Hoy en día ya es imposible seguir ignorando la crisis climática que estamos enfrentando y es imperativo comenzar a accionar para tratar de frenarla. En la octava edición del informe "Meat Atlas" del año 2021 se reafirmó con evidencia que el sector alimentario genera entre el 21 por ciento y el 37 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero y más de la mitad de estas emisiones provienen sólo de las granjas industriales (57 por ciento).
Cuatro meses después del informe "Meat Atlas", se publicó en enero un nuevo estudio en la revista Nature Food titulado "Dietary change in high-income nations alone can lead to substantial double climate dividend" donde se concluyó que podríamos reducir hasta el 61 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero si las naciones con más sustento económico adoptaran una alimentación basada en plantas. En el estudio se menciona que si participaran por lo menos 54 países ricos, esto sería suficiente para salvar al planeta de un desastre climático. Veinte de las empresas ganaderas en el mundo generan más emisiones de gases de efecto invernadero que países enteros como Alemania, Francia o Gran Bretaña.
Muchas de las investigaciones más recientes han concluido que si los países de altos ingresos adoptaran dietas basadas en plantas, podrían ayudar a aliviar el cambio climático. Según cálculos publicados por Our World Data, de todas las fuentes de proteínas que tenemos disponibles, las plantas tienen la menor huella de carbono, independientemente de los métodos de producción que se utilicen, por lo tanto las dietas vegetales tienen el mayor potencial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero: hasta un 35 a 55 por ciento.
Sé que parece imposible lograr que tantas naciones completas hagan estos cambios, pero al menos podemos intentar motivar a la mayor cantidad de personas a reducir y eliminar su consumo de productos de origen animal. Si la gente adoptara el enfoque, las emisiones de las industrias cárnicas y lácteas se reducirían significativamente. También es urgente discutir sobre el financiamiento que reciben estas empresas cárnicas y lácteas, que tan sólo entre el 2015 y 2020 recibieron cerca de 500 mil millones de dólares a nivel mundial. Si estas naciones ricas y poderosas hicieran cambios drásticos, a parte de reducir las emisiones en un 61 por ciento, se estaría previniendo la emisión de hasta 98.3 gigatoneladas de dióxido de carbono, equivalente a aproximadamente 14 años de emisiones agrícolas globales actuales. "Esta cantidad podría cumplir potencialmente con las futuras obligaciones de eliminación de dióxido de carbono (CDR) de las naciones de altos ingresos bajo el principio de responsabilidades equitativas de CDR per cápita".