La venta de estos productos en farmacias suele deberse a "vacíos legales" y pueden ser dañinos para la salud debido a que no pasan por los lineamientos necesarios para comprobar su eficacia.
Madrid, 18 de abril (Europa Press).- Las estanterías de las farmacias no están repletas de productos de los que 100 por ciento podamos fiarnos, según denuncia la médica, doctora en Ingeniería tisular cardiovascular, y divulgadora Esther Samper en El lado oculto de la farmacia (Planeta).
Dejando clara la idea de que este libro “no es un ataque generalizado a las farmacias o al colectivo farmacéutico”, sí defiende que este manual representa una “defensa contundente” del paciente frente a los múltiples productos que pueden encontrarse en las farmacias, y que en realidad no cuidan de nuestra salud.
Aquí remarca y pide no olvidar que “hay que partir de la idea de que los medicamentos ahora mismo son los productos que pasan por los requisitos más exigentes dentro del mercado”, siendo en su absoluta mayoría “seguros y eficaces”, gracias a los ensayos clínicos que han tenido que superar.
“De entre todos los productos que podrás encontrar en las farmacias, aquellos en los que más puedes confiar, con gran diferencia, son los medicamentos. Hay muy pocos artículos comercializados actualmente que tengan el nivel de exigencia que se demanda a estos productos para la salud. Casi todos que hay en el mercado han demostrado calidad, seguridad y eficacia en ensayos clínicos, para que su comercialización fuera posible.
Además, Europa es una de las regiones del mundo con un sistema más estricto y riguroso a la hora de autorizar medicamentos, por lo que hay muchísimas razones para confiar en ellos”, alega la doctora Samper.
No obstante, alerta después de que en las boticas hay determinados productos cuya eficacia es “dudosa o nula”, “o incluso nula”. En concreto, en una entrevista con Europa Press menciona concretamente a 9 "medicamentos" o productos de “dudosa efectividad”: medicamentos contra gripes o resfriados, antidepresivos, toallitas antibióticas contra el acné, geles hidroalcohólicos, la homeopatía, plantas medicinales, complementos dietéticos y nutricionales, antimosquitos, o diversos condroprotectores que protegen el cartílago frente a enfermedades como la artrosis.
¿POR QUÉ ESTÁN EN LAS FARMACIAS?: LA LEY LO PERMITE
Según resalta, se venden estos medicamentos y productos que no son efectivos para el cuidado de la salud en las farmacias porque “las leyes lo permiten”, igual que se permite que sigan existiendo curanderos, que se encuentran entre la impunidad y el limbo legal, aparte de que los requisitos que tienen que cumplir determinados productos de la farmacia para comercializarse son muy diferentes según en qué grupo se clasifiquen.
En opinión de la doctora Esther Samper, otro factor clave en la “difusión del engaño” de estos productos entre la población es su etiquetado, así como la publicidad difundida por los medios de comunicación.
Asimismo, recuerda que en el mercado persisten “algunos medicamentos dinosaurios que se aprobaron en su día, con unos requisitos más laxos que los actuales”, al tiempo que en los ensayos clínicos algunos fármacos pintan muy bien, si bien cuando entran en circulación en el mercado, “con toda su población diversa, se dan el batacazo con el paso de los años”.
MEDICAMENTOS CONTRA GRIPES O RESFRIADOS
Con todo ello, esta científica apunta en primer lugar a muchos medicamentos para el alivio de síntomas de la gripe y de los resfriados, “desaconsejados con mucha energía” especialmente en el caso de los niños por sus efectos adversos, si bien aún así “se recetan demasiado cuando no están indicados”.
Después, comenta el papel de los antidepresivos, para los que se supone “un gran beneficio” para algunas personas con depresión grave pero que no están indicados en depresiones leves, y depende de qué casos en depresiones moderadas, según precisa. “Como en España la atención psiquiátrica y psicológica es muy limitada se recure a ellos de forma exclusiva, cuando esto no representa una buena atención sanitaria”, lamenta.
