Después de dos meses en que la ciudad china estuvo bajo un estricto confinamiento para buscar el freno abrupto de los casos de COVID-19, las y los residentes de Shanghái al fin pudieron salir a las calles para intentar rehacer sus actividades cotidianas.
Por Emily Wang Fujiyama
SHANGHÁI, 1 de junio (AP).— Residentes de Shanghái visitaron el miércoles el paseo marítimo y salieron a comer y beber en calles patrulladas por la policía, mientras la gente en la ciudad más grande de China disfrutaba del levantamiento de su dura cuarentena de dos meses contra la COVID-19.
El confinamiento lastró la economía nacional y confinó a millones de personas a sus hogares. Su inflexible y a menudo caótica aplicación provocó protestas presenciales y en internet que rara vez se ven bajo el estricto Gobierno autoritario chino.
El servicio de metro y autobús se restauraría por completo el miércoles, al igual que las conexiones ferroviarias básicas con el resto de China. Aun así, más de medio millón de personas en la ciudad de 25 millones de habitantes seguían confinadas o limitadas a zonas designadas de control porque aún se detectaban casos del virus.
El Gobierno indicó que todas las restricciones se levantarían de forma gradual, pero los comités de vecindarios aún tenían un poder considerable para imponer medidas en ocasiones arbitrarias y contradictorias.
Eso no impidió a la gente salir a la calle para comer y beber ante la policía desplegada para disuadir de grandes aglomeraciones.
Tras un largo confinamiento, que para algunos se ha alargado más de tres meses, Shanghái es libre desde hoy. Y así lo han celebrado de madrugada. Algunos también han lanzado fuegos artificiales. Y no es para menos.pic.twitter.com/xvo2xzCFf5
— Zigor Aldama 齐戈 (@zigoraldama) June 1, 2022
Cao Yue, que trabaja en la afectada industria turística, dijo que era una alegría ver “mucha gente a mi alrededor en la calle”.
Cao dijo que los últimos dos meses de confinamiento habían sido una experiencia deprimente.
“Al principio de la cuarentena me pesaba mucho el corazón porque no sabía qué hacer y era difícil comprar comida al principio”, dijo. “Era bastante deprimente estar encerrado en casa y ver a toda Shanghái confinada”.
Lu Kexin, una estudiante de secundaria que visitaba el paseo marítimo, conocido como el Bund, por primera vez desde marzo, dijo que se había vuelto loca atrapadas en casa tanto tiempo. “Estoy muy feliz, extremadamente feliz, completamente, demasiado feliz”.
Las escuelas reabrirán de forma parcial y para alumnos que deseen regresar, mientras que centros comerciales, supermercados, tiendas de alimentación y farmacias reabrirán de forma gradual a un máximo del 75 por ciento de su capacidad. Cines y gimnasios permanecerán cerrados.
Las autoridades de salud reportaron el miércoles apenas 15 casos nuevos de COVID-19 en Shanghái, en comparación con el récord de unos 20.000 casos diarios en abril. En los últimos días, las autoridades parecían haber acelerado la retirada gradual de las restricciones.
Unos pocos mercados y centros comerciales han reabierto, y algunos vecinos recibieron permisos para salir unas pocas horas al día.
La cuarentena ha provocado un éxodo de residentes chinos y extranjeros. Se formó una multitud fuera de la estación de ferrocarril de Hongqiao, donde sólo se habían reanudado algunos servicios de tren.
Auunque el resto del mundo ha ido abriendo, China se ha atenido a su estrategia de “cero COVID”, que requiere cuarentenas, pruebas masivas y aislamiento en instalaciones centralizadas para cualquiera que esté contagiado o haya estado en contacto con alguien que diera positivo.