Tomás Calvillo Unna
06/10/2021 - 12:05 am
Los pronombres son la sociología del ser
Rendija: el desafío mayor en estos tiempos es la violencia que se ha agudizado en los últimos años, y si fracasa su contención y reducción, la irrupción de un profundo desacuerdo político puede detonar una confrontación en el ámbito civil de pronósticos reservados.
Rendija: el desafío mayor en estos tiempos es la violencia que se ha agudizado en los últimos años, y si fracasa su contención y reducción, la irrupción de un profundo desacuerdo político puede detonar una confrontación en el ámbito civil de pronósticos reservados.
El cuerpo está tejido del yo
el pronombre es su sangre.
Esa gramática de la primaria,
la primera identidad,
un ejercicio de raspones, escritura
y pronunciación:
tú, ella , él, nosotros, nosotras;
ustedes…
Uno, dos, el número en las palabras,
los géneros estremecidos,
el diseño siempre inconcluso
de quienes somos.
¿Y el alma?
¿Dónde el yo del alma
y sus pronombres todos?
No estaba en el pizarrón,
aunque a veces creyéramos
que en el salón flotaba
y se escapaba por los ventanales
que daban al patio de los recreos.
Cierto, el alma, su sustancia,
no puede estar encerrada en ningún lado,
menos en un cuerpo; tarde o temprano
se escabulle.
Ahora es distinto,
han pasado muchas cosas
sumas, restas, divisiones
y hasta multiplicaciones;
el hechizo de lo virtual.
Ya no hay gises, ni borradores;
sólo la pizarra de los cielos
que parecieran interminables,
una capa tras otra,
de galaxias y noches
más oscuras que las de San Juan.
El plural que somos,
emerge de su singular etéreo.
Asemeja más a un ave
que al reptil,
al león
o la liebre.
El singular del yo
que mira
desde un lugar tan lejano
y a la vez único
en su mirar nos acompaña.
Ahora el yo ausente que retorna
cuando nos replegamos
y elegimos callar y observar,
advierte su presencia.
Aparece ya no como augurio,
y nos enseña a ver más allá
de la tormenta que se aproxima.
El tiempo no le atemoriza,
atraviesa su porosidad,
y está presente aquí,
y del otro lado,
en lo invisible que nos rodea.
Su aliento palpita
en la hondura del corazón;
aprender a sentirla,
requiere de preparar su habitación
en el yo del cuerpo que transita;
Innata de sabiduría
ayuda a no desistir
en el arduo camino de la vida:
Entidades, no sólo personajes,
esta conjugación de los pronombres.
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