Jorge Ramírez Hernández
03/01/2022 - 12:02 am
Revocación de Mandato: ¿Avance democrático o demagogia?
Para que la Revocación sea determinada como vinculante deberá participar el 40 por ciento del electorado y para eso prácticamente se debe hacer una estructura operativa de una elección federal nacional y esto requiere muchísimo presupuesto.
Este 25 de diciembre se venció el plazo para recopilar las casi 2.8 millones de firmas, un 3 por ciento del padrón electoral, porcentaje que se deberá cubrir además en más de la mitad de los estados del país para poder lanzar durante la primavera del 2022 el ejercicio de Revocación de Mandato del Presidente López Obrador.
En el último día de recepción de firmas de apoyo para la consulta al INE llegó la organización “Que Siga la Democracia”, para entregar cajas con rúbricas. Esta organización, que encabeza Gabriela Jiménez, quien se define como “Obradorista”, entregó cerca de 3 millones de firmas distribuidas en cajas. Según ellos, en total han entregado más de 8 millones 908 mil firmas, 239 mil que recabaron en papel y 59 mil recabadas vía electrónica, más el millón integradas por otras organizaciones. Al final, la cifra está cerca de los 10 millones de firmas. El INE ahora deberá revisar y avalar su validez.
Por otro lado, el INE no obtuvo de parte del Congreso el presupuesto necesario para poder organizar este proceso de consulta. Requieren 3.83 mil millones de pesos y solo se le asignaron 1.5 mil millones de pesos, por lo cual interpuso una controversia al Poder Judicial para solicitar que le asignen más recursos para que, en el caso de que sí se logren las firmas válidas necesarias para este ejercicio, puedan ejecutarlo de manera óptima. Y en una polémica decisión, por mayoría de votos del Consejo, el INE decidió posponer temporalmente algunas actividades para la realización de este ejercicio.
Ante esto llama mucho la atención que el presidente de la Cámara de Diputados, otro “Obradorista”, pretenda convertir un diferendo legal en una persecución penal, con denuncias ante la Fiscalía General de la República contra los que votaron a favor del acuerdo mencionado, cuando lo que pretende el INE es hacer la consulta lo más profesional y efectiva posible.
Para que la Revocación sea determinada como vinculante deberá participar el 40 por ciento del electorado y para eso prácticamente se debe hacer una estructura operativa de una elección federal nacional y esto requiere muchísimo presupuesto.
Además, el Presidente López Obrador, de acuerdo con el reporte de Oraculus, “Polls of Polls”, mantiene una gran popularidad: el 64 por ciento de los mexicanos encuestados está de acuerdo con su gestión. Y aunque es evidente la falta de resultados en muchas de las políticas públicas implementadas por su Gobierno, AMLO ha tenido la capacidad de escuchar, entender y comunicarse de manera muy empática con los mexicanos más desfavorecidos y con todos aquellos que se han ido rezagando durante los últimos cinco gobiernos de la República; ha señalado y acusado a esos presidentes y sus partidos de que, aunque en números “macro”, México progresó notablemente en estos 30 años; en ese periodo también se dio sínica evidencia del uso del poder para beneficiar a pequeños grupos, y en México pasaba como cuando caes en un pantano: entre más se movían los gobiernos más se hundían en las arenas de la corrupción. El Presidente López Obrador ha sido un gran narrador de esta tragedia.
Sin duda, la mayoría de los mexicanos quieren que cumpla con su mandato completo, como lo han hecho todos los presidentes desde Lázaro Cárdenas del Río. En términos democráticos me parece que en otras condiciones este ejercicio revocatorio pudiera ser muy bueno en sí mismo, pero ahora, en las circunstancias que ya mencioné, donde el propio grupo en el poder es quien empuja que se logre, mediante pugnas entre el INE y el Presidente, el congreso judicializando procesos electorales aprovechando la gran aceptación que tiene el Primer Mandatario.
En conclusión, mi pronóstico es que por falta de presupuesto y tiempo se organizará un ejercicio limitado con poca participación en el que no se llegará a un resultado vinculante y lo único que tendremos en el país será más desgaste político, más polarización y desperdicio de una grosera cantidad de recursos valiosos, totalmente innecesarios de ejercer, pues, sin duda, la mayoría de los mexicanos estamos convencidos que es obligación constitucional del Presidente de la República Mexicana culminar su mandato completo y entregar buenas cuentas, claras, transparentes y suficientes a todos los mexicanos.
Esto sin duda podría llegar a ser una simulación de un ejercicio democrático que anticipe una campaña electoral en el que el partido en el poder, con miras a garantizar su permanencia en 2024, trate de buscar una ratificación del modelo de Gobierno y con esto buscar sacar ventaja política posicionando a liderazgos de ese partido.
Al final… Poca democracia y sí mucha demagogia con propaganda política, no olvidemos que juntos tenemos retos más importantes que enfrentar.
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