La mayoría de los gobiernos en América Latina no parecen dispuestos a reinstalar las cuarentenas pese al avance de la variante Ómicron ya que el cierre de actividades de 2020 afectó gravemente a sus economías, de acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
BUENOS AIRES (AP) — Largas filas en los centros de testeo, cancelación de fiestas por el Año Nuevo y la reaparición del tapabocas al aire libre dan cuenta del impacto de la variante Ómicron en Latinoamérica, donde cada vez más países superan su récord de nuevos contagios diarios desde que empezó la pandemia.
La Organización Panamericana de la Salud advirtió esta semana que si bien la variante es menos agresiva que sus antecesoras, el aumento de su circulación en varios países de la región “junto con un mayor contacto personal debido a la temporada de fiestas y vacaciones puede provocar un incremento de los casos, las hospitalizaciones y las muertes en las próximas semanas”.
Sin embargo, la mayoría de los gobiernos no parecen dispuestos a reinstalar las cuarentenas que afectaron gravemente a sus economías –según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) el PIB regional cayó 6.8 por ciento en 2020– y la salud mental de sus poblaciones. En especial los del hemisferio sur, donde el receso de verano augura una temporada de centros turísticos al tope después de dos años.
Por el contrario, han implementado pases sanitarios para fomentar la vacunación e incluso algunos gobiernos acortaron los períodos de aislamiento de las personas vacunadas contagiadas o que hayan estado en contacto estrecho con un caso positivo con el objetivo de que la nueva ola no se interponga en la recuperación económica.
Es el caso de Argentina, que esta semana superó los 50 mil casos diarios por primera vez desde el inicio de la pandemia en vísperas del Año Nuevo, cuando millones de personas se movilizan en todo el país para reunirse con sus familias o iniciar sus vacaciones.
“La dinámica del crecimiento exponencial se explica por la variante Ómicron”, afirmó la ministra de Salud argentina Carla Vizzotti. “En este momento esta variante no está generando aumento de internaciones y de muertes... el impacto económico no va a ser una cuarentena sino el aislamiento de muchísimas personas que no van a poder trabajar. Esta variante es distinta a la delta (más riesgosa y que predominó hasta ahora) y las acciones que debemos tomar también”.
El Gobierno argentino, que en 2020 impuso uno de los confinamientos más extensos del mundo, redujo de diez a cinco días el aislamiento de los contactos estrechos de casos positivos que sean asintomáticos y tengan el esquema completo de vacunación. A su vez, los contagiados que están inmunizados deben permanecer aislados siete días en lugar de los diez que se exigían antes.
Vizzotti no descartó a futuro copiar el modelo del vecino Uruguay, que ya no considera obligatorio el aislamiento de las personas vacunadas que tuvieron contacto estrecho con contagiados pese a que allí también los casos van en aumento.
Desde el 1 de enero Argentina requerirá a los mayores de 13 años un pase sanitario para ingresar a discotecas, salones de fiestas, eventos con más de mil personas en espacios abiertos y viajes grupales.
El país tiene al 73.5 por ciento de su población vacunada con dos dosis, pero preocupa que 1.5 millones de personas, en su mayoría jóvenes, no se hayan inoculado.
“Es cierto que hay una disociación entre los números de casos y el impacto sanitario. El problema es que si el número sigue aumentado, y va a pasar, el impacto sanitario no va a ser tan tranquilizador como ahora, se va a poner más difícil, sobre todo con las personas no vacunadas o con una dosis”, advirtió el médico clínico Luis Cámera, quien integra el comité de asesores del Presidente argentino Alberto Fernández.
Bolivia quintuplicó los casos diarios en los últimos cinco días a 6 mil 149, el pico de toda la pandemia. Las autoridades sanitarias no han confirmado la presencia de Ómicron en el país, aunque “la cantidad de contagios nos hace pensar que ya puede estar”, admitió el médico Wilfredo Anzoátegui, presidente del Colegio Médico de Santa Cruz, la región más poblada del país y que concentra el 71 por ciento de los nuevos casos.
En el país andino sólo el 38 por ciento de la población está completamente vacunada, lo que combinado con un relajamiento en las medidas de prevención está generando una mayor demanda al sistema de salud. “El personal médico esta disminuido por contagios. En esta región hay 142 camas de terapia intensiva, el 98 por ciento está ocupada”, advirtió Anzoátegui.
El Gobierno de Luis Arce canceló las fiestas de Fin de Año y emitió un decreto que obliga a exhibir el certificado de vacunación antes de ingresar a lugares públicos y privados donde haya aglomeración de personas desde el 1 de enero.
