La planta a gran escala fue construida por las empresas Climeworks y Carbfix, la cual extraerá cuatro mil toneladas de dióxido de carbono del aire cada año.
Ciudad de México, 9 de septiembre (SinEmbargo).– Es la planta más grande del mundo diseñada para succionar dióxido de carbono del aire y convertirlo en roca. Y ha comenzado a funcionar. La llamaron “Orca”, palabra islandesa (“Orka”) que significa “energía”. Consta de cuatro unidades, cada una compuesta por dos cajas de metal que parecen contenedores de envío.
Fue construida por las empresas Climeworks y Carbfix. Cuando opere a su capacidad, la planta extraerá cuatro mil toneladas de dióxido de carbono del aire cada año, según las empresas citadas por The Guardian. Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos equivale a las emisiones de unos 870 automóviles. La construcción de la planta costó entre 10 y 15 millones de dólares, según Bloomberg.
La start-up suiza Climeworks AG se especializa en capturar dióxido de carbono directamente del aire. Se ha asociado con la firma islandesa de almacenamiento de carbono Carbfix para desarrollar la planta.
Para recolectar el dióxido de carbono, la planta usa ventiladores para llevar aire a un colector, que tiene un material de filtro en su interior. Una vez que el material del filtro se llena con CO2, el colector se cierra y se eleva la temperatura para liberar el CO2 del material, después de lo cual se puede recolectar el gas altamente concentrado.
Tune in for the launch of #Orca, the world's first large-scale #DirectAirCapture and storage plant.
The launch will be live-streamed at 5pm CET / 3pm GMT / 11am EDT via this link: https://t.co/6oEAtK0ZlG#ClimateChange #ClimateAction #CarbonRemoval #Iceland #GlobalWarming pic.twitter.com/NYD0EA9Sjh
— Climeworks (@Climeworks) September 8, 2021
Luego, el CO2 se mezcla con el agua antes de inyectarse a una profundidad de mil metros en la roca basáltica cercana donde se mineraliza. Los defensores de la captura y almacenamiento de carbono creen que estas tecnologías pueden convertirse en una herramienta importante en la lucha contra el cambio climático. Los críticos argumentan que la tecnología sigue siendo prohibitivamente cara y que podría tardar décadas en funcionar a gran escala.
La captura directa de aire es una de las pocas tecnologías que extraen dióxido de carbono de la atmósfera y los científicos la consideran vital para limitar el calentamiento global, a la que se culpa por causar más olas de calor, incendios forestales, inundaciones y aumento del nivel del mar.
Otras empresas planean seguirle los pasos a “Orca”. Repsol y la petrolera china Sinopec anunciaron otra planta de captura de CO2 para su posterior uso en la producción de hidrocarburos verdes, es decir, compuestos químicos producidos mediante procesos que no emiten gases de efecto invernadero. Estos hidrocarburos pueden ser combustibles verdes, como el gasóleo y la gasolina verde, o incluso parafinas especiales utilizadas en la fabricación de diversos productos utilizados en la vida cotidiana.
From vision to reality.#Orca - the world's first large-scale #DirectAirCapture and storage plant will launch on 8th September.
Together with our Icelandic partner @CarbFix we will remove and store thousands of tons of CO₂ underground, permanently.#ClimateChange #CarbonRemoval pic.twitter.com/VIB5SzHzId— Climeworks (@Climeworks) August 12, 2021
El diario español El Economista dice que los investigadores trabajarán desde el desarrollo hasta la implementación a escala piloto de dos sistemas integrados con tecnologías nacionales capaces de consumir CO2 de diferentes fuentes, como las actividades de exploración y producción en alta mar para la producción de hidrocarburos verdes, en un ciclo cerrado de producción y consumo de CO2 alimentado por fuentes de energía renovables.
Como estos sistemas serán los primeros procesos integrados de generación de hidrocarburos verdes a partir de CO2 a escala piloto en Brasil, el proyecto CO2CHEM se considera un pionero e inaugura su línea de Investigación y Desarrollo en Gestión del Carbono para Repsol Sinopec Brasil.
Este proyecto se suma al que la petrolera tiene en marcha en Petronor. La compañía utilizará para la nueva planta de ecocombustibles tecnología puntera aplicada y el CO2 capturado en la cercana refinería. Su desarrollo supone un reto tecnológico de primer orden que estará liderado por el centro de investigación Repsol Technology Lab, que se encuentra en Móstoles.
Combinará el hidrógeno verde -energía 100 por ciento limpia al ser generada a partir de fuentes renovables- con el CO2 como materia prima en el proceso, y situará a Repsol a la vanguardia del desarrollo de los combustibles de cero emisiones netas