Expertos sugieren que el virus de la COVID-19 se pudo haber propagado más rápidamente en la primer ola de contagios debido a que uno de los síntomas principales era la tos.
Madrid, 17 de diciembre (EUROPA PRESS).- La cepa del virus COVID-19 que circulaba en Estados Unidos y Europa durante la primera oleada de la pandemia puede haber sido especialmente infecciosa porque el primer síntoma más común era probablemente la tos, según un estudio dirigido por investigadores del Dornsife College of Letters, Arts and Science de la Universidad del Sur de California (USC) y publicado en la revista PLOS Computational Biology.
El estudio sugiere que las personas infectadas con la que fue la cepa más infecciosa del mundo de COVID-19 en mayo de 2020, y la cepa más dominante en los Estados Unidos dos meses después, probablemente experimentaron una tos como primer síntoma, seguida de fiebre.
La mayor transmisibilidad de esa variante, la D614G, podría explicarse porque los individuos infectados tosieron y propagaron el virus antes de quedar incapacitados por la fiebre. El COVID-19 se propaga más comúnmente a través de las gotitas respiratorias, a menudo amplificadas por la tos de los pacientes sintomáticos.
Modeling the onset of symptoms of COVID-19: Effects of SARS-CoV-2 variant https://t.co/IJ6oQv6pFI
— L’observateur du Covid (@CovidRider) December 18, 2021
Por el contrario, los infectados con la variante de COVID-19 durante el brote inicial en China, la cepa de referencia de Wuhan, probablemente experimentaron fiebre como primer síntoma, seguido de tos.
El estudio del orden probable de los síntomas, además de la forma en que se propaga la enfermedad, puede servir de base para otras investigaciones y para la atención sanitaria sobre la forma en que las personas experimentan la enfermedad.
El estudio, ha comprobado que en Japón es probable que la fiebre fuera el síntoma inicial cuando la cepa de referencia Wuhan era dominante allí. Cuando la variante D614G la suplantó, es probable que el primer síntoma fuera la tos. Este hallazgo valida resultados similares de otras regiones geográficas y apoya la hipótesis de que la tos se produce antes en la variante D614G que en la cepa de referencia de Wuhan.
El orden de los síntomas predichos no se vio alterado por la región, el clima, la edad del paciente o la comorbilidad, según el estudio que no respondió a la pregunta de si el orden de los síntomas encontrados en las oleadas iniciales de la pandemia se mantiene en las variantes actuales.
"Con la aparición de nuevas variantes y la probabilidad de que la COVID-19 se convierta en endémica en la población, es importante que los investigadores sigan mostrando cómo las variantes virales afectan a la progresión de los síntomas y la enfermedad en individuos y poblaciones", señala Peter Kuhn, profesor de ciencias biológicas, medicina, ingeniería biomédica, ingeniería aeroespacial y mecánica y urología de la USC.
Por su parte, Joseph Larsen, investigador graduado en el Instituto de Ciencias Convergentes del Cáncer de la USC y candidato a doctor en el Departamento de Biología Cuantitativa y Computacional de la USC, explica que "estudiar el orden probable de los síntomas puede aumentar nuestra comprensión de cómo se propaga la enfermedad e informar en el futuro a la investigación y a la atención sanitaria sobre cómo es probable que los individuos experimenten la enfermedad".
Los últimos hallazgos amplían la investigación que Kuhn y sus colaboradores publicaron en agosto de 2020 y que descubrió el orden de los síntomas de la cepa de referencia de Wuhan. El descubrimiento se basó en un modelo matemático que utilizó datos de un brote en China a principios de 2020.