Aún en esos países donde el empleo ha mejorado la calidad de esos trabajos se ha deteriorado. En promedio el empleo formal cayó 5.3 por ciento, el trabajo independiente aumentó 5.7 por ciento y la cantidad de trabajadores ocupados en pequeños negocios de hasta cuatro empleados se incrementó un 8 por ciento. Además, incluso entre aquellos que tienen trabajo, ha caído la cantidad de horas semanales trabajadas de 43 antes de la pandemia a 37.
Por Gisela Salomon
MIAMI (AP) — Las economías de América Latina y el Caribe aún no se han recuperado de la crisis provocada por la pandemia y aunque existen señales de mejoras en algunos países, la calidad de los trabajos, el nivel de ingresos de los hogares y la inseguridad alimenticia persisten en otros, de acuerdo con un informe difundido el lunes por el Banco Mundial.
El reporte “Una recuperación desigual: las secuelas de COVID-19 en América Latina y el Caribe” está basado en una encuesta telefónica encargada por el BM y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y aborda la situación regional a casi dos años de la pandemia en áreas claves como el mercado laboral, los ingresos y la inseguridad alimenticia de las familias, la educación, la salud y las finanzas.
“La pandemia de COVID-19 evidenció las desigualdades preexistentes en la región, en donde los grupos más vulnerables y los más pobres... se han visto afectados desproporcionadamente”, expresó Luis Felipe López Calva, director regional del PNUD en la presentación del informe junto a funcionarios del BM.
“El impacto de la pandemia ha sido sumamente duro para millones de familias de la región”, dijo por su parte Carlos Felipe Jaramillo, el vicepresidente del BM para América Latina y el Caribe.
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A nivel regional la tasa de empleo permanece 11 puntos porcentuales por debajo de la que había antes de la pandemia, con un 62 por ciento de personas de más de 18 años actualmente trabajando. Sólo en Guatemala, Nicaragua y El Salvador la tasa de empleo supera ligeramente los niveles previos a la pandemia. En cambio, en países como Colombia y Brasil el empleo cayó cerca de un 17 por ciento.
El informe señaló asimismo como una “preocupación especial” el hecho de que la calidad del trabajo haya empeorado principalmente entre los grupos más vulnerables como las mujeres, los ancianos y los trabajadores con menos educación formal.
En la región, uno de cada cuatro trabajadores que tenía empleo antes de la pandemia ya no trabaja y más de la mitad de ellos reportan haber salido del mercado laboral, según el informe. Después de Haití, cuyo desempleo es cercano al 46 por ciento, Colombia es el país que más empleos ha perdido, con un desempleo que alcanza al 35 por ciento. Le siguen Panamá, también con el 35 por ciento; Honduras, con el 32 por ciento; Chile, 31 por ciento, y Brasil, Ecuador y Perú, con 29 por ciento. A nivel regional, el promedio de desempleo era de 10 por ciento antes de la pandemia y subió al 16 por ciento.
Los países de #AmLat con mayores niveles de desigualdad y pobreza experimentaron los mayores aumentos en la inseguridad alimentaria durante la pandemia de la #COVID19.
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Los efectos negativos del mercado laboral se reflejan en el ingreso de los hogares, de acuerdo con el informe. Cerca del 50por ciento de las familias de la región aún tienen dificultades para recuperar los ingresos que tenían antes de la pandemia a pesar de los esfuerzos de los gobiernos para paliar los efectos económicos de la crisis sanitaria.
Para algunos países, entre ellos Guatemala, Honduras y El Salvador, la recuperación es visible e incluso ha caído la cantidad de hogares que reportan que su ingreso es menor al que tenían antes de la pandemia. En cambio, en otros países como Bolivia, Paraguay, Ecuador y Colombia, los ingresos de más del 60 por ciento de los hogares aún no han mejorado.
Otro de los sectores donde se refleja el impacto de la falta de recursos es el alimenticio: el doble de los hogares enfrentan ahora inseguridad para obtener comida, en comparación con la situación de comienzos de la pandemia. El 24 por ciento de las familias reportó haberse quedado sin alimentos debido a falta de dinero o de otros recursos, comparado con el 13 por ciento anterior.