El allanamiento por parte del FBI pareció desencadenar un cambio entre los asesores de Trump, quienes lo habían exhortado en privado a esperar hasta después de las elecciones intermedias para dar a conocer su intención de buscar nuevamente la Presidencia.
Por Steve Peoples
NUEVA YORK, 9 de agosto (AP).— Durante buena parte del año, las pequeñas grietas en el apoyo político a Donald Trump han ido creciendo.
Votantes republicanos insatisfechos comenzaron a sopesar a nuevos posibles candidatos presidenciales durante las primarias. Los donantes republicanos lidiaron con las perjudiciales revelaciones que la comisión del 6 de enero puso al descubierto. Varios líderes del partido llegaron a considerar enfrentarse a Trump por la nominación presidencial rumbo a 2024.
Pero después de que el FBI ejecutó una orden de registro en su finca de Florida, el Partido Republicano rápidamente cerró filas con el exmandatario.
El Gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien posiblemente es el mayor rival para Trump en las primarias, se refirió al Gobierno del Presidente Joe Biden como un "régimen" y dijo que el allanamiento del lunes en Mar-a-Lago en busca de documentos confidenciales tomados de forma indebida fue "una nueva escalada en el uso de las agencias federales como armas en contra de los opositores políticos".
Las intentos del Partido Republicano de plasmar a Trump como la víctima de un Departamento de Justicia politizado no abordaban el posible comportamiento delictivo que justificó el registro a los ojos de un Juez federal. También dejan de lado el papel de Trump en la contratación del director del FBI, Chris Way, a quien ahora critican, y que también fue un funcionario de alto rango en el Departamento de Justicia durante la Presidencia republicana. Por su parte, la Casa Blanca aseguró que no tenía conocimiento por anticipado de la orden de registro.
Pero la defensa de Trump en todos los frentes es un nuevo recordatorio de la influencia que el expresidente aún ejerce en el Partido Republicano, impulsada por su capacidad para explotar cierta sensación de agravio entre muchos de los votantes republicanos hacia el Gobierno y otras instituciones. Trump aprovechó esa animosidad para superar dos juicios políticos y las consecuencias de una insurrección. Sus aliados dijeron el martes que el allanamiento que llevó a cabo el FBI únicamente afianzaría su posición.
"Mientras más pronto inicie su campaña, mejor", dijo el representante por Indiana Jim Banks, presidente de la Comisión de Estudios Republicanos.
Banks fue uno de una docena de legisladores republicanos que pasaron varias horas de la tarde del martes con Trump en su residencia de verano en Bedminster, Nueva Jersey. Durante el almuerzo, en el que se sirvió filete, ostiones, puré de papa, ensalada y una galleta con la imagen de Trump, el grupo habló sobre las elecciones de este año y la contienda presidencial de 2024, dijo Banks.
El exmandatario les dijo a los legisladores que "ya tomó una decisión" sobre una campaña para 2024 y "todos estaremos contentos con su decisión".
El allanamiento por parte del FBI pareció desencadenar un cambio entre los asesores de Trump, quienes lo habían exhortado en privado a esperar hasta después de las elecciones intermedias para dar a conocer su intención de buscar nuevamente la Presidencia. Súbitamente, esos mismos consejeros lo instaban a lanzar su campaña antes de las elecciones de noviembre.
Trump avivó estas especulaciones horas después del allanamiento, al publicar un video que podría interpretarse como un acto de campaña en redes sociales. "Lo mejor está por venir", aseguró.
Posteriormente hizo un llamado para recaudar fondos, en el que declaró que "es importante que sepan que no sólo violaron mi casa, sino la casa de todos los estadounidenses patriotas por los que he estado luchando".
En Columbia, Carolina del Sur, el Senador Lindsey Graham dijo que había hablado con Trump y que estaba seguro de que se avecinaba otra campaña.
"Una cosa puedo decirles", manifestó Graham: "Antes creía que iba a postularse. Ahora lo creo con más fuerza".