México también destaca por ser el tercer país a fecha del 1 de noviembre con la tercera tasa de vacunación más baja, con un 47 por ciento de la población inmunizada.
París, 9 nov (EFE).- México tiene las peores cifras de mortalidad de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) desde que comenzó la crisis de la COVID-19 a comienzos de 2020, hasta el punto de que el aumento del número de fallecimientos triplica la media registrada en la organización.
En su informe bienal sobre la salud publicado este martes, y que en esta ocasión se centra en el impacto del coronavirus, la OCDE señala que la epidemia ha causado directa e indirectamente entre 2020 y la primera mitad de 2021 un incremento medio de la mortalidad del 16 por ciento respecto a los cinco años precedentes.
En México, sin embargo, el alza ha sido del 54.8 por ciento. De hecho, se han producido allí prácticamente cuatro mil 500 decesos por cada millón de habitantes más de los que se podían esperar si no hubiera irrumpido la pandemia frente a apenas dos mil en el conjunto de la organización.
Las 290 mil muertes oficialmente atribuidas a la COVID en ese país, en cualquier caso, significan menos de dos mil fallecimientos por cada millón de habitantes, un contraste que según precisa a EFE Federico Guanais, uno de los autores del informe, se explica porque en México se hacen muchos menos test.
Es decir, que hay una parte significativa de los fallecimientos que se han producido desde 2020 que también se deben al coronavirus aunque no hayan sido detectados como tales.
México también destaca por ser el tercer país a fecha del 1 de noviembre con la tercera tasa de vacunación más baja, con un 47 por ciento de la población inmunizada, frente al 65 por ciento de media en los 37 Estados miembros para los que hay datos.
Su posición relativa ha retrocedido en los últimos meses, ya que a comienzos de julio ocupaba el sexto puesto por la cola, lo que ilustra la lentitud de la campaña de vacunación, que como recuerda la organización, está permitiendo reducir netamente el impacto de la epidemia en términos de hospitalizaciones y de muertes.
Guanais hace notar que Latinoamérica tomada como conjunto "si no es la más afectada es una de las regiones del mundo más afectadas" por el coronavirus desde que se propagó la epidemia a comienzos de 2020, con otros países igualmente fuertemente golpeados, como Perú o Brasil.
Entre los que pertenecen a la OCDE, también se ha visto seriamente sacudido Colombia, donde la mortalidad global subió un 37.8 por ciento en un año y medio hasta junio de 2021 si se compara con el periodo de referencia de 2015 a 2019.
Colombia tiene, de hecho, la menor tasa de cobertura por vacunación de todos los países miembros, ya que solo un 42 por ciento de sus habitantes habían recibido la pauta completa al empezar noviembre.
Una situación que contrasta con la de Chile, donde ya se había inmunizado en la misma fecha al 79 por ciento de la población, el tercer porcentaje más elevado de toda la OCDE.
En Chile, la mortalidad global ha subido un 25.7 por ciento desde que empezó la crisis de la COVID, es decir, más que la media.
Otra situación muy diferente es la de Costa Rica, que es uno de los miembros de la OCDE que menos mal parado ha salido hasta el momento de la pandemia. En 2020 su esperanza de vida incluso se incrementó en 0.2 años para situarse en 80.7 años, por encima de la media.
Y eso que su tasa de vacunación, del 54 por ciento, está once puntos porcentuales por debajo del conjunto de la organización.