascada.
Cuando empezó el temblor a las 13:14 horas de ese martes 19 de septiembre, Julieta Serrano estaba en el segundo piso de su casa. Tomó a sus dos perros entre sus brazos, bajó al primer piso y apenas logró empujarlos hacia el patio cuando colapsó la primera parte de la vivienda. Ella quedó casi ilesa, rodeada de muros y piedras que cayeron al su alrededor.
Su casa ha cambiado poco desde que se derrumbó. Ella duerme en el piso de un cuarto de aproximadamente cuatro metros cuadrados, en un colchón individual que guarda en un plástico que contiene una hoja con el logotipo de la Cruz Roja Mexicana.
«Está todo tirado, todo lo de allá se cayó», dice mientras señala a un espacio donde sólo quedan pilares de acero. «La barda de aquel lado está a punto de caerse, y no nos ayudaron. Y dicen, ‘Vamos a ayudarles’, digo, siquiera que me ayudaran para que yo haga un cuarto. Yo veo dónde lo hago, pero lo hago, les compruebo que lo hago, que tenga un lugar a donde irme».
La señora Julieta vive en un terreno amplio que le pertenece a su tío, pero la zona construida corresponde a menos del 10 por ciento del espacio. Aunque lleva alrededor de 30 años habitando el terreno, ni ella ni su esposo recibieron apoyo económico porque la tierra está a nombre del tío de Julieta.
Mientras que el pariente de Julieta sí recibió fondos y los implementó en la construcción de una barda perimetral, ella y su esposo Francisco sólo han podido reconstruir parte de su hogar a partir de pequeños donativos de miembros de la comunidad y las ventas de agua fresca.
«¿Qué caso tiene que esté aquí en un lugar donde todo está destruido? Porque está destruido, lo único que mi tío hizo fueron las bardas, porque a él no le interesó ese cuarto todo cuarteado,» lamenta.
Habla de la posibilidad de reubicarse a Tehuacán y construir un cuarto donde su suegra tenía una casa, que ahorita se encuentra desocupada pero no puede habitar. Julieta quisiera tener los fondos para mudarse allá, donde pudiera tener un espacio propio y no sentir que su pariente la pueda correr de su terreno en cualquier momento.
«Ojalá haya alguien que quiera ayudarnos, no con mucho, pero de granito en granito, se va juntando para un cuarto, va a tener otro tipo de condiciones. La gente cree que porque vio la casa, ya estábamos bien, pero no. Estamos mal».
LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA POST-SISMO
En las Reglas de Operación del Programa Nacional de Reconstrucción para el ejercicio fiscal 2022, publicadas en el Diario Oficial de la Federación el 31 de diciembre de 2021, el Gobierno federal reconoció que «con base en el trabajo de campo y en la revisión documental que se realizó por los equipos del nuevo Gobierno durante el período de la transición [entre el sexenio de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador], se logró contar con un diagnóstico aproximado de necesidades, el cual arrojó evidencias claras de que aún faltaba mucho por hacer en el proceso de reconstrucción iniciado por la administración anterior».
Este análisis indicó que 15 mil 800 viviendas en el estado de Morelos requerían atención a daños.
La página oficial del Programa Nacional de Reconstrucción indica que en el estado de Morelos se han implementado ocho mil 806 acciones de algún tipo de reconstrucción, ya sea completa o parcial, para el sector de vivienda entre los años de 2019 y lo que va del 2022. En el año en curso, 84.8 por ciento de estas acciones están en proceso, 14.1 por ciento están por iniciar y sólo 1.1 se ha concluido.
Cuando miembros de la comunidad, entre ellos Griselda Contreras, se empezaron a reunir para identificar a aquellos vecinos de la colonia Zapata que aún tenían problemas para la reconstrucción de su vivienda, e incluso crearon el Comité 19 de Septiembre a fin de revisar los pendientes después del sismo.
«A raíz del sismo de 2017, vecinos de la colonia Zapata, la que fue llamada ‘Zona Cero’, hubo un despertar de la gente, empezaron a generar movimientos de mujeres y de vecinos que estaban hasta un poco apáticos en cuanto al avance [de la reconstrucción] en la colonia», explica «Gris». «Nos hemos organizado en la colonia, se han hecho campañas de apoyo psicológico, de prevención y limpieza. Nos falta mucho por hacer, pero ya empezamos a organizarnos y estamos más atentos».
En un primer momento, los integrantes del Comité identificaron que varias personas no habían podido reconstruir por falta de certeza jurídica, o bien habían tenido alguna problemática con sus terrenos a raíz de este mismo tema.
En los casos donde hay falta de certeza jurídica, se trata de situaciones donde los terrenos están intestados, pues al momento de fallecer la persona titular del lote pudo no haber indicado a manos de quién pasaría la propiedad. En esa situación, es necesario iniciar un juicio y posiblemente emitir un edicto, cuyos procedimientos tienen un alto costo y son necesarios para obtener la documentación que acreditaría la propiedad del terreno, un requisito para obtener apoyo del Programa Nacional de Reconstrucción.
«Hace año y medio, se solicitó al Ayuntamiento que se le diera asesoría a la gente que tiene problemas con la certeza jurídica. Sí se llevó un grupo de licenciados, se conocieron los casos, y uno de los primeros problemas es el edicto, y genera un gasto. Me comentaban vecinos, ‘escucha, no estamos en condiciones para poder desembolsar dos mil pesos, dos mil quinientos, tres mil, para el edicto’. La verdad es que algunos están rentando, y se quedó hasta ahí el el trámite. Se dio creo que durante un mes asesorías, se conocieron bien los casos, y creo que aparte de eso, ya no hubo seguimiento».
Según información recopilada por Griselda, entre 13 y 14 familias se encuentran en una situación jurídica de este tipo. «Algunos sí han tenido apoyo, y como cinco son los que están pendientes [de recibir ayuda]».
Además de tocarse temas de la reconstrucción tras el 19S, los mecanismos de organización comunitaria que surgieron a partir de la tragedia también han servido para dialogar sobre la delincuencia y la limpieza de los espacios públicos.
«Queremos darle otra otra imagen a la colonia, y cambiar este tipo de situaciones», concluyó Griselda sobre la organización comunitaria que surgió a partir del sismo.