La consecuencia es que 2021 se convirtió en el año en que la electricidad alcanzó su récord de emisiones causantes de efecto invernadero, con un alza del 6.8 por ciento.
París, 14 ene (EFE).- El tirón de la cotización del gas y de los derechos de emisión del CO2 en Europa en 2021 provocó allí un encarecimiento inédito de los precios mayoristas de la electricidad, que llegaron a multiplicarse por cuatro respecto a los cinco años anteriores en España, Francia, Alemania o Reino Unido.
El incremento fue generalizado en todas las grandes economías avanzadas ya que, según el índice de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el alza de precios fue del 64 por ciento si se compara con ese periodo de referencia, pero en ninguna región tan exagerado como en Europa Occidental.
En su informe semestral sobre los mercados eléctricos, publicado hoy, la AIE señala que en los países nórdicos europeos en el último trimestre los precios mayoristas casi triplicaban los que había en esos mismos últimos tres meses de los años 2016-2020.
Pero con una media de 96 euros por megavatio hora, los precios en esa región se quedaban en la mitad de los precios de Europa Occidental.
En Estados Unidos o en Japón, los incrementos en ese cuarto trimestre alcanzaron, respectivamente, el 75 por ciento y el 80 por ciento. En Australia la escalada llegó a ser del 174 por ciento en el segundo trimestre por problemas de escasez de carbón, pero se fueron resolviendo y eso se tradujo después en un descenso del 50 por ciento hasta el cuatro trimestre.
LA DEMANDA ELÉCTRICA CRECIÓ UN 5.7 POR CIENTO EN 2021
Después de haber bajado ligeramente en 2020 a causa de la crisis de la COVID, la demanda eléctrica global en 2021 creció un 5.7 por ciento, lo que significa el mayor aumento en un solo año en términos absolutos (mil 500 teravatios) y en términos relativos el más fuerte desde 2010, cuando el mundo se estaba recuperando de la crisis financiera.
China por sí sola representó la mitad del incremento de ese aumento mundial del consumo.
Para responder a esa fuerte demanda global, se recurrió sobre todo al carbón (+8.6 por ciento), el sistema de generación que más dióxido de carbono (CO2) genera. La consecuencia es que 2021 se convirtió en el año en que la electricidad alcanzó su récord de emisiones causantes de efecto invernadero, con un alza del 6.8 por ciento.
Las renovables progresaron (+6.2 por ciento) pero a un ritmo inferior al consumo y lo mismo ocurrió con la nuclear (+3.5 por ciento) y con el gas (+2.1 por ciento).
EL CONSUMO DE ELECTRICIDAD SUBIRÁ A UN RITMO DEL 2.7 POR CIENTO ANUAL
La AIE calcula que este año y los dos siguientes el consumo va a seguir incrementándose pero a un ritmo inferior, del 2.7 por ciento. Es decir, equivalente al que hubo en el decenio anterior a la irrupción del coronavirus en 2020.
También las emisiones van a continuar en ascenso, aunque a una cadencia mucho más lenta (del 0.2 por ciento anual) porque la expansión esperada de las renovables (al 7.8 por ciento) no impedirá que siga acrecentándose la utilización del carbón (al 0.3 por ciento) y del gas (al 0.7 por ciento). La electricidad de origen nuclear también progresará a un ritmo del 1.1 por ciento.
A rapid increase in electricity demand is 2021 has pushed power prices & emissions to record levels 📈
This growth has serious implications for consumers, economies & clean energy transitions.
Learn more in our latest Electricity Market Report → https://t.co/m2LhqFUP1t pic.twitter.com/Ura9R09d7j
— International Energy Agency (@IEA) January 14, 2022
Es verdad que el carbón va a seguir perdiendo terreno fuertemente en América (-6.7 por ciento anual) y más todavía en Europa (-10.7 por ciento), pero eso será más que compensado porque en China e India continúan poniéndose en funcionamiento nuevas centrales de carbón.
El director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, advierte de que mientras para llegar a cero emisiones netas de carbono en el horizonte de 2050 habría que reducirlas en un 55 por ciento para 2030, si no hay un cambio radical de política por parte de los gobiernos, en realidad en los próximos tres años se van a mantener al mismo nivel.
«Eso no sólo subraya lo lejos que estamos del camino para las cero emisiones netas para 2050, sino que pone en evidencia los cambios masivos necesarios para que el sector de la electricidad cumpla su papel fundamental en la descarbonización del sistema energético», señala Birol.