Erik Del Ángel Landeros
14/11/2021 - 12:02 am
A 200 años de la creación de la SRE, su etapa huertista
La política exterior del huertismo transitó de una postura excepcional para la tradición diplomática del país...
Este 8 de noviembre se conmemoraron 200 años de la creación de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE). En esa fecha de 1821, la Regencia del Imperio Mexicano decretó la creación de la Secretaría de Estado y del Despacho de Relaciones Exteriores e Interiores, a cargo de José Manuel de Herrera. A partir de ese momento, la SRE ha pasado por diversos momentos históricos, vinculados a los sucesos que han acontecido en México y en su Gobierno. Así como en la Historia nacional, hay etapas de la Cancillería no tan conocidos, entre estas se encuentra la del cuestionado Gobierno de Victoriano Huerta.
Nueve personas estuvieron al frente de la Secretaría de Relaciones Exteriores de aquel Gobierno, tanto secretarios, como encargados de despacho (subsecretarios en turno generalmente): Francisco León de la Barra, Carlos Pereyra, Manuel Garza Aldape, Federico Gamboa, Querido Moheno, Roberto Esteva Ruiz, José López Portillo y Rojas, Antonio de la Peña y Reyes y Francisco Carbajal.
La política exterior del huertismo transitó de una postura excepcional para la tradición diplomática del país, al estar completamente vinculada a EUA, fruto del peso y significado del Pacto de la embajada, hacia el polo contrario, el del antiyanquismo. Este cambio diametral se debió a tres factores: 1. La insistencia del primer canciller huertista, Francisco León de la Barra, para regresar a la tradición diplomática, ante: 2. La demora del prometido reconocimiento de EUA al régimen mexicano; 3. El avivamiento del nacionalismo de Huerta, producto del resentimiento por el rechazo anterior, y de diversos factores personales y generacionales. Pero este texto no versará sobre la política exterior de ese entonces, sino en la SRE de aquel momento.
Durante el mandato de Huerta, la Secretaría de Relaciones mantuvo en buena medida la organización y estructura que se había configurado durante el gobierno de Porfirio Díaz, las cuales se mantuvieron intocadas durante el maderismo. La conformación de la diplomacia estuvo regida por la Ley orgánica del cuerpo diplomático mexicano de junio de 1896. En su artículo 1º, la ley establece que los grados del cuerpo diplomático eran: I. Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario; II. Ministro Residente; III. Encargado de Negocios; IV. Primer secretario; V. Segundo secretario; VI. Tercer secretario; VII. Agregado. Cabe mencionar que estas categorías fueron establecidas en el plano internacional desde el Congreso de Viena en 1815 y el Congreso de Aquisgrán. Ahí, se definieron cuatro categorías de representantes: 1) embajador y legados y nuncios papales; 2) enviados extraordinarios y ministros plenipotenciarios; 3) ministros residentes; 4) encargados de negocios. Tal vez, la práctica internacional provocó que, durante el huertismo e incluso antes, hubiera nombramientos como embajadores. En ese momento había cuatro diplomáticos mexicanos con ese rango, de los cuales algunos habían estado acreditados ante potencias como EUA: Querido Moheno, Francisco León de la Barra, Federico Gamboa y Gilberto Crespo Martínez.
Existen claros indicios de que en el régimen de Huerta se pretendía reformar la estructura y funcionamiento de la SRE. Por ejemplo, en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso el 1º de abril de 1913, Victoriano Huerta expresó:
El Ejecutivo se preocupa seriamente por la reorganización definitiva de los cuerpos diplomáticos y consular sobre bases que, estudiadas con detenimiento, se someterán oportunamente a las honorables Cámaras, y a fin de que dicten las leyes orgánicas respectivas.