También habla de las toallitas antibióticas "Eridosis", un medicamento sujeto a prescripción médica, cuyo principio activo es un antibiótico que se hizo muy popular hace unos años por la publicidad que varias "influencers" realizaron: “En realidad no tiene sentido que se recete porque como tratamiento contra el acné porque su eficacia es prácticamente nula. Ahora mismo la bacteria que se supone que trata tiene muchas resistencias frente a este antibiótico, y no tiene sentido aplicarlo sin otros que minimizan el riesgo de resistencias bacterianas y son mucho más efectivos”.
LOS GELES HIDROALCOHÓLICOS Y COMPLEMENTOS DIETÉTICOS
En cuanto a los geles hidroalcohólicos señala que con la irrupción de la pandemia surgieron en el mercado geles higienizantes de “dudosa eficacia”, cosméticos que no ofrecían las garantías de los biocidas y no estaban obligados a tener efectos desinfectantes. Resalta, por ello, que hay que tener claras las diferencias entre un gel higienizante que no ha sido autorizado por la AEMPS, ni cuentan con actividad desinfectante garantizada, y un gel desinfectante en sí, que sí ha tenido que superar numerosas pruebas en este sentido.
¿Esto significa que todos los geles higienizantes no son útiles frente al coronavirus? Samper recuerda que en el caso de la COVID-19 se ha visto que el contacto en superficies no es tan eficaz a la hora de la transmisión, pero esta higiene de manos sí es importante frente a otras infecciones respiratorias o digestivas.
“Sobre los geles hidroalcohólicos higienizantes con un porcentaje alto de alcohol (a partir de 70 por ciento) podemos estar bastante seguros de que serán útiles para desinfectar las manos (…) Sí pueden tener un efecto contra microorganismos diversos pero no se les exigen los estudios que sí necesitan los geles hidroalcohólicos desinfectantes”, aclara.
Después, Samper indica que se encontrarían los complementos dietéticos, “un caso curioso”, a su juicio, porque por ley tienen prohibido alegar que puedan tratar, prevenir o aliviar enfermedades; si bien, advierte de que se ve constantemente tanto en los medios de comunicación como en las farmacias publicidad “muy engañosa” que sugiere, o directamente indica, que tienen tales beneficios. ¿La consecuencia? Cree que muchas personas pueden confundirlos con medicamentos por esta publicidad con “alegaciones muy engañosas”.
Entre otros mensajes erróneos que se lanzan con estos productos habla de que son capaces de recargar nuestra energía y vitalidad, de reforzar nuestra concentración, o bien de ayudar a nuestro corazón, así como de combatir enfermedades asociadas al cáncer o a la hora de adelgazar. “Los complementos dietéticos suponen un negocio multimillonario en España y, por ejemplo en 2019, el sector alcanzó un valor de mil millones de euros, después de un aumento de las ventas prácticamente constante en la última década. Con la pandemia se dispararon en 2020 todos los récords y las empresas que elaboran estos productos hicieron su agosto”, remarca.
PRODUCTOS HOMEOPÁTICOS: “EL DISFRAZ DE UN NEGOCIO MILLONARIO”
Por otro lado, esta investigadora lamenta que haya en la actualidad todavía muchísimas personas que siguen pensando que los productos homeopáticos son remedios naturales o plantas medicinales, así como inocuos, e igual de eficaces y seguros que los medicamentos, ¿cómo no lo van a ser si se venden en las farmacias? Pues no lo son y, según explica, todo responde a una laguna legal, al tiempo que zanja que, contrariamente a lo que se piense, “en la absoluta mayoría de ocasiones” los productos homeopáticos nada tienen que ver con las plantas medicinales o con las terapias naturales.
