El estudio se llevó a cabo con el uso de anticuerpos procedentes de supervivientes de la infección por el virus del Ébola que donaron muestras. Este tratamiento puede administrarse incluso en fases avanzadas de la enfermedad.
Madrid, 21 de marzo (Europa Press).- Investigadores del Instituto de Inmunología de La Jolla (LJI), en Estados Unidos, están diseñando mejores terapias para tratar el virus del Ébola y sus "parientes" mortales, según publica en la revista Cell.
A pesar de la confusión de nombres, el virus del Ébola es sólo una especie del género Ebolavirus. Está la especie del virus del Ébola (dos palabras), y luego están el ebolavirus de Sudán, el ebolavirus de Bundibugyo, el ebolavirus de Reston, el ebolavirus del bosque de Taï y el ebolavirus de Bombali.
Todos estos virus son peligrosos, pero hasta ahora los científicos sólo han desarrollado terapias contra el virus del Ébola más conocido. Para salvar vidas, los médicos necesitan terapias de amplio espectro que neutralicen tantas especies de ebolavirus como sea posible.
La doctora Erica Ollmann Saphire, presidenta y directora ejecutiva del LJI, y su socio Rafi Ahmed, doctor de la Universidad de Emory, están a la caza de anticuerpos humanos que se dirijan a lugares vulnerables de todas las especies del virus del Ébola.
El último estudio del equipo muestra que dos ingeniosos anticuerpos humanos pueden dirigirse a dos especies de ebolavirus a la vez: El virus del Ébola y el virus del Sudán. Estas dos especies son las responsables de los mayores y más mortíferos brotes. El nuevo informe sugiere que los investigadores podrían combinar estos dos potentes anticuerpos para crear una potente terapia antiviral.
Asymmetric and non-stoichiometric glycoprotein recognition by two distinct antibodies results in broad protection against ebolaviruses. https://t.co/ckK9QJTrfK
— Dr. Arinjay Banerjee (@sci_questions) March 18, 2022
"Encontrar anticuerpos con esta amplitud es importante porque no sabemos qué virus del género de los ebolavirus va a ser el siguiente en estallar", señala Saphire, que ha codirigido el estudio junto a Ahmed y la doctora Gabriella Worwa, del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas.
Los dos anticuerpos de este estudio proceden de supervivientes de la infección por el virus del Ébola que donaron muestras a los codirectores del estudio en la Universidad de Emory, y los anticuerpos monoclonales contra el Ébola fueron generados por el doctor Carl Davis, de la Universidad de Emory.
Para aprender cómo estos anticuerpos neutralizan los ebolavirus, los becarios postdoctorales del LJI Xiaoying Yu, y Jake Milligan, encabezaron el uso de una técnica de imagen llamada criomicrografía electrónica. Esta técnica les proporcionó una visión clara de cómo los dos anticuerpos, llamados 1C3 y 1C11, se unen a sitios vulnerables en una proteína clave del ebolavirus, llamada glicoproteína.
El equipo se sorprendió al ver que el 1C3 atacaba la glicoproteína de una forma inesperada. En lugar de adherirse a un sitio de la glicoproteína, como una llave en una cerradura, el 1C3 se alojó en una configuración asimétrica, que le permitió bloquear tres sitios de la glicoproteína a la vez.
"Este anticuerpo puede ser superior a su peso--explica Saphire--. El anticuerpo es capaz de bloquear tres sitios del virus al mismo tiempo utilizando diferentes bucles y estructuras para anclarse en cada uno. Eso es notable".
Mientras tanto, el anticuerpo emparejado 1C11 se une a la maquinaria de fusión que el virus utilizaría normalmente para entrar e infectar las células del huésped. Como explica Saphire, debido a que la maquinaria de fusión tiene un trabajo tan crítico, su aspecto es muy similar entre el virus de Sudán y el del Ébola. "Es un sitio de reconocimiento muy amplio y resistente a cualquier escape de anticuerpos --apunta--. Así es como este anticuerpo consigue su amplitud".
Todavía quedan otras cuatro especies de ebolavirus por abordar, pero el virus del Ébola y el de Sudán han causado los brotes más grandes y letales.
Aunque existen terapias con anticuerpos contra el virus del Ébola, algunos de ellos no neutralizan realmente el virus. En su lugar, los anticuerpos se dirigen a una proteína señuelo, llamada glicoproteína soluble, que el virus fabrica.
Afortunadamente, el 1C3 y el 1C11 ignoran el señuelo y van directamente a la estructura de la glicoproteína de superficie del virus. Esto significa que los investigadores podrían utilizar menos anticuerpos para atacar eficazmente el virus del Ébola y el de Sudán. "Si el 80-90 por ciento de lo que hay es una especie de cortina de humo, tener anticuerpos que puedan dirigirse al punto vulnerable es valioso", dice Saphire.
Los dos anticuerpos tenían lo que había que tener y funcionaban muy bien fuera del laboratorio. Los colaboradores del estudio descubrieron que la combinación de 1C3 y 1C11 en una terapia de anticuerpos podía proteger contra el virus del Ébola y la enfermedad del virus del Sudán en primates no humanos, revirtiendo los síntomas graves. "Ambos son anticuerpos muy potentes", dice Yu.
El poder de lucha de los anticuerpos 1C3 y 1C11 podría significar la salvación de más vidas cuando cada segundo es importante. Los efectos de amplio espectro de los dos anticuerpos los convierten en una terapia prometedora para situaciones en las que los médicos no tienen tiempo de averiguar qué especie de Ebolavirus es la responsable.
Y lo que es mejor, estos anticuerpos pueden ser eficaces incluso cuando se administran en una fase avanzada de la enfermedad. Este tratamiento tardío sería muy valioso porque muchos pacientes con el virus del Ébola o el de Sudán ya han avanzado mucho en la infección cuando se les diagnostica.
"Los primeros síntomas del virus del Ébola suelen ser fiebre y dolor de cabeza, que pueden parecerse a muchas enfermedades diferentes -recuerda Saphire--. Un anticuerpo que pueda utilizarse más tarde en el curso de la enfermedad es mucho más útil".
De cara al futuro, el equipo está tratando de averiguar cuál podría ser la dosis más baja. En el ensayo con primates no humanos, incluso la dosis más baja proporcionó una protección del 100 por ciento. Yu afirma que una dosis más baja podría ser igual de eficaz. Se trata de una cuestión importante, ya que una dosis más baja abarataría la producción de la terapia.