Después de dos meses de intensa cuarentena en varias ciudades en China debido al repunte de contagios por COVID-19, los casos han descendido significativamente, por lo que el Gobierno chino ha reanudado muchas de las actividades públicas.
BEIJING, 30 de junio (AP).— Shanghái levantaba medidas el jueves para permitir que los comensales volvieran a los restaurantes y el parque Disney Resort pudiera reabrir, ya que la cifra de casos de COVID-19 en la ciudad más grande de China se mantenía a cero tras más de dos meses de cuarentenas.
Las autoridades chinas elogian su dura política de “cero COVID” por frenar los contagios y las muertes por el virus, pese al enorme coste para la economía china y a las interferencias con la economía china y las cadenas internacionales de suministro dependientes de la capacidad china de manufactura y transporte.
China ha defendido varias veces su estrategia y afirma que la mantendrá al menos hasta la primavera de 2023, cuando se espera que el presidente, Xi Jinping, sea confirmado para un tercer mandato de cinco años al frente de la segunda economía mundial, que también es un competidor creciente para Estados Unidos en la región del Indopacífico.
En declaraciones recogidas por la Agencia Noticiosa Xinhua, Xi dijo el miércoles que la política china contra el virus ha “protegido las vidas y la salud de la gente de la mayor manera”.
Xi hizo esos comentarios durante una visita a la ciudad china de Wuhan, donde se detectó por primera vez el virus a finales de 2019 antes de una pandemia que ha dejado más de 6,3 millones de muertos en todo el mundo, según un conteo de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos.
“Si China hubiera adoptado la política de ‘inmunidad de rebaño’ o una estrategia de poca intervención, dada su gran población, el país habría enfrentado consecuencias catastróficas”, dijo Xi, según declaraciones citadas por la agencia oficial Xinhua.
Como Xi se ha identificado mucho con la estrategia de cero COVID, un paso atrás se percibiría como vulnerabilidad política del mandatario cuando intenta reafirmar su control sobre el país y su influencia en el extranjero.
Pese al levantamiento de restricciones, aún hacía falta mostrar un resultado negativo en COVID-19 para acceder a la mayoría de espacios públicos en Shanghái y otras ciudades.
Amber Liu, residente en Shanghái, dijo que llevaba mucho tiempo deseando salir de la ciudad para visitar destinos turísticos en China, como las playas en la isla tropical de Sanya o las montañas y desiertos de Yunnan, Tíbet y Xinjiang. Las restricciones de cuarentena aún lo hacían difícil, si no imposible, señaló.
“Es una clase de normalidad engañosa”, dijo Liu. “Creo que la vida es surrealista ahora. Parece que aún queda mucho camino antes de una recuperación completa [...]. Todo el mundo está resignado a la situación”.