Expertos advierten sobre los desplazados que podría ocasionar el cambio climático para 2050. Tan sólo en 2020, un informe de la ONG Ecodes indicó que 30 millones 700 mil de personas tuvieron que desplazarse por esta problemática.
Por Lourdes Uquillas
Madrid, 29 oct (EFE).- Los desplazados internos provocados por el cambio climático en países vulnerables, cifrados actualmente entre 20 y 30 millones de personas, podrían alcanzar cifras de miles de millones en el año 2050.
Expertos consultados por EFE han manifestado que en esta situación, provocada por temporales, sequías o la inseguridad alimentaria, tienen un alto grado de incidencia el modelo económico y de desarrollo actual, a lo que hay que unir la crisis de la pandemia.
El director asociado de Transición Justa y Alianzas globales de la ONG española Ecodes, Mario Rodríguez, ha asegurado que el impacto del cambio climático provoca actualmente más de 20 millones de desplazados internos, según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
Por su parte, el director de incidencia de Ayuda en Acción, Alberto Casado, explica que en 2020 un informe de la oficina de desplazamientos internos de esta organización internacional hablaba de que 30 millones 700 mil de personas tuvieron que desplazarse internamente por desastres relacionados con el clima, que se están intensificando con el clima.
El impacto del cambio climático, según afirma Mario Rodríguez, es mayor para los más vulnerables por varios motivos; en primer lugar por tratarse de poblaciones que no tienen recursos suficientes para elegir la energía que consumen, por lo que no pueden ayudar a mitigar la crisis climática.
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— ECODES (@ecodes) October 29, 2021
Además, les afecta a su alimentación, como ha recogido el informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) que señala que las zonas más afectadas por sequías, huracanes o inundaciones también son las que más sufren por la inseguridad alimentaria, como en el Sahel y toda África, el sureste asiático u Oriente Medio.
El responsable de Ecodes ha recordado asimismo que todo el conflicto de la guerra en Siria se produjo por una sequía que derivó en un estallido social.
Pero el cambio climático también afecta al factor vivienda: «suelen ser poblaciones con infraviviendas» que aguantan poco las inundaciones o las olas de calor y sus recursos son escasos para vivir pero también para la adaptación al cambio climático, como en Sahel, algunas zonas de Latinoamérica o en el Himalaya con el deshielo de sus glaciares.
Son poblaciones «muy afectadas por el cambio climático» y no tienen recursos para mitigar o adaptarse a sus efectos, «una combinación demoledora», ha aseverado Rodríguez, quien ha explicado que el concepto de refugiado climático no está reconocido jurídicamente por Naciones Unidas.
«Solo en África, hay más de 20 millones de desplazados climáticos al año. La falta de recursos puede conducir a conflictos y a la migración de miles de personas que huyen de Siria, el Sahel, Sudán o Somalia».
Añade que si no se produce un cambio o se reduce el impacto del cambio climático, según las proyecciones, ese número de migrantes climáticos «podría multiplicarse entre centenares y miles de millones de aquí a 2050» y destaca que millones de personas de Oriente Medio sin vivienda o alimentos o del Sahel buscarán refugio en Europa.
Este fenómenos se está viendo en otras áreas como Centro o Suramérica que están migrando hacia el norte a Estados Unidos, como los afectados por sequías en el Corredor Seco de Centroamérica o zonas de Sudamérica afectadas por otros fenómenos climáticos.
El problema «no se valora en toda su dimensión», ha asegurado Rodríguez, y ha afirmado que según previsiones de la ONG Ayuda en Acción se calcula en mil millones de desplazados climáticos para 2050 en escenarios climáticos extremos.
«Puede ser una crisis geopolítica importante y en espacios como Europa, con una serie de valores y principios donde se pueden generar conflictos», sobre todo en los países de entrada de la frontera sur. Esto se va a incrementar de forma progresiva y lo vamos a ver a finales de esta década, sin esperar a 2050″.
Hay una serie de medidas que se han adoptado para contrarrestar esta situación, que van de las globales a las que llevan a cabo las ONG, señala el miembro de Ecodes, entre las primeras está la creación del Fondo Verde en 2009 en Copenhague, al que los países desarrollados se comprometieron aportar 100 mil millones de dólares anuales para la mitigación y adaptación climática de los menos desarrollados.
Pero «en los últimos 15 años solo se han acumulado 20 mil millones de dólares, cuando el compromiso era 100 mil millones anuales a partir de 2020. Estos fondos eran adicionales, es decir que no se sacasen de ayudas a la cooperación, el 0.7 por ciento famoso».
«La falta de transparencia no ha permitido saber si ese dinero sale de los fondos de ayuda a la cooperación», según Rodríguez, a pesar de que en 2018 la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico hablaba de 70 mil millones sin especificar la procedencia de esos fondos.
El «único fondo fiable es el de Naciones Unidas que habla de 20 mil millones de euros», ha asegurado. Añade que España para el periodo 2020-2023 tiene previsto aportar a ese fondo 150 millones de euros, cuando la aportación debería ser de unos 400 millones de euros anuales.
En ese sentido, las ONGs hacen un «papel innegable e importantísimo en los países afectados por crisis climáticas, ahora habrá que ver si los países del norte afectados por el cambio climático no restan dinero al Fondo Verde para aplicarlo en sus propios países».
El director de incidencia de Ayuda en Acción, Alberto Casado, señala que según datos de la Oficina de Naciones Unidas de Asuntos Humanitarios se estima que el 17.2 por ciento de la población de Latinoamérica, es decir 5.2 millones de personas, necesitan ayuda humanitaria, mientras desde Centroamérica, se están desplazando hacia el norte miles de personas.
Ha añadido que desde hace unos años se está hablando de «crisis de desarrollo lento», que son las que se dan de año en año entre sequías, huracanes, sequías en zonas donde las comunidades son eminentemente agrícolas que se están viendo obligadas a migrar por estos efectos climáticos.
Ha recordado que en 2020 se produjo una plaga de langostas en Etiopía agravada por los efectos del cambio climático y ha coincidido con Rodríguez en señalar que la situación es igual de grave en el Sahel o en zonas afectadas por el aumento del nivel del mar: «nos estamos comiendo la biodiversidad, provocando este tipo de situaciones que serán cada vez más frecuentes por la destrucción de las zonas silvestres».
Casado explica que desde Ayuda en Acción trabajan en lograr la resiliencia frente al cambio climático, para lo que impulsan el empoderamiento de las comunidades, la organización en cooperativas agrícolas, en mejorar las semillas para que sean más resistentes como en Centroamérica, o las «cosechas de agua» en los Andes con la construcción de embalses para el ganado de los camélidos, principal fuente de recursos.
Asimismo, trabajan en la capacitación de la población para el cultivo de alimentos que aporten a la dieta familiar, en crear depósitos de grano y semillas para momentos de escasez y el apoyo a las mujeres, quienes lideran el sostenimiento de las familias, fortalecerlas, empoderarlas permite que las comunidades salgan adelante, ha manifestado.
Los dos expertos no son demasiado optimistas sobre los resultados de la próxima Cumbre del Clima (COP26) de Glasgow (Reino Unido), no obstante esperan la agilización de los fondos y compromisos para la mitigación y adaptación al cambio climático de los poblaciones más vulnerables, más aún cuando la temperatura del planeta siguen en aumento, según Naciones Unidas.