Economía

Ven receta mexicana

La guerra agravará el panorama de Latinoamérica; el FMI pide que se apoye a pobres

01/05/2022 - 7:00 pm

Los pronósticos del FMI surgieron a unos días de que el Banco Mundial bajara sus previsiones de crecimiento para la región al 2.3 por ciento debido a la guerra en Ucrania, y advirtió que los países deberán implementar reformas de fondo si no quieren volver a retroceder a niveles históricamente bajos de crecimiento. Las proyecciones actuales equivalen a niveles de crecimiento de la década de 2010 y son unas de las más reducidas a nivel mundial.

Ciudad de México, 1 de abril (SinEmbargo).– El Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó la semana pasada las más recientes Perspectivas Económicas de América Latina y el Caribe y advirtió que la situación en la región podría empeorar y bajar a niveles alarmantes debido a la guerra en Ucrania, la aceleración de la inflación y condiciones financieras más restrictivas, por lo que llamó a los gobiernos de la región a enfocarse en los sectores más pobres y vulnerables de la población y dejar que los precios internos se ajusten a los internacionales.

El FMI recalcó que como parte de las acciones que deben tomarse para garantizar la cohesión social y reducir el riesgo de tensión social se necesita un apoyo focalizado y temporal a los hogares vulnerables y de bajo ingreso, y dejar que los precios internos se ajusten en función de los precios internacionales.

La focalización en la población más pobre es una de las políticas principales del Gobierno de México a cargo de Andrés Manuel López Obrador, quien enfatizó el discurso al inicio de la pandemia de COVID-19.

“La guerra en Ucrania está convulsionando la economía mundial y elevando la incertidumbre en torno a las perspectivas de América Latina y el Caribe. Todos los países están enfrentando por la guerra precios más altos, especialmente de alimentos y energía, que están afectando desproporcionadamente más a los pobres”, dijo Ilan Goldfajn, director para el Departamento del Hemisferio Occidental del FMI en la presentación del informe.

De acuerdo con los pronósticos presentados, luego del repunte de 6.8 por ciento del Producto Interno Bruto regional en 2021, el FMI proyecta que la actividad económica caerá a 2.5 por ciento en 2022 y se mantendrá en ese mismo nivel el año próximo.

Además señaló que el impacto de la guerra será desigual pues en América del Sur la caída será más pronunciada, de un 2.3 por ciento este año y un 2.1 por ciento en 2023; mientras que países que exportan materias primas —como Guyana, Surinam y Trinidad y Tobago— se verán favorecidos con un repunte de 20.2 por ciento de su PIB en 2022, que caería a 16.4 por ciento en 2023; mientras que el AL-5 (compuesto por Brasil, Chile, Colombia, México y Perú) pasará de un PIB de 6.3 por ciento a 1.9 en el año en curso y 2.1 por ciento para 2023.

En el caso específico de México, su PIB pasó de 4.8 por ciento en 2021 a 2.0 por ciento en este 2022 y se espera un ligero repunto en 2023, con lo que quedaría en un PIB de 2.5 por ciento. Con estas cifras, México se colocaría como el tercer país más afectado de la región, sólo por detrás de Brasil, que pasó de 4.6 por ciento en 2021 a 0.8 por ciento en 2022 y a 1.4 por ciento en 2023,  y Chile, que cayó de 11.7 por ciento en 2021 a 1.5 por ciento en 2022 y que se espera quede en 1.4 por ciento en 2023. También recordó que todos los países más grandes de la región, excepto México, en 2021 volvieron a sus niveles de PIB previos a la pandemia.

El FMI también prevé que Perú pasará de 13.3 por ciento en 2021 al 3 por ciento en 2022; Argentina, en tanto, retrocederá de 10.2 por ciento de 2021 a 4 por ciento este año y Colombia de 10.6 por ciento a 5.8 por ciento.

De acuerdo con el FMI, la repercusión de la guerra en Ucrania pegará de manera desigual en los países de América Latina. Foto: Perspectivas Económicas para las Américas, FMI.

