Esta vacuna, desarrollada por el Instituto de Medicina Experimental de Rusia, tendrá el sabor de un lácteo. Los ensayos preclínicos podrían concluirse antes de fin de año.
Moscú, 7 oct (EFE).- Científicos rusos desarrollan un lácteo para prevenir el contagio por la COVID-19, informó este miércoles el jefe del equipo, Alexandr Suvórov.
"Esperamos terminar los ensayos preclínicos antes del fin de año y preparar la documentación correspondiente para principios de 2022", dijo Suvórov, director del departamento de microbiología molecular del Instituto de Medicina Experimental ruso.
El científico, citado por la agencia Interfax, precisó que la vacuna tendrá el mismo sabor que un producto lácteo.
Agregó que su centro de investigación ha desarrollado una tecnología especial para el empleo de probióticos en calidad de un remedio para prevenir el coronavirus.
El pasado agosto, un equipo de científicos de Uzbekistán comenzó a desarrollar vacunas comestibles contra la COVID-19 sintetizadas en tomates.
"Los experimentos han mostrado que la proteína S del coronavirus, sintetizada en un tomate, al alcanzar el intestino despierta el sistema inmunológico y los anticuerpos producidos luchan contra el patógeno", dijeron en la Academia de las Ciencias de esa república centroasiática.
Los ensayos de la vacuna uzbeka durarán hasta finales del año, según la academia.
Entre las ventajas de ese fármaco, sus desarrolladores mencionaron su precio económico y la facilidad para suministrarlo a los niños.