Durante 2021 la región europea, norteamericana y asiática registraron un aumento en el precio de energéticos y otros bienes básicos en el marco de la pandemia y la transición energética. ¿Puede pasar en México durante este año que inicia?
Ciudad de México, 1 de enero (SinEmbargo).– Hogares e industrias de Europa occidental, Estados Unidos y China han vivido una escalada de precios de la luz, gas y gasolinas que ha pasado el costo a otros bienes y servicios, y que se está agudizando en este invierno por la necesidad de calefacción. En este año que arranca, ya con una inflación de más del 7 por ciento, México corre un riesgo similar por su dependencia al gas natural estadounidense.
"El incremento en los precios y la inflación es un fenómeno mundial y México no está exento", dijo a este medio la Asociación Mexicana del Gas Natural. "El verano y el invierno son las temporadas en que la demanda se incrementa ya que se requiere de mayor electricidad para aire acondicionado y calefacción, por lo que como cada año los precios continúan al alza. Sin embargo, el fenómeno que vivimos está ligado también a los desequilibrios en las cadenas de suministro".
Analistas del sector identifican como causas principales de esta crisis energética global que en el invierno pasado se redujeron las reservas y, sobre todo, a la gradual transición de gas natural, carbón y petróleo a energías renovables, la cual está generando un desbalance entre el consumo de energía —que ha vuelto a niveles anteriores a la pandemia— y la capacidad de generación, lo que acorde con las leyes de mercado, ha generado incremento en los precios.
"En el contexto de la pandemia y cambio climático, las economías avanzadas y emergentes empezaron a apostarle a las energías renovables y a desacoplarse gradualmente de los proyectos de combustibles fósiles. Pero por el ritmo de crecimiento de la demanda energética —por el repunte de la actividad económica en la pospandemia— estas tecnologías no pudieron satisfacer esa demanda creciente", dijo el especialista energético Arturo Carranza.
De acuerdo con un cálculo del diario The Washington Post, se necesitaría de un aumento de dos mil 500 por ciento en la producción para que la energía solar y eólica reemplacen por completo a los combustibles fósiles, lo que no sucederá en los próximos años.
En el caso del gas natural, explicó la Asociación Mexicana del Gas Natural, es un combustible clave en la transición energética debido a su disponibilidad y su menor impacto ambiental. Además es fundamental.
Pero en el mercado de futuros de Nueva York este combustible aumentó más del 100 por ciento de 2020 a 2021 y casi un 80 por ciento del gas natural que circula en gasoductos nacionales es importado de Estados Unidos.
"El incremento del gas natural en Norteamérica afecta particularmente a México porque es un fuerte dependiente de este combustible para generar electricidad y un insumo importante para la industria de la manufactura", subrayó Carranza.
"En este crudo invierno los precios incrementarán más —y con ello la inflación que se come los salarios—, lo que no sólo tendrá consecuencias para la CFE —que consume el 60 por ciento del gas natural importado de EU—, sino para la producción de la industria nacional".
La analista energética Miriam Grunstein agregó que otro problema es que Estados Unidos enviará el gas a quien lo pague mejor, es decir, lo exportará más a Europa —dependiente ahora de Rusia— que a México.
AUMENTOS EN EUROPA
Los precios del gas natural en Europa, escaso por el desmantelamiento de plantas fósiles en la transición energética, han subido cinco veces respecto al precio de principios de 2020 por megavatio-hora, lo que afecta a las facturas domésticas, a los agricultores y también a productores de comida.
El Bank of America estimó que por los incrementos de los precios de los energéticos en el viejo continente, que aumentó la inflación al 5 por ciento —algo no visto desde 1997—, los consumidores tienen que aumentar su gasto en 500 dólares en promedio respecto al 2020, es decir, hay una afectación en el bolsillo de las familias con menos ingresos.
"En invierno las plantas solares y eólicas no funcionan al 100 por ciento y se necesita más gas natural, que es el combustible menos contaminante, pero hay poco", dijo la analista energética Miriam Grunstein.
Europa occidental depende del gas natural importado de Rusia, Argelia, Irán y Azerbayán. Según datos de la Asociación de Infraestructuras de Gas Europeas (GIE), las reservas de gas para el invierno en curso son las más bajas en la última década. El principal proveedor de Europa, la compañía rusa Gazprom, retuvo el suministro adicional de verano más allá de sus contratos de largo plazo para restaurar sus reservas domésticas de cara al invierno.
En la Unión Europea, de acuerdo con The Conversation, algunas de las razones del alto precio del gas son el impacto de la pandemia, el aumento del consumo después del paro productivo, la subida de los precios del transporte marítimo, las tensiones entre Estados y el uso de las materias primas como forma de presión geopolítica ante el duro invierno europeo.
"La gente tiene que dejar de consumir otros bienes para pagar la factura del gas y no morir de frío con la calefacción. Eso también detiene la actividad económica por la reducción del consumo y porque las empresas pierden competitividad porque las tarifas eléctricas se vuelven determinantes y detienen actividades", planteó Grunstein.
En España se registraron aumentos de tarifas eléctricas históricos cada día, elevando a su vez la tasa de inflación a más del 5 por ciento a finales de año. Los productores alemanes de maíz y trigo no consiguen fertilizante porque fabricarlo requiere gas natural.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, exhortó a los 27 estados miembros a reducir su dependencia del gas natural, no sólo para acelerar la transición a eólica y solares, sino también para reducir la dependencia del bloque de las importaciones de Rusia.
“La transición a la energía limpia no sólo es vital para nuestro planeta. También es crucial para nuestra economía y para la resiliencia ante conmociones en el precio de la energía”, afirmó.
AUMENTOS EN ASIA
Los cortes de electricidad dejan las calles a oscuras y hacen enmudecer las fábricas en China, la principal economía asiática, después de que subieron los precios del gas y el carbón, material con el que genera en torno a un 60 por ciento de su energía.
"China desplegó un programa muy ambicioso y atractivo de apuesta por tecnologías renovables, pero también empezó a desacoplar gradualmente los proyectos de carbón para generar electricidad", comentó el analista Arturo Carranza.
Algunas empresas eléctricas chinas han optado por interrumpir el servicio porque están sujetas a límites para trasladar el coste a los clientes y a órdenes del gobierno de cumplir los objetivos de reducción de emisiones de efecto invernadero.
Fábricas en la provincia de Jiangsu, en el noroeste de Shanghái, y Zhejiang, en el sureste, cerraron desde mediados de septiembre, y docenas de instalaciones advirtieron de posibles retrasos en las entregas.
La fábrica de Joyas Chenchen en Dongyang, una ciudad en Zhejiang, sufrió unos diez días de cortes de electricidad, dijo su directora general, Joanna Lan. Producen cintas de pelo, material de escritorio y regalos promocionales, y exporta un 80 por ciento de sus productos a Estados Unidos, Europa y otros mercados.
Las entregas se retrasaron “al menos una semana”, dijo Lan. “Hemos tenido que comprar generadores”.
Shenyang, la ciudad más grande del noreste de China, apagó las farolas y ascensores y cortó la luz a restaurantes y comercios durante unas horas al día.
Las importaciones chinas de gas han subido, pero la creciente demanda en Japón, Corea del Sur y Taiwán ha ayudado también a impulsar los precios globales, dijo Jenny Yang, gerente de investigación de futuros de gas y energía en China en IHS Markit.
–Con información de AP y EFE