El surgimiento y desconocimiento sobre la evolución del coronavirus ha sido un obstáculo para los países ante el colapso de servicios sanitarios y la mayor crisis económica en el mundo desde 1930.
Ginebra, 12 dic (EFE).- La crisis económica desencadenada por la pandemia de la COVID-19 ha provocado un freno en la batalla hacia la Cobertura Sanitaria Universal, según refleja un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial (BM).
Los resultados obtenidos en el estudio, presentado en coincidencia con el Día de la Cobertura Universal, concluyen que la COVID-19 ha tenido un impacto devastador en la capacidad económica de las personas y los gobiernos para garantizar una sanidad de calidad.
Además del colapso de los servicios sanitarios de todo el mundo, los esfuerzos por contener la pandemia de la COVID-19 también condujeron a la peor crisis económica mundial desde 1930, lo que, según estas organizaciones, dificultó aún más el pago de la atención médica.
Los datos que ofrece el informe muestran que, antes de la pandemia, 500 millones de personas se vieron empujadas a la pobreza extrema debido a la imposibilidad de hacer frente económicamente a los servicios de atención sanitaria.
El director de Salud, Nutrición y Población del BM, Juan Pablo Uribe, recordó que ya antes de la pandemia casi mil millones de personas dedicaban más del 10 por ciento del presupuesto familiar a la salud.
"Esto es inaceptable, especialmente porque las personas más pobres son las más afectadas. Dentro de un espacio fiscal restringido, los gobiernos tendrán que tomar decisiones difíciles para proteger y aumentar los presupuestos de salud", subrayó.
Los expertos coinciden en que la solución ante esta problemática pasa por que los gobiernos aumenten el gasto público en salud para eximir a la población más vulnerable de la carga económica derivada de los servicios sanitarios.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, instó a los gobiernos a reanudar y acelerar inmediatamente los esfuerzos para garantizar que cada uno de sus ciudadanos pueda acceder a los servicios sanitarios sin temor a las consecuencias financieras.
"Antes de la pandemia, muchos países habían hecho progresos, pero no eran lo suficientemente sólidos. Esta vez debemos construir sistemas de salud que sean lo suficientemente fuertes como para resistir choques, como la próxima pandemia, y mantener el rumbo hacia la cobertura sanitaria universal", agregó.
Para ello, tal y como recoge el estudio de la OMS y el BM, los gobiernos, que también han visto mermada su capacidad económica como consecuencia de la COVID-19, deberán emplear políticas fiscales más estrictas.
El economista del BM Ajay Tandon sugirió aumentar los impuestos sobre bienes adicionales que perjudican a la salud, como el tabaco y las bebidas alcohólicas.
Desde el comienzo de la pandemia, el Banco Mundial ha desplegado más de 157 mil millones de dólares para dar respuesta a esta crisis. Además, ha creado un programa para la compra y distribución de vacunas en 60 países de renta media y baja (la mitad de ellos en África) que cuenta con una partida de financiación de 20 mil millones de dólares hasta finales de 2022.