“Estos productos se basan en varios principios, uno es que cuanto más diluida esté una sustancia supuestamente más curativa es contra determinadas enfermedades, y entonces nos encontramos con que una amplia mayoría de estos medicamentos no tiene nada de los productos que originalmente se añadieron a las preparaciones. De esta forma encontramos que casi todos tienen excipientes, como la sacarosa o la lactosa y poco más. Inicialmente pueden contener plantas, pero si se diluyen mucho al final no contienen nada de plantas originales”, avisa.
Sí hay excepción, aclara, con ciertos productos que pueden tener plantas medicinales muy poco diluidas, pero alerta de que, en este caso, “no hay ninguna evidencia científica” de que puedan funcionar porque, aunque se llamen medicamentos, los homeopáticos no tienen que pasar por ningún ensayo clínico para demostrar su seguridad y su eficacia, a diferencia de los medicamentos convencionales.
“Están en una especie de laguna legal, porque no cuentan con registro sanitario, no están autorizados en realidad como medicamentos por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), pero sí se autoriza la comercialización de los productos homeopáticos de forma transitoria hasta que pasen los debidos trámites administrativos”, prosigue Samper.
PRODUCTOS ANTIMOSQUITOS
Sobre los productos antimosquitos dice que hay repelentes muy eficaces pero, por alguna razón, también existen productos sin eficacia, y un ejemplo son los que supuestamente funcionan con ultrasonidos: “Ningún estudio ha observado ningún efecto repelente por ultrasonidos, y de hecho asociaciones de consumidores en más de una ocasión han denunciado estos productos, y alguna vez los han retirado del mercado, pero siguen muy presentes”.
También apunta a las pulseras antimosquitos, que sí cuentan con sustancias supuestamente repelentes, pero cuya eficacia es nula o muy limitada porque no pueden ejercer un efecto repelente más allá del sitio donde está la pulsera. “El problema es que a estas pulseras no se les exige un efecto repelente tan eficaz como sí a los que se pueden aplicar directamente a la piel o la ropa, de forma que hay productos en el mercado cuyas garantías contra los mosquitos es prácticamente nula”, denuncia.
PLANTAS MEDICINALES
En último lugar, esta divulgadora científica habla de las plantas medicinales, subrayando que un porcentaje bastante notable de los medicamentos que se emplean en la medicina convencional utilizan principios activos que se encuentran en las plantas. “En torno a un 25 por ciento de los medicamentos que se utilizan comúnmente proceden de plantas”, apostilla. Ahora bien, resalta que esto hay que distinguirlo con respecto a las plantas medicinales, ya sean complementos dietéticos o medicamentos.
En el caso de los complementos dietéticos, Samper destaca que no se les exigen ensayos clínicos, se consideran alimentos, y por ley no pueden decir que tienen propiedades terapéuticas porque está prohibido.
En el caso de medicamentos con plantas medicinales hay que distinguir también dos grupos: aquellos que sí han demostrado eficacia por los ensayos clínicos y que se utilizan en medicina; y después se encontrarían los preparados de plantas medicinales que no se les exigen ensayos clínicos, pero sí cuentan con una experiencia supuestamente de uso terapéutico de al menos 15 años en la UE. “Esto significa que las plantas medicinales tienen una legislación privilegiada, y muchas de ellas no han tenido que demostrar eficacia porque la ley no les exige ensayos clínicos al suponerse que hay una larga tradición de uso que, en muchos casos, no justifica para nada su eficacia”, valora.
Por otro lado, Samper reconoce que uno de los mitos asociados a estos productos es que estas plantas medicinales como son naturales son muy seguras y no es así: “Si tienen un principio activo, un potencial efecto en el cuerpo humano, también lo puede tener como efecto adverso. De hecho, muchas pueden ser muy peligrosas para diversos colectivos como las embarazadas, los niños, los enfermos del hígado, entre otros, y hay que tener mucho cuidado con estos productos en estos colectivos, al mismo tiempo que si estas tomando otros medicamentos. Si alguna persona decide tomarlas debe consultarlo previamente con el médico o con el farmacéutico”.