Alejandro De la Garza
27/11/2021 - 12:04 am
La Feria (política) de Guadalajara
"El encontronazo Alfaro-Padilla surgió a partir del recorte de 140 millones de pesos realizado por el Congreso del estado (dominado por Movimiento Ciudadano) al presupuesto de la UdeG, y la redirección de esos recursos hacia la edificación, en Tonalá, del Hospital Civil de Oriente".
En las últimas tres ediciones de la Feria del Libro de Guadalajara, el sino del escorpión ha visto al poder cultural desbordarse en reclamos y diatribas contra el lopezobradorismo, por eso a nadie extrañará la misma perorata estridente en la recién iniciada FIL 2021, a pesar del fracaso del “Encuentro en defensa de la libertad de expresión”, organizado en la UdeG con fines “críticos” por estos mismos grupos y sus líderes morales: Vargas Llosa y Raúl Padilla.
Ahora peor, a los recientes cuestionamientos a Padilla por el uso discrecional de más de ocho millones de pesos de la Universidad para financiar la Bienal Vargas Llosa, se han acumulado en el último año nuevas rencillas entre el inapelable cacique de la Universidad de Guadalajara desde hace 32 años, y el Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, ambos anayistas de primera hora y aliados opositores al Gobierno de Morena desde antes de iniciarse el sexenio, pero hoy envueltos en una disputa por una causa para ellos trascendental: dinero.
La prensa jaliciense y la nacional, así como los portales informativos y los canales digitales, han reportado con oportunidad sobre estos choques y las reiteradas denuncias contra Padilla, cuyos antecedentes oscuros y dudosa reputación no le han impedido consolidarse como el amo y señor de la célebre Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FILG), así como del Festival Internacional de Cine de esa ciudad (FICG).
El encontronazo Alfaro-Padilla surgió a partir del recorte de 140 millones de pesos realizado por el Congreso del estado (dominado por Movimiento Ciudadano) al presupuesto de la UdeG, y la redirección de esos recursos hacia la edificación, en Tonalá, del Hospital Civil de Oriente. “El Licenciado” (como le dicen sus allegados a Padilla) protestó de inmediato porque ese dinero lo tenía comprometido en la construcción de un Museo de Ciencias Ambientales (donde incluso se involucra a una inmobiliaria de su propiedad).
Al mismo tiempo, lee el alacrán en la prensa tapatía, el actual rector de la Universidad, Ricardo Villanueva Lomelí, vio en el recorte una venganza directa de Alfaro porque el Consejo universitario se negó a reiniciar las clases en septiembre, como lo exigió el Gobernador. La confrontación se agudizó entonces y el Grupo Universidad, con tentáculos en los poderes Legislativo y Judicial, lanzó un desplegado de reclamo y amenaza contra Alfaro.
Para enrarecer más la atmósfera política en torno a Padilla, se ha sumado a lo anterior una ruidosa campaña en YouTube, donde se cuestiona nuevamente su probidad como administrador de 16 empresas universitarias, nutridas con el presupuesto institucional; se revisa su presidencia en la Fundación de la Universidad y, destacadamente, se retoman los turbios hechos en torno a la muerte de Carlos Briseño Torres, rector de 2007 a 2008, quien fue destituido por el Consejo tras cuestionar el manejo de los recursos económicos por parte de Padilla, y, meses después, el 19 de noviembre de 2009, fue hallado muerto en su casa junto con una nota suicida, sin firma y escrita en su computadora.
Al escorpión le asombra (acaso ingenuamente) el por qué, ante tan reconocida mala fama, ninguno de los intelectuales, escritores o periodistas asistentes a la FIL hace nunca una sola crítica a Padilla, lo ven pasar con admiración flanqueado por sus guardaespaldas, e incluso celebraron cuando el amigo de Felipe González y del Grupo Prisa recibió a nombre de la Feria el Premio Princesa de Asturias, y aprovechó los reflectores para despotricar contra el populismo de todos tan temido. ¿Será porque estos personajes son siempre beneficiados por los reconocimientos, el despilfarro de recursos y las fiestas continuas de la FIL?
Por fortuna, la importancia editorial, literaria y comercial de la Feria ya rebasa con mucho al propio Padilla, pondera el escorpión, y ante el aluvión de críticas contra el otrora amigo de presidentes y gobernadores, como Alberto Cárdenas y Aristóteles Sandoval (asesinado a manos del crimen organizado en diciembre pasado), se notan ya movimientos en su contra, no sólo desde el Gobierno del estado, sino dentro de la misma UdeG, donde el actual rector, Villanueva Lomelí, ya no defiende a su guía con tanto fervor y se habla de la posibilidad de convertirlo en el sucesor de Padilla en el cargo de “cacique bueno” de la UdeG. ¿Responderá a estas circunstancias la creación de Hagamos, el nuevo partido político estatal financiado desde la Universidad?
El venenoso afila su aguijón para comentar también, de pasada, la polémica cultural en Perú, país invitado de honor de la FIL 2021, pues el nuevo Gobierno del indígena Pedro Castillo anunció, en voz de su titular de cultura Ciro Gálvez, la sustitución de nueve de lxs sesenta escritorxs, invitadxs, por autorxs en lenguas indígenas de varios pueblos originarios, suscitando una fúrica protesta del poder cultural, desde donde se calificó la medida como “populismo segregacionista”.
Desde gayola y coreando con la agitada gleba, el escorpión hace la ola y calienta la plaza para ver y escuchar las diatribas lanzadas desde la FIL contra la 4T por los intelectuales “liberales”, tan dolidos por la pérdida de sus privilegios. De igual forma, se mantendrá atento a la respuesta del presidente, pues para mayor enojo de sus detractores, seguramente replicará con señalamientos sobre el cacicazgo de Padilla en la UdeG y su poder sobre la FIL.
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