La variante Delta ha traído una nueva ola de contagios en varias regiones del mundo, lo que ha llevado a gobiernos a cuestionarse la necesidad de una tercera dosis de las vacunas, pero ¿es realmente indispensable? Un experto explica al respecto.
Por Vicente Soriano
Facultad de Ciencias de la Salud & Centro Médico, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja
Madrid, 29 de septiembre (The Conversation).- Más de un 75 por ciento de los españoles ha recibido ya las pautas completas de vacunación frente al SARS-CoV-2. El beneficio de las vacunas en España ha sido espectacular, como ha demostrado un estudio reciente con datos del Ministerio de Sanidad.
El impacto ha sido más importante en la población más vulnerable, esto es, aquella con un mayor riesgo de hospitalización y muerte. De hecho, la vacunación masiva de los mayores de 60 años evitó que se produjera una cuarta ola de ingresos y fallecimientos por COVID-19 el pasado abril, tras la Semana Santa. Sin embargo, sí hubo entonces un elevado número de nuevos diagnósticos, confirmando que las vacunas no evitan la transmisión pero sí las neumonías graves.
Durante el verano hemos tenido una última ola de COVID-19, producida por la variante Delta del coronavirus, que es mucho más transmisible. Los casos se han dado sobre todo en jóvenes y en no vacunados. Acabamos de estrenar el otoño y la crisis pandémica parece estar bajo control en España. ¿Descartamos entonces nueva ola?
COVID-19 EN ISRAEL
La protección que proporcionan las vacunas parece durar no más de seis meses, tal como demuestran los últimos datos de Israel. Ese país fue el que vacunó con más celeridad a una mayor proporción de su población adulta. Sin embargo, desde julio ha habido en Israel una gran ola de nuevos casos de infección por SARS-CoV-2. Eso sí, la proporción de formas graves ha sido baja. Más importante aún, las hospitalizaciones por COVID-19 han sido 20 veces menos frecuentes en aquellos que habían recibido una tercera dosis de la vacuna.
Se ha argumentado que quizás las vacunas administradas hasta ahora pudieran ser menos eficaces frente a la nueva variante Delta, que es mucho más transmisible y que se ha expandido por todo el mundo desde India. Sin embargo, parece que no es el caso y que la eficacia se mantiene en gran parte, al menos tras haber recibido las dos dosis.
Entonces, ¿a qué se debe el reciente resurgir de nuevos casos de infección por SARS-CoV-2 en Israel? Parece que son varias las razones:
1.- La irrupción de la muy transmisible variante Delta.
2.- La vuelta al colegio de los niños, el único colectivo que no había sido vacunado.
3.- Las reuniones familiares con motivo de las fiestas religiosas judías.
4.- La práctica masiva y repetida de test diagnósticos en el país, que ha aflorado muchos casos asintomáticos o leves.
5.- Y la razón principal, que parece ser la pérdida progresiva de eficacia de las vacunas administradas durante el primer trimestre del año.
Una experiencia similar a la de la COVID-19 en Israel se ha vivido en Islandia, un país de apenas 350 mil habitantes en el círculo polar ártico. Casi todos sus adultos se habían vacunado antes del verano. A pesar de ello, los nuevos casos fueron en aumento en agosto tras irrumpir la variante Delta. Sin embargo, apenas hubo casos graves y sólo ha fallecido un paciente.
COVID-19 EN ESTADOS UNIDOS
En contraste, la pandemia está aún muy activa en algunos estados sureños de EU, donde la tasa de vacunación es baja, inferior al 50 por ciento, y la variante Delta se transmite con gran rapidez. Durante el año 2020, más de medio millón de norteamericanos fallecieron por COVID-19. Respecto a los años previos, la mortalidad de 2020 experimentó un incremento del 18 por ciento. La infección por SARS-CoV-2 supuso la tercera causa de mortalidad en EU, solo por detrás de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
El gobierno de Estados Unidos aprobó hace pocos días la administración de la tercera dosis de la vacuna de Pfizer para tres grupos de población: ancianos, inmunodeprimidos y personal con riesgo de alta exposición al coronavirus (sanitarios, educadores, servicios públicos, etc.). Es previsible que también se aprueben pronto dosis adicionales para las vacunas de Moderna y Janssen. La justificación de una tercera dosis en ancianos y en inmunodeprimidos es clara: en ellos la respuesta inmune a la vacuna es menor o desaparece con mayor rapidez.
Más discutible es la administración de una tercera dosis en el personal con alto riesgo de exposición, como sanitarios y educadores. En cualquier caso, las dosis de recuerdo proporcionan una protección adicional. Y, aunque pudieran ser innecesarias en algunos, serán más protectoras para la mayoría, especialmente conforme pasa el tiempo.