Nevada, Arizona y México, donde termina el río, dispondrán de menos agua el año que viene porque baja rápidamente el nivel de sus embalses, según anunciaron autoridades.
Por Theresa Davis
ALBUQUERQUE, Nuevo México, Estados Unidos, 15 de septiembre (AP).— Los tributarios del río Colorado en Nuevo México riegan los campos de alfalfa en la región de las Cuatro Esquinas y las colinas boscosas de Gila, en el sudoeste del estado.
El manejo del agua, sin embargo, fue pensado en otra época, cuando ese recurso era más abundante, antes de que el calentamiento global cambiase todo y generase sequías. Ahora, las autoridades tratan de ver cómo se las arreglan con menos agua.
El jefe de ingenieros del estado, Mike Hamman, a cargo del agua, dice que «se siente mucho la escasez» porque Nuevo México no cuenta con los embalses que hay en otros estados de la cuenca del Colorado.
«Ese es el dilema: Ver cómo podemos reducir la demanda sin que esto tenga un gran impacto», dijo Hamman.
La comisionada de la Oficina de Manejo del Agua (Bureau of Reclamation, en inglés) Camille Touton encargó este año a los estados de la cuenca del Colorado que elaborasen un ambicioso plan de conservación del agua. Pero a mediados de agosto venció el plazo que había fijado sin que se ofreciese soluciones conjuntas.
Nevada, Arizona y México, donde termina el río, dispondrán de menos agua el año que viene porque baja rápidamente el nivel de sus embalses, según anunció el Departamento del Interior el 16 de agosto. Esa dependencia no dispuso una reducción del uso del agua en Nuevo México.
Los programas de conservación del agua del estado, no obstante, podrían tener que ser revisados.
Los estados de la Cuenca Alta del Colorado (Nuevo México, Colorado, Utah y Wyoming) si presentaron un plan de conservación de cinco puntos que destaca que esa región tiene «limitadas» opciones de conservación.
Durante dos años esos estados han apelado a partidas adicionales del agua de al menos tres embalses para apuntalar el del Lago Powell.
Es previsible que lo sigan haciendo este año, según funcionarios del Departamento del Interior.
Un clima más árido implica que los usuarios de agua tienen que afanarse por «vivir con los medios disponibles», comentó Estevan López, representante de Nuevo México ante la Comisión del Alto Colorado.
«Parece que debemos recalibrar nuestras expectativas acerca de lo que se puede obtener del río», señaló López, quien dirigió en el pasado la Oficina de Manejo del Agua.
Los planes de la Cuenca Alta dependen de los programas de conservación ya en vigor. Y se deben buscar métodos de irrigación más eficientes.
Toda la región debe trabajar en forma conjunta, sostuvo López, para evitar reducciones obligatorias.
Agregó que acuerdos de sitios como la Cuenca del San Juan para hacer frente a la escasez de agua «serían una solución más aceptable».
Los tributarios del Colorado cubren porciones relativamente pequeñas del noroeste y el sudoeste de Nuevo México. Pero el agua de la cuenca es vital para la ciudad más grande del estado: Albuquerque.
El flujo del río Bravo (río Grande para los estadounidenses) en Albuquerque está muy ligado al del Colorado mediante el Proyecto de Agua Potable San Juan-Chama.
Un sistema de túneles y presas desvía el agua hacia la cuenca del río Bravo.
David Morris, vocero del organismo que maneja el agua en Albuquerque, dijo que el agua del Colorado le permite a la región evitar el consumo de agua subterránea, algo que no es sustentable.
Desde el 2008, los niveles del agua subterránea de la ciudad subieron casi 12 metros.
«Eso es exactamente lo que queríamos», declaró Morris. «Tenemos mucha suerte aquí en Albuquerque al poder contar con dos fuentes de agua».
El cambio climático, no obstante, produce menos nieve en los picos de las montañas, lo que en los últimos años hizo que haya menos deshielo y menos agua disponible.
«Es importante invertir en cosas como la conservación del agua y el reciclado», expresó Morris. «Es posible que en el futuro no haya tanta agua disponible en San Juan-Chama por las sequías y el cambio climático».
Nuevo México usa la mitad del agua que se le asignó en un acuerdo de 1922 (el Colorado River Compact). Pero ello podría cambiar a medida que más tribus indígenas obtienen derechos al uso del agua y generan la infraestructura que les permitirá hacer uso de esos derechos.
La llegada de fondos para proyectos de infraestructura y de respuesta a las sequías, por otro lado, podría ayudar a Nuevo México y a otros estados de la Cuenca del Colorado a reducir su consumo de agua y prepararse para un futuro más seco.
«Confío en que vamos a resolver los problemas y encontrar soluciones en base a una colaboración», dijo Hamman.