Las modificaciones planteadas estaban a cargo de León de la Barra. Victoriano Huerta volvió a mencionar el tema en su informe de septiembre de 1913, sostuvo: “la Dirección General de Consulados ha terminado un proyecto de ley que reforma radicalmente la actual Ley Orgánica del Servicio Consular Mexicanos y que será sometido próximamente a la consideración del Congreso.” En ese momento, Federico Gamboa era el secretario del ramo y, al ser diplomático de carrera como de la Barra, es posible que siguiera dando impulso a la reforma y mejora del personal diplomático y consular. Los cancilleres que siguieron después de Gamboa, quien duró aproximadamente dos meses en el cargo, no eran diplomáticos de profesión, situación que posiblemente le restó impulso a la modificación legal que se estaba trabajando. A la postre, durante el régimen huertista no se emitió ninguna ley que reformara la organización de la SRE, posiblemente, por la tensión que prevaleció con el Congreso de la Unión y la prioridad que se le pudo dar a otros temas nacionales. De acuerdo con lo mencionado, la organización de los cuerpos diplomático y consular que se formularon desde 1891 y 1896, y se reformaron en 1910 y 1911, se mantuvieron prácticamente intactos hasta 1917. Esta intención del huertismo de actualizar el marco legal de los diplomáticos, así como el de mejorar sus condiciones laborales, puede también ayudar a explicar el respaldo del cuerpo diplomático y consular al nuevo Gobierno. Seguramente se recibió muy bien la designación de un diplomático como León de la Barra como secretario. Los elementos anteriores y la disciplina característica de los diplomáticos dieron forma a su lealtad respecto al gobierno formalmente constituido. Esta adhesión fue tan generalizada, sobre todo en los primeros meses, que algunos cónsules ofrecieron a la Administración cederle un día de su sueldo para contribuir a las finanzas públicas tan lastimadas.
Si la estructura administrativa y el marco legal de cancillería era ostensiblemente porfirista, los diplomáticos que la encabezaron también. Asimismo, cabe señalar, que León de la Barra se encargó de designar a sus principales colaboradores y a hacer las modificaciones en las representaciones en el extranjero. Huerta no le impuso a su equipo ni a algún otro embajador en el extranjero y pocas veces cambio esta conducta con los otros secretarios del Ramo.
Cuando el huertismo cayó, la mayoría de los personajes que trabajaron para el Gobierno de Huerta en la cancillería y estaban en México empezaron a salir del país, temerosos de las represalias que el constitucionalismo podría tomar contra ellos. Los diplomáticos que se encontraban en legaciones, embajadas y consulados en el extranjero permanecieron en sus puestos, expectantes del desenvolvimiento de los sucesos. Seguramente pensaban que el régimen entrante les dictaría nuevas órdenes y realizaría los movimientos correspondientes, tal y como ocurrió cuando Madero o Huerta ocuparon la presidencia. No obstante, el constitucionalismo no pensaba repetir la misma conducta del maderismo y desconoció a toda la Administración Pública que se encontraba en funciones. Desapareció al Ejército federal y también eliminó al servicio exterior que se encontraba vigente desde el porfiriato. Por ello, cuando normalmente se hace menciona al servicio exterior de carrera, normalmente se refiere al iniciado en 1934 por la Ley del Servicio Exterior, Orgánica de los Cuerpos Diplomático y Consular Mexicano.
El servicio exterior diplomático y consular anterior quedó prácticamente borrado de la memoria. En este bicentenario de la SRE es buen momento para recordar a aquel cuerpo diplomático que sufrió la extensión debido a que sirvió al Gobierno formalmente constituido y reconocido por el 70% de los países con los que tradicionalmente nuestro país sostenía relaciones. El constitucionalismo no tuvo miramientos contra ese servicio civil de carrera por interpretar que había tomado partido político en esa cruenta Revolución mexicana.
Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.
más leídas
más leídas
opinión
opinión
29-11-2024
28-11-2024
28-11-2024
27-11-2024
27-11-2024
destacadas
destacadas
Galileo
Galileo