California, el estado más poblado del país, con 39 millones de personas, podría verse obligada a hacer recortes en los próximos años en vista del nivel peligrosamente bajo de los ríos y embalses como consecuencia del calor.
Por Kathleen Ronayne
SACRAMENTO, California, Estados Unidos, 14 de septiembre (AP).— Cuando Don Cox buscaba un sitio donde instalar una granja en la década de 1950, apostó al Imperial Valley de California.
Era una región desértica con derechos prioritarios al agua, lo que implicaba que era difícil negarle el acceso a ese recurso.
«El derecho al agua era algo muy, muy importante para él», comentó su nieto, Thomas Cox, quien cultiva tierras del valle.
Tenía razón. Hoy, el Imperial Valley, que aporta buena parte de los vegetales y la carne vacuna que consume Estados Unidos en el invierno, es una de las regiones que más acceso tiene a las aguas del río Colorado, que abastece a buena parte de las granjas y ciudades del oeste de Estados Unidos y que tiene cada vez menos agua.
En épocas de escasez, Arizona y Nevada deben reducir primero su consumo.
Pero también California, el estado más poblado del país, con 39 millones de personas, podría verse obligada a hacer recortes en los próximos años en vista del nivel peligrosamente bajo de los ríos y embalses como consecuencia del calor. Si el río se secase totalmente, el sur de California se quedaría sin un tercio del agua que consume y sería imposible cultivar grandes extensiones de tierra.
«Sin esa agua, el Imperial Valley deja de funcionar», expresó JB Hamby, miembro de la junta del Distrito de Riego de Imperial, que tiene derechos sobre buena parte del agua del río Colorado.
Hace un siglo, California y otros seis estados (Arizona, Colorado, Nevada, Nuevo México, Utah y Wyoming) acordaron la repartición del agua. Crearon dos cuencas y determinaron cuánta agua recibiría cada una. Luego de una combinación de normas, leyes y juicios, California se quedó con la mayor cantidad del agua y es la última que debe hacer recortes en épocas de escasez.
Desde un comienzo hubo mucha inquietud y frustración en relación con el uso que hace California del río. Otros estados occidentales temían que California se adjudicase toda el agua antes de que creciesen sus poblaciones. Se trató de encontrar un equilibrio justo, que protegiese el suministro a California y garantizase que los otros estados también recibirían agua.
California, por otro lado, se benefició de la construcción de la Presa Hoover por parte del Gobierno nacional para controlar el flujo del río.
En el 2026 vence un plazo para que los estados renegocien el uso del agua en épocas de sequía y protejan los dos principales embalses, los de los lagos Mead y Powell. La Oficina de Manejo de Aguas (Bureau of Reclamation), por su parte, exigió a los estados que redujesen su consumo de agua entre un 15 por ciento y un 30 por ciento para evitar una crisis. No lo hicieron dentro del plazo fijado, que venció en agosto, pero las negociaciones continúan.
Todas las miradas se enfocan en California y en los dos distritos que más derecho al agua tienen, el Imperial Irrigation District y el Metropolitan Water District del sur de California. Quieren ver si ceden parte de sus derechos. Ambos dijeron que están dispuestos a usar menos agua o pagar a otros para que lo hagan.
Pero no está claro qué concesiones estarían dispuestos a hacer.
El río es la única fuente de agua del Imperial Irrigation District, que produce brócoli, cebollas, zanahorias y otros vegetales de invierno, así como alfalfa y otros alimentos de ganado. El agua subterránea de la región, cerca de Arizona y México, no se puede usar y no tiene acceso a agua del estado.
El distrito históricamente tuvo acceso a más agua que Arizona o Nevada, aunque cedió algunos derechos a cambio de dinero de ciudades como San Diego y Los Ángeles. En el 2019 su junta rechazó un plan de contingencia para sequías que habían firmado Arizona, Nevada y California.
Esta vez, las autoridades del distrito dicen que estarían dispuestas a no plantar cultivos en ciertas tierras para ahorrar agua. Sería una medida temporal, de emergencia. Pero nadie ha dicho cuánta agua dejarían de consumir.
Funcionarios estatales quieren que el Congreso apruebe cuatro mil millones de dólares para pagarle al distrito, de modo tal que sus agricultores usen menos agua.
Los agricultores no están muy empapados de las negociaciones del distrito y tratan de organizarse para impedir que los obliguen a hacer cosas que no aprueban. Muchos agricultores ya instalaron equipo de riego por goteo que usa menos agua y estarían dispuestos a tomar otras medidas para reducir su consumo de agua si les pagan por ello.
Cox está sopesando la posibilidad de plantar menos que de costumbre este otoño en vista de que recibirá menos agua.
«Al haber tanta incertidumbre en torno al agua, habrá incertidumbre también en relación con el suministro de alimentos», manifestó.
Los agricultores no son los únicos que dependen del agua del Distrito de Riego de Imperial.
El agua que no usan las granjas abastece el lago Salton Sea, una masa de agua surgida por el desborde de las aguas del río Colorado a principios del 1900. Ahora se seca rápidamente, exponiendo a las comunidades vecinas a polvos tóxicos y matando el hábitat de aves y peces.
«Es una masa de agua rodeada de comunidades que han sido marginadas por tanto tiempo que no tienen la infraestructura ni la capacidad de protegerse del cambio climático. Disponen de menos agua y a eso se suma el polvo» tóxico, declaró Silvia Paz, directora ejecutiva de la Alianza Coachella Valley, una organización que lucha por mejorar la economía y la salud de la región.
El Metropolitan Water District es el que usa más agua del Colorado después del Imperial. El río suministra un tercio del agua que consume el distrito y es vital para la mitad de la población del estado. El condado de Los Ángeles, el más grande del país, depende del agua del río.
Puede almacenar parte del agua que no usa del lago Mead, lo que, según las autoridades de California, ayudó a prevenir una crisis en los últimos años. Este año, sin embargo, podría tratar de usar esa agua de ser necesario, lo que seguramente causaría fricciones con otros estados de la cuenca.
El distrito recibe también agua del Delta Sacramento-San Joaquín, la principal fuente de agua del estado. Pero el delta sufre una sequía, y el estado aprobó solo un cinco por ciento del suministro solicitado este año.
El distrito está invirtiendo miles de millones de dólares en una planta de reciclado de agua y alentando a la gente a usar menos agua en sus jardines.
De cara al futuro, tanto el cambio climático como la política inciden en el debate acerca de cómo responder a los actuales desafíos.
«Queremos confiabilidad y predictibilidad», declaró Michael Cohen, experto en el río Colorado del Pacific Institute. «Lo que no queremos es que Arizona se queje de que Phoenix y Tucson se secan, mientras California no reduce una gota del agua que consume».