Ilan Goldfajn explicó en la presentación del informe que las políticas monetarias más restrictivas de la Reserva Federal estadounidense podrían afectar las condiciones financieras internacionales aumentando los costos. Esto, a su vez, aceleraría la salida de capitales de la región en momentos en que algunos países necesitan financiamiento público y externo y existen limitadas fuentes para financiar inversiones. Por otra parte, la desaceleración también más pronunciada de la actividad económica en China podría impactar en el precio de las exportaciones y el comercio en la región, ensombreciendo las perspectivas de crecimiento.

Varios gobiernos han implementado medidas desde que estalló la guerra, sobre todo focalizadas en impuestos pero que incluyen también reducciones impositivas y aranceles de importación, límites de precios y transferencias sociales. Sin embargo, el Fondo advirtió que previo a la guerra en Ucrania, la recuperación de la zona ya se encontraba desacelerándose y estancándose, especialmente por las políticas monetarias más estrictas que se han impuesto en EU.

El FMI resaltó en su estudio que si bien en febrero ya habían disminuido las presiones de fallas en las cadenas de suministro, el conflicto entre Rusia y Ucrania podrían complicar el panorama, provocando mayores aumentos en la inflación interna. Así mismo, en América Latina se ha visto un aumento inflacionario en todos los países, el cual se ha agudizado con el paso del tiempo. De acuerdo con una gráfica del FMI, tanto la inflación subyacente como los alimentos y las energías se han encarecido desde enero de 2021. Además apuntó que si bien los factores globales, correlacionados a los precios de las materias primas, explican tres cuartas partes de la inflación general promedio de los países de Latinoamérica, la inflación de los bienes básicos contribuyó tal como ahora lo hace también la inflación de los servicios básicos.

Por ello, en el análisis del Fondo se recalcó que las consolidaciones fiscales que salvaguardan la educación y el gasto en salud tienen una mejor clasificación en términos de apoyo al crecimiento y la equidad. En ese sentido, el FMI recomendó a los países latinoamericanos y caribeños que garanticen la sostenibilidad de sus finanzas públicas para mantener su credibilidad en los mercados y reconstruir espacio fiscal, pero siempre protegiendo a las poblaciones más vulnerables.

El FMI aseveró que los gobiernos de América Latina deben desplegar políticas que reduzcan el impacto inflacionario en los hogares más pobres. Foto: Perspectivas Económicas para las Américas, FMI.

Goldfajn explicó en la presentación del informe que existen muchos gastos públicos que no van dirigidos a las capas más vulnerables de la población, y que es ahí donde deben centrarse los ajustes fiscales de lo países. Gastos corrientes y subsidios generalizados, así como impuestos indirectos, por ejemplo, son áreas en las que estos países pueden avanzar hacia la consolidación fiscal sin necesidad de tocar programas sociales clave, sanidad, educación e inversiones públicas, apuntó el director regional del FMI.

A corto plazo, sugirió que se apueste por una «consolidación inclusiva» que ayuden a aumentar y orientar mejor la asistencia social, proteger la salud, la educación y la inversión pública; al mismo tiempo, reducir el gasto ineficiente y mejorar el diseño de los impuestos sociales. Mientras que a largo plazo, el FMI consideró que se necesita un impulso al crecimiento potencial sustentado en la eliminación de rigidez en el mercado laboral, en mejorar las leyes de competencia e invertir en capital humano.

MÉXICO CONTRA LA INFLACIÓN 

En su presentación, el FMI comentó que con el estallido del conflicto Rusia-Ucrania, varios países de la región han actuado para contener los efectos del aumento de los precios en los grupos vulnerables, con medidas que van desde la reducción de impuestos y aranceles de importación hasta límites de precios o transferencias sociales.

Precisó que cerca del 40 por ciento de los países han introducido nuevas medidas, sobre todo por el lado de los impuestos, con un costo fiscal medio estimado equivalente al 0.3 por ciento del producto interno bruto de este año.

En esa línea, el Gobierno de México anunció  un plan enfocado en el control de la inflación del país, con el cual se pretende posicionar a México en niveles bajos de inflación, a comparación de otros países.

“Es un desajuste mundial que se precipitó con la pandemia y luego se agravó con la guerra [entre Rusia y Ucrania]”, mencionó el Presidente López Obrador en la conferencia matutina del pasado 25 de abril.

