Susan Crowley
23/07/2022 - 12:04 am
documenta 15, ¿la oportunidad de ser mejores?
"La documenta siempre ha pretendido ser un centro de experimentación en el que, lejos de lanzar una apuesta por lo seguro, se muestren distintas maneras de expresar el arte".
En su edición 15 documenta ha tenido la intención de transformarse, de una exhibición mundial, en un programa de colaboración y participación sin precedente, colocando al arte como uno de los pocos recursos de salvación que le quedan al mundo. Sin embargo, la inclusión de ciertas imágenes consideradas por muchos de odio y antisemitismo, lastima las expectativas de tan ambicioso proyecto. Una prueba tan dura y de la que no se sabe aún si saldrá bien librada.
Lumbug, “granero de arroz”, es el título que el colectivo indonesio Ruangrupa eligió, no solo para nombrar a la exposición sino para promover una nueva dirección en la política del arte. De Indonesia trasladaron la noción rural de “olla colectiva”. Se trata de un sistema de acumulación y recursos en todos los sentidos: cultural, alimenticio, ecológico, de consciencia, con la idea de mejorar las condiciones de vida. En documenta dará sus frutos durante 100 días de junio a septiembre. De esta manera se pondrá a prueba la capacidad de los artistas para reflexionar y denunciar la responsabilidad de todos nosotros como depredadores de las demás especies del planeta.
¿Qué es documenta?
Fundada en 1955 con el propósito de exhibir a los artistas considerados degenerados por Hitler y para resarcir los daños ocasionados por el nacionalsocialismo y el estado nazi, documenta (con d minúscula) se ha posicionado como una exposición mundial que busca concientizar sobre los asuntos prioritarios del mundo. Kassel, una ciudad cercana a Berlín devastada por los bombardeos de los aliados, se eligió capital de la cultura y el zeitgeist (espíritu de la época).
Cada uno de sus otrora majestuosos palacios y edificaciones surgieron de las cenizas gracias al arte. Desde sus orígenes ha sido un espacio de exhibición, pero también de diálogo y de propuestas. Cada cinco años se instalan mesas de discusión. Las ideas, los compromisos y proyectos han abierto las puertas a todas las expresiones en igualdad de derechos y respeto a la diversidad de pensamiento. Sin privilegios hacia los países hegemónicos, ni temáticas restrictivas han sido invitados artistas y curadores de todo el mundo que han aportado y afirmado su postura personal como garantes de la libertad de expresión.
La necesidad de explorar más allá de Occidente, de las teorías centralistas y tradicionales que colocan las decisiones y el poder en mentes racionales, masculinas, heterogéneas, con una dimensión binaria, ha ido facilitando una lectura de responsabilidad. Los países de las periferias son tomados en cuenta y se ha acentuado la necesidad de que “otras” sociedades sean escuchadas. Particularmente, en las dos últimas ediciones, el lenguaje se ha radicalizado. De un enfoque artístico, a medir las consecuencias que los actos egoístas y llenos de intereses mezquinos han ocasionado. Por otro lado, una urgente toma de decisiones sobre el delicado y ya inaplazable deterioro de nuestro planeta y la enfática crítica contra el colonialismo y la inconsciencia de aquellas naciones cuyo imperialismo rampante ha producido daños colaterales imposibles de justificar.
La nueva consigna parece más un reclamo, el mundo no vivirá alimentándose de pinturas y esculturas, por esta razón, el artista deja a un lado las ambiciones individuales para lanzarse como vocero de las causas y convertirse en un gestor cuyas acciones constaten un real involucramiento en asuntos como la ecología, alimentación, salud, diversidad, migración, temas que se han postergado causando daños irreversibles como el racismo y el clasismo, la pobreza, el maltrato. En su mayoría los invitados son artistas del hemisferio sur.
¿Podrán los artistas reparar lo que todos los humanos llevamos siglos expoliando?
A lo largo de la documenta 15, Ruangrupa crea un sistema colaborativo que tratará de integrar a las distintas comunidades, no solo las que habitan en Kassel sino extendiendo sus redes a todo el planeta, tratando de generar réplicas de los logros conseguidos en este corto lapso. Por esta razón, es probable que los visitantes no encuentren obras de arte de la forma que están acostumbrados. Los trabajos aún no habrán sido expuestos. Más bien se toparán, dependiendo de cuándo visiten la ciudad, con distintos procesos que irán evolucionando, no se sabe si positiva o simplemente como ensayo y error.
La documenta siempre ha pretendido ser un centro de experimentación en el que, lejos de lanzar una apuesta por lo seguro, se muestren distintas maneras de expresar el arte. Hoy el artista se convierte en un propiciador, educador, guía, una especie de chamán cuya voz y consciencia lidera diversas causas. Como nunca, en esta edición parecen recuperarse las teorías y el halo protector del artista alemán Joseph Beuys y su ya legendaria incursión en 1997, 7000 Robles, que fueron sembrados a lo largo de la avenida principal de Kassel que no solo había sido destruida, si no que amenazaba con jamás recuperar su entorno natural. La idea de Beuys de que el arte es una suerte de labor colectiva se manifestó en lo que llamó “escultura social”, en ella el centro es el artista con su ímpetu de renovación y construcción del mundo. En la documenta 15, convertida en un granero, pareciera estar presente, pero ciertos hechos han mostrado que en la práctica las cosas son distintas
Taring Padi un colectivo de artistas indonesios formado en 1998, se ha caracterizado por la forma agresiva y en ocasiones violenta en la que representa la injusticia política y social. Utilizan el cukil, una técnica a base de cortes de madera que resulta en un lenguaje crudo y sumamente explícito. Son también conocidos por la creación de gigantescos murales, banderas, títeres enormes, esculturas, performance y tecno música. Al colocar una alusión a un judío caricaturizado en el enorme mural que abría las puertas a esta edición, desencadenaron una polémica jamás imaginada. Ante el escándalo el colectivo aduce no haber querido ofender a nadie y aboga por una visión creada desde las periferias con diferentes significados; pero en un sitio como Alemania, centro del debate mundial sobre racismo, cobra un sentido distinto.
Los daños infringidos a las naciones débiles no justifican una respuesta de burla o de ofensa para nadie, no se trata de un ojo por ojo. La mirada compasiva, piadosa, empática debe primar por sobre cualquier acto egoísta o de poder. El artista no debe pelear en contra de los intentos de mantener la paz; en todo caso su lucha es en contra del caos en todos los sentidos.
Sin duda un error inadmisible que, incluso, ha costado la destrucción de la obra y, esta semana, la renuncia de la directora general de documenta Sabine Schormann, con 18 años de experiencia en el ámbito cultural y directora de documenta desde 2018. Desde luego esta vergonzosa situación ha colocado a documenta, a Kassel y a Alemania como un sitio permisivo e incluso posible semillero de nuevos actos de racismo. Contraste doloroso para quienes veían venir un triunfo en las intenciones del colectivo Ruangrupa y su lumbung como un modelo artístico de colectividad, generosidad, humor, confianza, independencia, curiosidad, perseverancia, regeneración, transparencia, suficiencia y conectividad; y qué decir de las intenciones de los artistas invitados que, lejos de utilizar un lenguaje de odio, han trabajado arduamente en generar una inclusión, consciencia, cuidado mutuo, valores compartidos, rituales colectivos que parecen anunciar que aún podemos tener la esperanza de vivir en un mundo mejor.
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