“La gente es muy descuidada, más está pensando en las fiestas del Año Nuevo. Las autoridades no hacen cumplir las medidas. Yo he perdido un familiar (por COVID) y por eso he traído a mi hija (de 8 años) a vacunarla”, dijo Rosmery, una mamá de 31 años mientras hacía fila en un puesto de vacunación en La Paz.
La OPS también alertó sobre el incremento de casos en Ecuador, Colombia y Perú.
Ecuador, el primer país de Latinoamérica en imponer la vacunación obligatoria y que tiene a más de la mitad de su población con dos dosis, suspendió el retorno a clases y limitó los aforos entre el 75 por ciento y 50 por ciento en entidades públicas y lugares de alta concurrencia como restaurantes, iglesias y cines. Además, se suspendió la tradicional quema de monigotes de Fin de Año y se prohibieron los eventos masivos como procesiones y bailes populares y la apertura de bares y discotecas.
Los colombianos, en cambio, celebrarán la llegada de 2022 sin aforos y se espera que colegios y universidades regresen totalmente a la presencialidad. El Gobierno se ha enfocado en fomentar la vacunación, ya que apenas el 28 por ciento de la población cuenta con el esquema completo.
“Ahora estoy un poco más relajado que en otros momentos de la pandemia porque ya tengo dos dosis de la vacuna”, dijo a AP el colombiano Juan Espinosa, de 46 años. “Aunque con la llegada de Ómicron nos tenemos que cuidar más porque no sabemos qué reacción tenga el cuerpo aunque estemos vacunados”, agregó.
Perú, por su parte, prohibió el uso de playas, lagos, ríos, lagunas y piscinas públicas como una medida para evitar los contagios el 31 diciembre y el 1 enero.
Angélica del Águila, una vendedora de ropa amarilla que los peruanos compran para atraer la suerte del Año Nuevo, dijo que tiene incertidumbre por los efectos del virus en la economía y en la educación a pesar de que 65 por cienro de sus compatriotas tienen dos dosis.
“No creo que haya tantos muertos por coronavirus porque muchos peruanos se están vacunando, pero sí me preocupa que los precios de los productos sigan subiendo durante la pandemia”, indicó la mujer de 36 años y madre de cuatro niños. “Mis hijos no van al colegio hace dos años y no se sabe si ahora con la llegada del Ómicron los colegios volverán a abrir en marzo”, indicó.
México y Brasil, que han registrado altos niveles de mortalidad con las anteriores variantes de la COVID-19, por el momento no han reportado una escalada de casos por Ómicron.
En la Ciudad de México, epicentro de la pandemia en el país, insisten en que el aumento de positivos no ha ido acompañado de mayores hospitalizaciones. Pero a fin de evitar grandes aglomeraciones, las autoridades cerraron la verbena navideña que se había abierto en el Zócalo y cancelaron el concierto de Año Nuevo.
Mientras tanto, en las calles y playas mexicanas la vida parece seguir como si nada, aunque con los cubrebocas como elemento distintivo.
“Me da miedo, pero ya no como antes, la vacuna sí da tranquilidad”, explicó Erika Severino, de 43 años, vía telefónica desde el puerto de Acapulco, donde después de meses aciagos intenta descansar. En la primavera de 2020 perdió a su madre, a su hermano y a su marido por COVID-19 en menos de dos meses. “Aprendimos lo que era eso con tres golpes”, recordó mientras se quejaba de que “los lugares públicos ya no tienen las mismas medidas que antes y la gente se confía”.
Brasil, que superó las 600 mil muertes por coronavirus, mantiene una tendencia descendente en los nuevos casos, de acuerdo con la OPS, aunque Ómicron ya circula en varios estados.
En Chile, uno de los países con más alta tasa de vacunación –el 93 por ciento de los adultos completó el esquema–, los contagios se mantienen controlados, con una media diaria de mil 150 casos. Pero al Gobierno le preocupa lo que sucede en los vecinos Argentina y Bolivia, por lo que pospuso la reapertura de cinco pasos fronterizos terrestres, dos en el norte y tres en el sur, prevista para el 4 de enero.
Al mismo tiempo, para incentivar la inoculación de cerca de 1.6 millones de rezagados que no tienen la tercera dosis, las autoridades dispusieron que desde el 1 de enero se bloquearán sus pases de movilidad, necesarios para casi todas las actividades públicas.
En Cuba la llega de Ómicron y la rapidez de su propagación obligó a las autoridades a incrementar las medidas de control sanitario, sobre todo de viajeros internacionales, imponiendo la presentación de un pasaporte de vacunación completa y un resultado de PCR negativo a partir del 5 de enero.