Un nuevo informe llamado "Meat Atlas 2021" ("Atlas de la carne") que fue publicado este mes de septiembre, expone más evidencia que destaca el papel que juega la industria ganadera dentro de la crisis climática y la pérdida de biodiversidad. Este informe menciona que el sector alimentario genera entre el 21 por ciento y el 37 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero, de las cuales el 57 por ciento proviene solo de las granjas industriales. Se estima que este porcentaje aumentará de manera alarmante en los próximos años si las proyecciones que se tienen sobre las tendencias de consumo a nivel global se mantienen.
Sabemos que las empresas cárnicas y lácteas reciben mucho financiamiento, tan sólo entre el 2015 y 2020 recibieron más de 478 mil millones de dólares a nivel mundial. Con ayuda de estos apoyos, la producción podría aumentar 40 millones de toneladas para el año 2029 hasta alcanzar 366 millones de toneladas de carne producidas anualmente. Esta octava edición del "Meat Atlas" señala que sólo 20 empresas ganaderas en el mundo producen más emisiones de gases de efecto invernadero que países enteros como Alemania, Francia o Gran Bretaña. Así mismo, JBS, Tyson, Cargill, Dairy Farmers of America y Fonterra, cinco de las más grandes del mundo, emiten más gases de efecto invernadero que importantes empresas petroleras como ExxonMobil, Shell o BP.
Tres cuartas partes de las tierras agrícolas del mundo se utilizan para la crianza de animales o para crecer los alimentos que se usan para engordarlos. Tan sólo en Brasil, 175 millones de hectáreas se utilizan para la crianza de animales destinados para consumo de la humanidad, este espacio de tierra sería casi igual a la superficie agrícola de la Unión Europea entera. Casi 2/3 de todos los cultivos de soya, maíz y cebada y aproximadamente 1/3 de todos los cultivos de granos se utilizan para alimentar a los animales, por lo que reducir el consumo de productos animales haría que las tierras destinadas para la alimentación de los animales estén disponibles para otros usos (Lancet, 2019).
"Los intereses económicos de la industria cárnica, que vale miles de millones, y la negativa de los políticos a reformar de manera estratégica y coherente nos mantienen en un camino tortuoso que sobrepasa los límites ecológicos del planeta", agregó Barbara Unmüßig, presidenta de Heinrich-Böll- Stiftung.
Según cálculos publicados por Our World Data en el 2020, de todas las fuentes de proteínas, las plantas tienen la menor huella de carbono, independientemente de los métodos de producción. Incluso cuando se comparan las emisiones de los productores de carne y lácteos de menor impacto con los productores de plantas de mayor impacto, las fuentes de proteínas a base de plantas tienen una menor huella de carbono.
Un sistema alimentario centrado en la crianza de animales para consumo es realmente insostenible. Cambiar lo que llevas a tu plato en cada comida puede hacer la diferencia.