Héctor L. Frisbie
17/03/2022 - 12:02 am
Las vacunas. Confianza, política y economía
"El uso de emergencia de las vacunas COVID-19 es un proceso de análisis y aprendizaje. Caer en el engaño discursivo, geopolítico y comercial de nombrar una vacuna como la mejor es al menos una trampa en la que debemos no caer".
Recientemente la profesora Sarah Gilbert y la Doctora Catherine Green, investigadoras y diseñadoras de la vacuna conocida como Oxford-Astra Zeneca, publicaron el libro Vaxxers, término que es el antípoda a los anti-vaxxers, los anti-vacunas. En su libro describen de manera novelada de muy fluida lectura cómo, al estar involucradas en el diseño de cinco vacunas, súbitamente les sorprendió la pandemia COVID-19 y usando el aprendizaje, la técnica y los conocimientos de otras modelos de vacunas se entregaron de tiempo completo al diseño de la vacuna que sería solo una mas de la gran variedad de vacunas que servirían para disminuir el creciente número de casos graves de COVID-19 y disminuiría al mismo tiempo la mortalidad asociada.
El libro dista mucho de ser un manual de biología, ciencia o medicina. Es una novela que narra desde la perspectiva íntima, personal algunas gratas y otras desconcertantes, impresiones al ver cómo el mundo mas allá de ser un conglomerado interesado en resolver un problema global se regionalizó, vieron como los intereses políticos y económicos ensuciaron y contaminaron no sólo la conversación publica sino también afectaron gravemente aspectos tan sensibles como la aceptación a la vacunación.
En el libro se narra cómo al estar escuchando las noticias se describe el proceso de investigación y desarrollo de la vacuna desde historias creadas, mitos y rumores que en el mejor de los casos son apasionados e ignorantes y en el peor están manchados de una clara intención económica y de posicionamiento político.
Las campañas iniciales de los Estados Unidos de América tenían la intención de posicionarse, una vez mas, como el líder mundial, el que lleva la batuta.
Quien era Presidente en ese tiempo, Donald Trump, creó el programa Warp Speed. Una estrategia de aceleración para el diseño, desarrollo y producción masiva de las vacunas “americanas”. Pronto se apropiaron del discurso y todo lo que no fuera dicho en Estados Unidos era rápidamente descalificado incluso por personas reconocidas en la comunidad medica internacional, como el Doctor Fauci. Ante el excesivo sesgo informativo y de propaganda se justificaba diciendo que era “el estilo Trump”. Sin embargo, al ser relevado de la Presidencia, nada cambió y la lucha por apropiarse del discurso y del mercado continuó de manera incesante.
Las doctoras en su libro hacen un reconocimiento a todos y cada uno de los proyectos de investigación y desarrollo de vacunas COVID-19 en diversas partes del mundo. No hay descalificaciones a priori.
El rol del organismo de salud internacional, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha sido asimétrico respecto a las vacunas, por decirlo de manera suave. Mientras mostraba una sorprendente premura por reconocer algunas vacunas, y esto significó un beneficio para un gran número de personas, por otra parte la dilación para reconocer otras tantas vacunas es poco sustentable científicamente y la información desde la OMS explicando esa dilación es ausente.
Hemos visto campañas de desprestigio desde los medios de comunicación y redes sociales para diversas vacunas incluyendo AstraZeneca, Cansino, Sinovac, Sputnik V y algunas otra “no americanas”. Tal pareciera que lo que no se hace o aprueba en Estados Unidos es muy cuestionable y como lo menciona Sarah Gilbert en el libro, cualquier vacuna con mas del 50 por ciento de eficacia es un éxito.
Recientemente hemos visto como la vacuna de Pfizer, la que se ha intentado posicionar como la campeona mundial ahora requiere una cuarta dosis para algunos grupos de personas. Esta vacuna de cierto efectiva ha mostrado caídas importantes en la respuesta inmune convocada pocos meses después de su aplicación, tal pareciera que recibir esa vacuna es mas bien un contrato de membresía que debe renovarse periódicamente, lo que no ha sucedido con otras vacunas.
El uso de emergencia de las vacunas COVID-19 es un proceso de análisis y aprendizaje. Caer en el engaño discursivo, geopolítico y comercial de nombrar una vacuna como la mejor es al menos una trampa en la que debemos no caer. Los esquemas finales de vacunación dosis, intervalos, refuerzos y combinaciones son aun pendientes por resolver al final de este periodo de emergencia.
Aliarse a un equipo, nación o vacuna es una posición emocional mas que científica y quienes hacemos ciencia debemos evitar caer en esa trampa.
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