Este miércoles fijó como fecha el próximo 4 de mayo para presentar de manera formal y detallada el «plan antiinflacionario«, pero adelantó que no dejará que se incrementen los precios de gasolina, gas, diésel y electricidad; y dijo que se está considerando impulsar las actividades productivas, entre ellas el sembrar alimentos, por lo que exhortó a los campesinos a cosechar frijol, maíz y otros productos básicos para enfrentar la carestía con el autoconsumo.

“Estamos considerando el impulso a las actividades productivas, sobre todo lo que tiene que ver con la siembra de alimentos, aquí también aprovecho, no voy a dejar pasar la ocasión para exhortar, llamar de manera respetuosa a los campesinos para que se siembre maíz, frijol, lo básico porque se enfrenta la carestía, se enfrenta la inflación con el autoconsumo, no sólo con la producción comercial. Si somos autosuficientes en alimentos, vamos de gane, no es lo mismo comprar el frijol, el maíz, que tenerlo”, aseveró.

El mandatario insistió en que se tomarán las medidas necesarias para garantizar que se den precios justos de al menos 24 productos de consumo básico.

Junto con el fortalecimiento de la producción de alimentos, también busca que se presenten facilidades para que haya libre mercado, sin aranceles y que sea posible la adquisición de productos de la canasta báscia en el extranjero.

“En eso está ahora mi preocupación y desde luego mi ocupación en el control de la inflación porque eso daña mucho, eso afecta la economía popular”, expuso López Obrador.

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De acuerdo con su estudio Prioridades y reformas para el gasto social en México, publicado en enero del año en curso, la tasa de pobreza aumentó del 41.9 por ciento al 43.9 por ciento sólo de 2018 a 2020, mientras que el número de personas sin acceso a servicios de salud se disparó en 12 puntos porcentuales de la población.

El organismo internacional añadió que, según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), de no haberse incrementado el gasto de los programas sociales los indicadores de pobreza hubieran crecido hasta el 45.9 por ciento, es decir, 2.5 millones de personas adicionales.

El Fondo Internacional apuntó que en general, los estados con índices de pobreza más altos y menores ingresos per cápita recibieron mayores cantidades de asistencia social del Gobierno federal, pero esto se relaciona con que las familias pobres tienen más probabilidades de verse afectadas por las futuras secuelas económicas de la pandemia; por ejemplo, indicó, pérdidas de aprendizaje debidas a las grandes diferencias en el acceso a Internet, según grupos de ingreso.

El FMI rescató que debido a los esfuerzos desplegados en los programas sociales, la pobreza laboral se redujo, pero ésta aún continúa siendo desigual ya que en el caso de los hombres la contracción fue de 4.5 puntos porcentuales, mientras que para las mujeres sólo fue del 2.6 por ciento.

“Aunque la respuesta del Gobierno a la pandemia fue enfocada en contener el aumento de la deuda pública, el aumento del gasto en programas sociales, que se presupuestó predominantemente antes de la pandemia, parece haber mejorado un poco el efecto de la pandemia sobre la pobreza. […] Hay que tener en cuenta que el análisis indaga en una comparación entre presupuesto de 2020 frente al de 2019, que incluye aumentos planificados y, entre otros factores, relacionados con COVID-19. Los datos agregados a nivel federal sugieren que una parte significativa del aumento ya estaba presupuestado antes de la pandemia”.

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Por ello, el organismo internacional consideró que México puede aplicar una serie de cambios regulatorios en materia fiscal y afinar la eficiencia del gasto público, de manera que se pueda ampliar la capacidad del Gobierno para distribuir recursos.

“El aumento del gasto social y de su eficiencia sigue siendo fundamental para reducir las diferencias socioeconómicas y garantizar una recuperación inclusiva, en especial si se suma a reformas que mejoren el empleo y reduzcan la informalidad”, explican los especialistas al final del documento.

Finalmente, el FMI destacó que en el escenario de México es imprescindible y prioritario eliminar las deficiencias en la cobertura y limitar la fragmentación de los programas de asistencia social. También sugirió la existencia de un registro único de beneficiarios y el fortalecimiento de la capacidad administrativa, lo cual “podrían reducir los solapamientos y mejorar la focalización del gasto”.

Valeria González Cervantes
Es feminista y Comunicóloga por la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México. Tiene una gran afición por la lectura de ficción. Comenzó su carrera en La Hora Nacional.
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