Author image

Tomás Calvillo Unna

14/09/2022 - 12:05 am

Si tan solo tuviéramos media hora más…

La cotidianidad nos envuelve y se desborda.

“El mandala de la galaxia interior”. Pintura: Tomás Calvillo Unna

 

El carrusel va más rápido

y está al tope.

Desde muy temprano da vueltas

y lo que aparenta ser alegría

se convierte en densa angustia.

Aquí y allá lo sienten

y perplejos se miran

con el idioma hecho añicos;

fracturados en sus balbuceos.

Unos toman distancia,

otros se involucran más.

Y el carrusel no se detiene, crece en sus dimensiones.

Sin reparar,

se expande por doquier

no respeta edades, ni naturaleza alguna

gira y gira;

el aceleramiento es su condición

parece inagotable,

en su inalcanzable búsqueda;

vórtice de ansiedad

ignora su lúdico origen.

Desaparecen sus animales

perduran los maniquíes

imitan por igual a mujeres y hombres,

pretende ser capturada humanidad

en la velocidad de sus vueltas.

Sin embargo,

cuando nos detenemos

y podemos distanciarnos

unos pocos metros;

surge el sentimiento de una pérdida

que llevamos muy adentro.

Nos sabemos herederos

no solo de los tesoros de vida

que palpamos día a día,

sino también de una elección equivocada y profunda

que nos antecedió,

y de la cual somos por igual

sus víctimas y verdugos.

La cotidianidad nos envuelve y se desborda;

la asfixia mental se propaga,

sus escapes de ansiedad

alejan y bloquean la mirada interior.

Se eligió caminar en la soledad del ingenio,

con su astucia y ambición

dando la espalda al misterio

que nunca dejará de envolvernos.

Se pretendió ignorarlo

e incluso seducirlo

para convertirse

en un platillo más

del menú civilizatorio.

La fiesta permanente de los sentidos

arropados por el conocimiento

que busca acallar el asombro;

someterlo a la rutina

y transitar así a una apropiación del infinito

deletreado en el universo

codificado una y otra vez.

Capturarlo incisivamente,

exprimirlo en imágenes,

una tras otra,

esclavo ya

del reino del espectáculo:

¿para qué?

En diez segundos se condensan 10 décadas,

otro siglo encriptado,

zurcido en los pliegues de los cuerpos;

una saturación que alimenta la indiferencia.

Y si

se detuviera ese lápiz cósmico,

con sus fórmulas matemáticas

de grises minerales

apuntadas en la pizarra

de los cielos sin límites,

aparecería el compás de la compasión

que nos hermana

en nuestra innata condición.

Somos herederos de las aves y los venados

que habitan las montañas

donde la dentadura de las carreteras,

devela el manifiesto de los arboles:

la originaria nobleza de su savia,

esa tertulia incansable de sus hojas.

Tal vez habrá tiempo y lugar para otra historia

cuya prosa merodeé el canto, esa alegría metafísica,

donde se revela,

sin necesidad de apropiación alguna,

el genial destino que sigue estando aquí

a la luz del día y en la sensatez del reposo

de la oscuridad nocturna.

Bajarnos del carrusel

y de ser posible, tomar distancia

y caminar, caminar sin prisa alguna…

Alejarnos de los altavoces de la crueldad,

de sus propagadores,

ese circo del efímero poder:

actores que imantan legiones

cuyo fanatismo obstruye el porvenir

La función es otra y su horario no está en la cartelera.

Retirar el pensamiento de la indagación

contemplar,

confiar en la vastedad,

en su umbral…

 

Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas