“La justicia y el consuelo deben ser para todos; [...] miles claman sin respuesta”: Sicilia a Humberto Moreira

25/10/2012 - 1:03 pm

Ciudad de México, 25 de oct (sinembargo.mx) – El poeta Javier Sicilia escribe hoy una extensa carta al ex Gobernador y ex presidente nacional del PRI, Humberto Moreira. Ambos personajes de la vida pública comparten un mismo dolor: que uno de sus hijos fue asesinado por la delincuencia organizada.

Proceso reproduce este día la carta del también activista del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) en donde le dice que la justicia debería ser para todos:

Usted y yo tenemos un hijo asesinado. Pero hay miles que claman por la justicia que se les debe a ellos y a sus hijos o padres o esposos o esposas asesinados; hay otros miles más que los tienen desa­parecidos y que no encuentran siquiera la justicia de saber su paradero. No quiero comparar –a estos niveles de la desdicha no existen comparaciones–, pero los padres y las familias de los desaparecidos viven una injusticia peor. Usted y yo tenemos la respuesta completa: sabemos qué les pasó a nuestros hijos, recuperamos sus cuerpos, los honramos, los lloramos y obtuvimos justicia –en mi caso aún no plenamente; todavía faltan las sentencias–. Pero esas víctimas no saben si sus familiares viven o están muertos; si viven, dónde están y cómo están; si están muertos, qué les sucedió y dónde están sus cuerpos. Las he oído y visto clamar, aullar, gritar, luchar; las he acompañado en ‘la tortura de la esperanza’”.

“Cuando supe del asesinato de su hijo José Eduardo, mi corazón se quebró, como no ha dejado de quebrarse cada vez que sé del asesinato o de la desaparición de alguien; cuando lo vi por la televisión en el funeral al lado del dolor de su familia, las lágrimas inundaron mis ojos. Usted ya no era el exgobernador de Coahuila, el expresidente del PRI, el político famoso y controvertido; usted era yo, y su familia, la mía; era cada uno de los padres, madres, hermanas, hermanos e hijos que no he dejado de abrazar y me han abrazado en medio de esta tragedia sin fin; era, junto con los suyos, el rostro desolado de las víctimas: un ser humano desfigurado, reducido a una pura cosa por la imbécil desmesura de la ambición y de la fuerza que destruyó la vida de su hijo, como destruyó la del mío y la de tantos hijos e hijas de otros padres. Desde entonces no he dejado de abrazarlo, a usted y a su familia, en mi corazón”, dice Sicilia a Moreira.

“Usted, querido Humberto, al igual que yo y que otros –muy poco, por desgracia– hemos tenido consuelo y justicia. Sin embargo, hay miles que no los tienen. Una horrenda injusticia que habla de las omisiones y complicidades del Estado, que carga a sus espaldas el 95% de impunidad, hace que sólo algunos –aquellos que tenemos el privilegio absurdo de una visibilidad social– podamos acceder a ellos”, agrega.

“Hace unos días, una víctima cuyo hijo desapareció hace un año en Nuevo León y que no halló justicia, porque nadie en el Estado ha seguido su caso como se ha seguido el de nuestros hijos, se encerró en su departamento y se dejó morir de tristeza. No le dimos el amor, la esperanza y la justicia que necesitaba. Eso, querido Humberto, no podemos ni debemos aceptarlo. La justicia y el consuelo deben ser para todos, porque todos merecemos el mismo amor, la misma justicia, la misma solidaridad. Es lo mínimo que nos debemos como seres humanos, y es lo mínimo que debemos exigirle a una sociedad y a un Estado”.

Javier Sicilia cierra su carta enumerando sus causas: “Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, liberar a todos los zapatistas presos, derruir el Costco-CM del Casino de la Selva, esclarecer los crímenes de las asesinadas de Juárez, sacar a la Minera San Xavier del Cerro de San Pedro, liberar a todos los presos de la APPO, hacerle juicio político a Ulises Ruiz, cambiar la estrategia de seguridad, resarcir a las víctimas de la guerra de Calderón y promulgar la Ley de Víctimas”.

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