México

La labor de rastrearlos

Milagros perdió a su hermano. Ahora ella y su mamá buscan a miles por doquier

10/03/2022 - 2:34 pm

Cecilia Flores Armenta y su hija Milagros Valenzuela compartieron que el tener un familiar desaparecido es un camino muy doloroso y desgastante física y mentalmente; a ello –y lo más lamentable– es que también tienen que cargar y luchar contra la apatía, indolencia y ausencia de las autoridades

Ciudad de México, 9 de marzo (SinEmbargo).- Milagros Valenzuela Flores tenía solo 14 años cuando se inició en la búsqueda y rastreo de personas tras la desaparición de su hermano Alejandro en 2015 y, posteriormente el secuestro de su otro hermano, Marco Antonio, en 2019.

Hoy, junto con su madre Cecilia Patricia Flores, forma parte y encabeza un colectivo de mujeres que caminan por calles y carreteras del país, así como rasgan la tierra para hacer el trabajo que las autoridades “deberían estar haciendo:” buscar a miles de personas desaparecidas en el país.

El papel de la mujer es preponderante en la búsqueda de personas desaparecidas y aunque sí participan hombres, en proporción son menos, como se ve en cada uno de los colectivos en donde la presencia de ellas es decisiva. Tampoco hay una cifra exacta del total de civiles que participan en estas tareas ni un registro total del número de colectivos.

Para buscadoras como Cecilia Patricia Flores y su hija Milagros Valenzuela la marcada diferencia entre hombres y mujeres en la búsqueda es una de sus principales interrogantes, según compartieron en entrevista con SinEmbargo, mientras se encontraban en Jalisco apoyando a colectivos de esa entidad en una jornada de rastreo y hallazgos de fosas clandestinas.

“¿Por qué los papás tienen miedo de salir a buscar a sus hijos?, ¿por qué tenemos que ser siempre las mamás quienes demos el primer paso? Aquí en Jalisco sí hay papás que están buscando a sus hijos, pero en Sonora sólo dos o tres papás son los que están buscando a sus hijos y la verdad eso es bien lamentable porque nosotras creemos que debería de haber igualdad; debería de ser mutuo el apoyo en la búsqueda desaparecidos”, se cuestiona la reconocida activista y buscadora Cecilia Patricia Flores Armenta, líder del colectivo Madres Buscadoras de Sonora, quien hasta hace pocos meses trascendió que pidió permiso al narco para buscar a personas desaparecidas.

Las ahora activistas están convencidas que, si los hombres también se unieran y apoyaran en la búsqueda de personas, en la misma proporción que las mujeres, quizá la historia sería diferente:

“Nosotras pensamos que si por cada desaparecido hubiera también un hombre (padre, hermano, hijo) no desaparecerían a tantas personas, porque ¿te imaginas que multitud de gente habría en la búsqueda?”, expresó la buscadora.

En México la cifra de personas desaparecidas casi alcanza los cien mil, ya que el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas reporta al menos 98 mil 769 personas desaparecidas en el país en los últimos 57 años.

En el estado de Sonora se ha disparado la desaparición en los últimos años, pues a la fecha al menos 4 mil 245 personas se encuentran sin conocer su rastro en aquella entidad federativa, de estas, el 78.14 por ciento (3 mil 317) son hombres y el 21.70 por ciento (921) son mujeres.

Son mujeres quienes en su mayoría buscan a las personas desaparecidas. Foto: Marco Ugarte, AP

EL TRABAJO DE LAS AUTORIDADES

Los colectivos de búsqueda de desaparecidos en Sonora han cobrado relevancia en tiempos recientes debido a los numerosos hallazgos de fosas clandestinas y personas tanto en el estado de Sonora como en otras entidades federativas.

Cecilia y su hija Milagros compartieron que tener un familiar desaparecido es un camino muy doloroso y desgastante tanto física como mentalmente. Lo más lamentable —dijeron— es luchar contra la apatía, indolencia y ausencia de las autoridades.

“Es muy doloroso que además de estar luchando con la desaparición de nuestro familiar, todavía tenemos que estar luchando con la indiferencia y ausencia de las autoridades”, dijo Cecilia.

«La verdad es que sí es dura la lucha que nosotros hacemos porque tenemos que terminar haciendo el trabajo de las autoridades. Tener que sacar nosotros mismos a nuestros familiares de las fosas clandestinas, sí es duro y más que nada, que muy pocas veces contamos el apoyo de las autoridades, principalmente de los gobiernos”, abundó Milagros.

