Para Gray, Armageddon Time es una película de época sobre el presente, y un regreso a casa tras dos películas que se desarrollan muy lejos: el Amazonas en The Lost City of Z y el espacio exterior en Ad Astra.
Por Jake Coyle
CANNES, 22 de mayo (AP).— Cuando el público del Festival de Cine de Cannes se puso de pie para aplaudir el agudo drama autobiográfico Armageddon Time de James Gray, sobre la infancia del director Queens en la década de 1980, se le entrecortó la voz al dirigirse a la multitud.
“De alguna manera es mi historia”, dijo Gray. “Y ustedes la compartieron conmigo”.
“Me tomó todo mi autocontrol no estallar en lágrimas”, dijo Gray, aún recuperándose al día siguiente en Cannes. “Ha sido un viaje realmente extraño hacer la película y mi padre murió hace dos meses de COVID. Todo el proceso ha estado cargado y lleno de emoción”.
Armageddon Time, protagonizada por Anthony Hopkins, Anne Hathaway y Jeremy Strong, ha causado revuelo en Cannes como ninguna otra película estadounidense este año. La cinta de Gray, que Focus Features distribuirá en Estados Unidos este año, ha sido recibida como un tierno triunfo para el cineasta de The Immigrant (El sueño de Ellis) y Ad Astra (Ad Astra: hacia las estrellas), no sólo por su detallada excavación de su infancia, sino por la forma en que reexamina su propio privilegio blanco al crecer y cómo la raza y el dinero pueden mover la balanza en los años formativos de un joven.
Paul Graff (Banks Repeta), inspitado en Gray, es un estudiante de sexto grado en una familia judía de clase media. En la escuela, su Johnny (Jaylin Webb) es un niño negro con menos ventajas al que tratan diferente que a Paul. Cuando la familia de Paul decide enviarlo a una escuela privada, la brecha solo crece. Hacer comparaciones con la desigualdad actual no es difícil. En la escuela privada, Jessica Chastain hace un cameo como Maryanne Trump, hermana del expresidente Donald Trump y asistente del fiscal federal.
Para Gray, Armageddon Time es una película de época sobre el presente, y un regreso a casa tras dos películas que se desarrollan muy lejos: el Amazonas en The Lost City of Z (Z. La ciudad perdida) y el espacio exterior en Ad Astra.
Gray conversó con The Associated Press sobre su nueva obra en la Riviera Francesa. Las respuestas fueron editadas para mayor brevedad y claridad.
AP: ¿Cuándo empezó a formarse en tu cabeza Armageddon Time?
GRAY: Estuve en una exposición de arte en Los Ángeles hace cinco años. Pintado en la pared decía: “La historia y el mito comienzan en el microcosmos de lo personal”. Había hecho esta película antes en la que iba al espacio. Fue una película muy difícil de hacer y una película muy difícil de completar. El resultado final no fue del todo mío. Esa fue una experiencia muy triste para mí. Quería tratar de redescubrir mi amor por el medio y por qué quería hacer esto en primer lugar. Dije: “Al diablo, haré la película más personal posible”.
AP: Ha dicho que 1980 fue uno de los años más cruciales en la historia de Estados Unidos. ¿Lo dice por la elección de Reagan?
GRAY: La gente no recuerda que él hizo campaña en Philadelphia, Mississippi, que es donde Goodman, Schwerner y Cheney fueron asesinados por el (Ku Klux) Klan. Y él comenzó a hablar de los derechos de los estados. Sabía exactamente lo que hacía. Entiendo que no salió a decir la palabra N (un insulto racial). No salió a ser un completo Trump. Pero ese era su propósito. Siento que eso fue plantar las semillas de una especie de idea corporativista, egoísta, de arriba hacia abajo y francamente arraigada en la idea del racismo del capitalismo estadounidense que no nos ha abandonado por completo desde entonces. Cuando propones un sistema que tiene que ver con el dinero, tiene la base de la opresión incorporada. No comenzó con la esclavitud. Comenzó con los indígenas que básicamente fueron vaporizados. Somos muy buenos para el genocidio.
AP: Estos no suelen ser los temas de introspección comunes en las películas de memorias.
GRAY: Todo esto se trata de cuál es la estructura económica real del país. Sentí que eso tendría poder en un contexto muy pequeño, que es el traslado de un niño de una escuela pública a una escuela privada y cómo todos hacemos nuestra parte para (grosería) las cosas. En otras palabras: “Haré este compromiso ético ahora. Voy a contribuir un poco al compromiso ético”.
AP: ¿Pensaba algo de esto mientras lo vivió de niño?
GRAY: Cuando era niño, nunca pensé en los niveles del capitalismo, cómo si alguien está allá arriba significa que alguien tiene que estar allá abajo. Conocí a 48 niños en una clase, algo está mal. Pero aquí está el detalle: ¿Por qué a la gente en nuestro país no le indigna que la educación pública esté financiada con los impuestos locales a la propiedad? Deberían estar quemando las legislaturas estatales por eso. El sistema se congratula diciendo básicamente: hagamos una película de superhéroes, pero pongamos una persona trans en ella. Está bien, excelente, pero eso no resuelve el problema. Hay que revisar el sistema en sí y entender que se basa en la opresión brutal de un grupo para sobrevivir.
AP: Su película tuvo una recepción entusiasta aquí en Cannes. ¿Ha pensado cómo será recibida en Estados Unidos?
GRAY: Estoy seguro de que habrá gente que odie la película. Pero como estadounidense, siento una sensación particular de pérdida de que nosotros, como cineastas, no estamos tan dispuestos a confrontar las ideas de clase. Una de las cosas más sorprendentes de lo que hizo Francis Ford Coppola en esa película es cómo presenta una imagen tan vívida de la podredumbre del capitalismo. Mira “Jaws" ("Tiburón"). Ese alcalde mantiene las playas abiertas sin importar lo que pase.
AP: ¿Estuvieron los Trump involucrados realmente en su experiencia en la escuela privada?
GRAY: Seguro que lo sí. Si tuviera mi anuario de bachillerato te mostraría la junta directiva con Frederick Christ Trump en la foto. Caminaba por los pasillos de la escuela. Su hija (Maryanne) dio un discurso en la escuela que hice que mi hermano recordara lo mejor que pudo y yo recordé lo mejor que pude y comparamos notas. Eran muy similares.
AP: Usted es un cineasta considerado un clasicista dedicado a hacer un tipo de cine personal para la gran pantalla. ¿Alguna vez se ha sentido parte de una especie en extinción?
GRAY: Es mi obligación seguir tratando de hacer el trabajo que hago. No por egoísmo o cualquier sentimiento de “soy el mejor” o algo así, sino por el tipo de cine que me gusta, y me gustaría pensar que hay al menos alguien a quien también le gusta. ¿Y quién habla por ellos? La pregunta es: ¿Vas a perseguir con pasión lo que sueñas, lo que esperas? ¿O te vas a rendir? Me encantaría ser más rico o más poderoso o lo que sea. Pero si no va a ser así, estoy bien con eso. Prefiero simplemente perseguir mis sueños.