Los manifestantes acusan al Presidente Gotabaya Rajapaksa y a su influyente familia de desviar dinero de las arcas del Gobierno durante años, y aseguran que su Gobierno aceleró el colapso del país al manejar mal la economía, por lo que exigieron su renuncia y la lograron.
Por Krutika Pathi y Krishan Francis
COLOMBO, Sri Lanka, 14 de julio (AP).— Los manifestantes se retiraron el jueves de edificios gubernamentales de Sri Lanka, con lo que el país sumido en una profunda crisis económica entró en una tensa calma, y el asediado Presidente Gotabaya Rajapaksa finalmente envió por correo electrónico la renuncia que los inconformes habían exigido durante meses.
Rajapaksa huyó del país el día anterior ante la presión de los manifestantes indignados por el colapso económico de la nación isleña. Presentó su renuncia un día después de lo que había prometido, según un funcionario.
Pero con una oposición dividida y confusión sobre quién está al mando, la solución a los muchos problemas del país no parece estar más cerca tras la salida de Rajapaksa. Además, el Presidente ha hecho enfurecer más a las multitudes al nombrar al Primer Ministro como gobernante interino.
Los manifestantes han presionado para que ambos funcionarios se vayan y que un Gobierno de unidad atienda las calamidades económicas que han provocado escasez generalizada de alimentos, combustibles y otros productos de primera necesidad.
La manera provisional en que se dio la renuncia sólo contribuyó al descontento. Un colaborador del presidente del Parlamento emitió un comunicado en el que indicó que el funcionario había recibido la renuncia del mandatario a través de la Embajada de Sri Lanka en Singapur, pero no hubo un anuncio oficial de inmediato.
El viernes se tiene programado hacer el anuncio oficial, una vez que se verifique la autenticidad y legalidad de la carta, se afirma en el comunicado.
Al correr la noticia de la renuncia, multitudes entusiasmadas se reunieron cerca de la oficina presidencial para celebrar. Docenas de personas bailaron, vitorearon y ondearon la bandera nacional, y dos hombres cantaron en un pequeño escenario.
El ambiente era festivo, con personas silbando y meciéndose al compás de la música mientras otras gritaban ante un micrófono que querían un mejor gobierno.
"Es muy importante tener este tipo de validación", dijo Viraga Perera, un ingeniero que ha estado en las protestas desde abril. "En la escala global, hemos encabezado un movimiento que derrocó a un presidente con uso mínimo de la fuerza y la violencia. Es una mezcla de victoria y alivio".
Los manifestantes acusan a Rajapaksa y a su influyente familia de desviar dinero de las arcas del Gobierno durante años, y aseguran que su Gobierno aceleró el colapso del país al manejar mal la economía. La familia rechaza las acusaciones de corrupción, pero Rajapaksa reconoció que algunas de sus medidas contribuyeron a la crisis.
Meses de protestas alcanzaron su punto más álgido el fin de semana, cuando los manifestantes irrumpieron en la residencia y en la oficina del Presidente, así como en la residencia oficial del Primer Ministro Ranil Wickremesinghe.