La comunidad jesuita celebró una misa de cuerpo presente de los sacerdotes Joaquín Mora Salazar y Javier Campos Morales en templo del “Sagrado Corazón de Jesús” en Chihuahua.
Ciudad de México, 25 de junio (SinEmbargo).- La comunidad jesuita pidió este sábado al Presidente Andrés Manuel López Obrador revisar su estrategia de seguridad durante la misa de cuerpo presente de los sacerdotes asesinados al interior de la iglesia del pueblo de Cerocahui, en el municipio de Urique, en Chihuahua.
Luego del homicidio de sus compañeros Joaquín Mora Salazar y Javier Campos Morales, el sacerdote jesuita Javier Ávila externó desde el templo del «Sagrado Corazón de Jesús» en Chihuahua, que México es un país “invadido por la violencia y por la impunidad”.
“Respetuosamente pido, pedimos, al señor Presidente de la República, revise su proyecto de seguridad pública. No vamos bien y esto es clamor popular”, expresó el religioso.
“Los abrazos ya no nos alcanzan para cubrir los balazos”, agregó entre aplausos de los presentes.
⛪️✝️ En unos minutos inicia la misa de cuerpo presente en #Chihuahua por el eterno descanso de nuestros hermanos #jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora. 🙏
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El sacerdote también dijo que el asesinato de los jesuitas Mora Salazar y Campos Morales, así como el del guía turístico Pedro Palma no es un hecho «aislado» en un país donde hay «miles de dolientes sin voz que claman justicia».
Para concluir la ceremonia religiosa, el padre Ávila recordó las palabras del Papa Francisco dirigidas a la comunidad jesuita al final de su audiencia general semanal en referencia al asesinato de dos de sus “hermanos” en una remota iglesia del país: “¡Cuántos asesinatos en México!, fueron sus palabras”.
A la misa asistieron familiares de desaparecidos, comunidades de la Sierra Tarahumara y los exgobernadores, Javier Corral, Patricio Martínez y Fernando Baeza. Los cuerpos serán trasladados para su inhumación.
🙏Javier, el gallo, me dijo: “Provincial, ésta es mi vida, de aquí yo quiero salir solo en ataúd”; por su parte, Joaquín me dijo: “Aquí quiero morir”..
Luis Gerardo Moro Madrid, SJ, durante la misa de cuerpo presente. #JesuitasMexico pic.twitter.com/wqvuG2thWY— Jesuitas México (@Jesuitas_Mexico) June 25, 2022
JESUITA PIDEN ATENDER VIOLENCIA QUE ACECHA LA SIERRA TARAHUMARA
El miércoles, la comunidad jesuita en México también hizo un llamado al Presidente López Obrador para atender de fondo el problema de la violencia que acecha desde hace varios años a la sierra Tarahumara, luego del asesinato de los sacerdotes jesuitas.
“Nuestro llamado por la justicia tiene que ver con una atención de fondo a la situación que se vive desde hace mucho tiempo en la sierra Tarahumara que no ha sido atendida, que no hay estrategias para atenderlas y como el mismo Presidente ha dicho, es una región donde hay una presencia fuerte del crimen organizado y lo hemos tenido claro, eso no está bien y se tiene que hacer algo ahí”, dijo Hernán Quezada, integrante del equipo de gobierno de la comunidad jesuita en entrevista con Álvaro Delgado y Alejandro Páez en el programa Los Periodistas que se transmite por YouTube a través del canal de SinEmbargo Al Aire.
Hernán Quezada indicó que el asesinato de sus compañeros jesuitas es producto de años de deterioro de la vida y seguridad en la sierra Tarahumara. Además, dijo, este hecho demuestra que la violencia ha llegado a un punto en el que ha sobrepasado ciertos límites que se creían irrompibles, como el atentar contra la vida de dos sacerdotes.
“No es problema únicamente el asesinato, sino es resultado de muchos años de deterioro de la vida de las personas, de la seguridad en la sierra Tarahumara, es una exacerbación de la violencia que hoy la vemos expresada en esta situación, no al punto de que fueron asesinados dos sacerdotes solamente, sino que eran Joaquín y Javier dos jesuitas que tenían décadas en la sierra Tarahumara, que tenían una autoridad moral entre la gente, que hablaban la lengua, sumamente amados, respetados por toda la gente de la región y el ser alcanzados por la violencia cruza una línea que nos muestra esta exacerbación de la violencia, este rompimiento de ciertos límites que a lo mejor imaginábamos, pero que hoy nos queda muy claro que se desdibujaron”.
La Compañía de Jesús confirmó el jueves que los dos cuerpos hallados por las autoridades de la Fiscalía General de Chihuahua correspondían a los sacerdotes jesuitas asesinados el lunes.
Mediante un comunicado, los jesuitas de México detallaron que durante la madrugada del 23 de junio un integrante de la comunidad y un representante del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez confirmaron ante las autoridades la identidad de los cuerpos que fueron encontrados. En cuanto al guía de turistas en la Sierra Tarahumara, identificado como Pedro Palma, también fue identificado por sus familiares.
JESUITAS CONOCÍAN A SU ASESINO, LÍDER CRIMINAL SERRANO “FUERA DE SÍ, ALCOHOLIZADO”
Hace 50 años, cuando en la sierra Tarahumara en el noroeste de México ni siquiera había carreteras, el sacerdote jesuita Javier Campos recorría las montañas y profundos cañones en motocicleta para apoyar a las comunidades indígenas pobres y marginadas.
Su compañero, el religioso Joaquín Mora, trabajó muchos años a su lado y a lo largo de más de dos décadas en la sierra vio cómo esas tierras, cercanas a la frontera con Estados Unidos, fueron llenándose de miembros del crimen organizado que plantaban amapola o marihuana.
Los religiosos, de 79 y 80 años, eran personas respetadas por todos en la sierra hasta el lunes, cuando fueron asesinados junto a un laico en la iglesia de la comunidad de Cerocahui.
López Obrador reconoció el miércoles que el atacante fue identificado y que tenía una orden de captura desde 2018 por el homicidio de un turista estadounidense. Nadie lo había detenido.
Campos, nacido en la Ciudad de México y apodado “El Gallo” por lo bien que imitaba a ese animal y lo que le gustaba cantar, y Mora, conocido por el diminutivo de “Morita”, estaban totalmente integrados a los indígenas tarahumaras (o rarámuris), hacían labor social, defendían su cultura y promovían los servicios básicos y la educación.
Eran “figuras de autoridad moral, personas que generaban equilibrios en la comunidad”, dijo el martes por la noche el también jesuita Jorge Atilano durante una misa en la capital del país. “Su palabra era tomada en cuenta”. Sin embargo, esos equilibrios que durante mucho tiempo lograron que la violencia no los tocara en forma directa, se rompieron el lunes.
Los sacerdotes conocían a su asesino porque era un líder criminal local, explicó otro jesuita veterano de la sierra, Javier Ávila. En una entrevista a una radio local que él ayudó a fundar comentó que el agresor estaba “fuera de sí, alcoholizado” y que aunque después de los primeros disparos uno de los religiosos intentó calmarlo, no lo logró.
Primero mató al laico, identificado por las autoridades como un guía turístico local, luego a uno de los sacerdotes que acudió en su ayuda y después al tercero. Lanzó los cuerpos a una camioneta y se los llevó pese a las súplicas de un tercer cura que sobrevivió y contó lo sucedido.
-Con información de AP