Al menos 2 mil cuatro fosas clandestinas han sido localizadas en la presente administración federal —del 1 de diciembre de 2018 al 4 de noviembre de 2021— y se han recuperado 3 mil 335 cuerpos de estos lugares, de acuerdo con el más último informe presentado por el Subsecretario de Derechos Humanos, Migración y Población, Alejandro Encinas, el pasado 13 de diciembre.

De los cuerpos exhumados en las más de dos mil fosas encontradas a nivel nacional, ya se identificaron al menos mil 336 cuerpos; y de estos, mil 19 ya fueron entregados a sus familiares.

Los estados de Veracruz, Sinaloa, Guerrero, Colima y Guanajuato concentran el 53.09 por ciento de los hallazgos, con un total de 1 mil 064 fosas.

En Veracruz se localizaron, en el actual sexenio, al menos 296 de estos lugares. Le sigue Sinaloa con 245; Guerrero con 199, Colima con 199 y Guanajuato con 134, hasta el corte del 4 de noviembre. Desde el año 2006 a 2021, se han encontrado al menos 4 mil 839 fosas en el país, de las cuales, se exhumaron 8 mil 278 cuerpos, de acuerdo con las cifras oficiales.

En el acumulado de los últimos ocho años, las 2 mil 399 fosas (49.58 por ciento del total) fueron encontradas en Veracruz (629), Tamaulipas (528), Guerrero (459), Sinaloa (446) y Chihuahua (346).

Las mujeres incluso hasta se especializan en la búsqueda. Foto: Marco Ugarte, AP

CRECER BUSCANDO A UN SER QUERIDO

Milagros era una adolescente cuando tuvo que enfrentarse y padecer en carne propia la cruda realidad por la que pasaba su país: la desaparición de personas.

La joven platicó que ella comenzó con la búsqueda precisamente ante la indiferencia y la inacción de las autoridades cuando desapareció el primero de sus dos hermanos privados de la libertad.

“Yo empecé a los 14 años la búsqueda de mi primer hermano. Empecé a buscar a mi hermano a raíz de que las autoridades no hicieron nada por localizarlo, ni con vida o sin vida, y ver a mi mamá sufriendo día a día por no encontrar a mi hermano, fue lo que me llevó a comenzar una búsqueda junto con ella y unirme a colectivos o nosotros mismos crear los colectivos”, compartió.

A muy temprana edad cambió una etapa de adolescencia, de alegría por la búsqueda. «Sí ha sido una etapa muy difícil tener que estar viviendo todo esto, el tener que pasar todo esto a mi edad (menor)”, abundó.

Milagros indica que aún sigue en la búsqueda como una promesa entre los lazos cercanos que se crean en los colectivos, pero sobre todo porque considera que, al paso del tiempo, en los años que ella lleva en la lucha, las condiciones y situación para los familiares de personas desaparecidas no ha cambiado, a pesar de la rotación y promesas de nuevos gobiernos, ya que, la revictimización y violencia institucional es un problema que aún persiste.

«No hay un cambio, porque en los siete años que tengo buscando me he topado con autoridades que en lugar de ayudarte te revictimizan, te dicen que tu familiar andaba mal y por eso se lo llevaron. Esos aspectos (revictimización y la violencia institucional) sigue», dijo.

La desaparición de personas en Sonora se disparó hasta un 195 por ciento a partir del año 2017, pues de 247 reportes registrados en 2016, para el siguiente año se registraron 792 reportes.

En el 2018 la cifra fue de 449; en 2019, 585; en tanto que en 2020 fueron 625 casos. El año anterior, de acuerdo con las cifras oficiales, el número de reportes descendió al reportar 77 casos y en lo que va del 2022 se han reportado tres desapariciones.

Sin embargo, las activistas, familiares de personas desaparecidas y defensores consideran que la cifra de personas desaparecidas en la entidad es mayor, ya que, indicaron que no todas las víctimas interponen denuncias ante el temor.

Sugeyry Romina Gándara
Ha trabajado como reportera y fotoperiodista de nota roja en Chihuahua. Los últimos años, ya radicada en CdMx, los ha dedicado a cobertura sobre temas de desaparición, seguridad y víctimas de la violencia.
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