Al menos el 70 por ciento de repartidoras de alguna aplicación han sido acosadas, ya sea por parte del cliente, por restaurantes, en la calle e incluso por sus compañeros repartidores, señaló la activista Paola Viriz, del colectivo Ni un repartidor menos.
Ciudad de México, 12 de febrero (SinEmbargo).- A la situación de vulnerabilidad que enfrentan las y los repartidores de comida por aplicaciones, además de la precariedad, la falta de derechos y la constante inseguridad vial que ha cobrado la vida de 58 repartidores durante la pandemia, se suma también la discriminación, la violencia de género y el acoso sexual.
Se estima que tan sólo en la Ciudad de México al menos 900 mil personas se dedican al reparto por medio de aplicaciones como Rappi, Uber Eats, Didi Food o Postmates, de acuerdo con Ni un repartidor menos.
Saúl Gómez, vocero de este colectivo, señaló que derivado de la pérdida de empleos por la pandemia de COVID-19, se ha incrementado la presencia de mujeres en el trabajo de plataforma.
Se estima que tres de cada diez trabajadores de este sector son mujeres. De ellas, al menos el 70 por ciento han sido acosadas, ya sea por clientes, en restaurantes, en la calle e incluso por sus compañeros repartidores, señaló la activista Paola Viriz, del colectivo.
Clientes que reciben pedidos desnudos, semi desnudos o en toalla de baño son algunas de las formas en las que se acosa a las repartidoras; en tanto que el hostigamiento también se registra en restaurantes e incluso hasta en compañeros, comentó la activista.
“Por ejemplo, en los restaurantes, pasaba que como las aplicaciones no decodificaban los números; en los restaurantes sacaban tu número y te empezaban a enviar mensajes o llamadas. Lo mismo sucedía con cliente. En mi caso me estuvieron molestando en redes sociales, al grado que tuve que eliminar mis cuentas”, platicó la activista.
La violencia no es menor, pues incluso ya se ha presentado al menos un secuestro e intentos de violación, detalló la activista.
"El caso más fuerte que hemos enfrentado fue el secuestro de una repartidora por siete días. Ocurrió hace como dos años. Ella fue a entregar un pedido, el cliente la jaló para dentro del departamento y la tuvo encerrada. Ella nos comentó que luego la metió a su camioneta, la amenazó de muerte si huía. Así estivo por días hasta que el hombre se quedó dormido, y fue cuando la compañera pudo escapar”, narró Paola Viriz.
La repartidora no encontró protección o resguardo cuando denunció, pues luego de interponer la denuncia penal, su agresor la amenazó de muerte y ella retiró la denuncia. “Quitó la denuncia y vive con miedo, tiene miedo de denunciar, decir quién es”, lamentó la activista.
Aunque el acoso o maltrato no se limita a las repartidoras. Los hombres también se han enfrentado a situaciones en las que clientes los reciben desnudos, aunque Saul Gómez, reconoce que, frente a esa situación, lamentablemente algunos de sus compañeros lo han minimizado.
"En el caso de los hombres, lo toman a broma y es triste que no empecemos a ponernos límites. Si nosotros normalizamos esas situaciones, el acoso hacia las compañeras, que es algo muy delicado, lo minimizan”, platicó el activista.
Y agregó: "A nosotros también es muy común que salga el cliente desnudo o la clienta sale desnuda, pero atrás de la cliente hay una persona está grabando una persona nuestras acciones luego suben esto a vídeos a redes sociales".
Paola dijo que existe una alianza con la Secretaría de Seguridad Ciudadana en la Ciudad de México, con la cual, cuando ocurre acoso o intento de violación, pueden solicitar una patrulla de género, sin embargo, detalló que el problema está en los ministerios públicos.
"El problema aquí no es tanto con la policía o los paramédicos sino con los mismos MP y los mismos abogados que no quieren trabajar. El problema es cuando llegamos a ese punto, porque los policías te pueden defender, pueden tener detenida a la persona, pero cuando llegamos al MP, no te cree. Hay compañeras que han levantado denuncia y les cuesta mucho trabajo por la parte del MP”, dijo.
Cuando se denuncian estas conductas, explicó, la aplicación puede bloquear a los usuarios, pero no hay filtros y el mismo cliente puede reingresar con otra cuenta u otro número.
SIN DERECHOS LABORALES
Saul Gómez reiteró que faltan muchos temas por tratar en el caso de los repartidores que siguen con una ausencia de derechos laborales, en donde el 30 por ciento de las personas que reparten son adultos mayores que no tienen una pensión o forma de sostenerse y tienen que trabajar en aplicaciones.
"Nosotros no tenemos ningún tipo de piso de derechos, no tenemos nada porque no somos considerados como empleados, somos considerados como socios o colaboradores con lo cual no tenemos nada de seguridad social.
Aunado a eso, señaló el activista, dijo que el nuevo cobro de impuestos, de un 2 por ciento por el aprovechamiento de infraestructura pública, que supuestamente se cobra a las aplicaciones, también les afecta "porque al final ese impuesto lo terminamos pagando los repartidos, restaurantes o clientes”.
En promedio un repartidor gana a la semana entre 800 o 900 pesos cuando trabajan cinco o seis horas al día los siete días a la semana, aunque es complicado establecer un monto exacto, porque depende de las horas que cada repartidor labora.
“Han bajado mucho los pagos en las aplicaciones. Tenemos compañeros que trabajan seis o hasta 12 horas al día y ganan mil 200 o mil 500 pesos a la semana o hay compañeros que prácticamente se la viven trabajando y ganan en promedio mil 800 o 2 mil pesos por mucho a la semana”.
En cuanto a la precariedad laboral, dijo que hay intentos de regulación por parte del Gobierno de México.
Al respecto, comentó que colectivos de repartidores han sostenido reuniones con la Secretaría de Trabajo y Previsión Social en donde ya se ha empezado a trabajar en una propuesta de regulación a favor de los trabajadores de plataforma, sin embargo, los trabajos apenas inician.
“Vamos empezando con reuniones que se están dando poco a poco, donde estamos viendo varias aristas para tratar de regular esta situación”, dijo.
LOS RIESGOS VIALES
A parte de las malas condiciones laborales, los repartidores exigen también enfrentan diversos riesgos en su seguridad personal y vial.
Tan sólo de marzo de 2020 a la fecha, al menos 58 repartidores fallecidos en accidentes de tránsito en la Ciudad de México.
La impunidad también predomina en ello, dijo, ya que en ninguno de los casos en los que sus compañeros han fallecido atropellados se ha obtenido justicia, por el contrario, sus familias han sido revictiminzadas por las autoridades.
"Cuando un compañero es atropellado, dice la culpa es del repartidor su culpa por ir en la moto o ir en la bici. Los familiares de nuestros compañeros fallecidos no han obtenido la justicia necesaria con respecto a hechos viales”.
El caso más reciente fue la muerte Juan Antonio Flores Elizalde en Eje 6 sur, y Doctor Vertiz. “Juan Antonio fue atropellado por una persona que se pasó un alto, iba en estado de ebriedad y la juez lo libero”, ejemplificó.