“Tenemos experiencias positivas de intercambio con la OMS para la certificación de las vacunas", dijo directora del centro que creó Abdala. Las vacunas aprobadas por la OMS ofrecen un aval muy confiable y les permiten ser distribuidas a través de los mecanismos de inmunización de esa organización.
Por Andrea Rodríguez
LA HABANA, 2 de septiembre (AP) — Las tres vacunas de producción cubana contra el nuevo coronavirus, que se usan masivamente en la isla, serán presentadas a la Organización Mundial de la Salud para su calificación, dijeron científicos y funcionarios de la nación caribeña.
“A partir de que hemos recibido el autorizo de uso de emergencia de tres vacunas contra la #COVID19 por la autoridad regulatoria cubana... tenemos previsto comenzar intercambios con la OMS para su reconocimiento”, escribió el jueves Eduardo Martínez, presidente de BioCubafarma, el conglomerado estatal que produce medicamentos en el país.
La empresa desmintió comentarios de prensa en Estados Unidos que afirmaban que la entidad internacional había negado el visto bueno a Soberana 02, Soberana Plus y Abdala, los tres inoculantes desarrollados por Cuba, pues aún no inicia el proceso para ello. BioCubafarma indicó en redes sociales que desde la etapa de desarrollo de las vacunas se ha intercambiado información con representantes de la OMS “y la ha mantenido actualizada de los resultados”. “Próximamente tendremos conversaciones sobre el proceso de precalificación”, agregó.
The Associated Press hizo un pedido de comentarios a la OMS que no fue contestado en lo inmediato.
Hoy sesionó encuentro de trabajo en la presidencia de BioCubaFarma, con el representante de la OPS/OMS en CUBA, el Doctor José Moya. El encuentro se desarrolló en un clima favorable y tuvo como objetivo el proceso de reconocimiento de nuestras vacunas Covid-19 por la #OMS. pic.twitter.com/2UfNQQR8P3
— BioCubaFarma (@BioCubaFarma) September 2, 2021
“Tenemos experiencias positivas de intercambio con la OMS para la certificación de las vacunas, como por ejemplo las vacunas Heberbiovac HB y QuimiHib” para la hepatitis B y el virus de la influenza tipo B, respectivamente, dijo en su cuenta de Twitter Marta Ayala, directiva del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología que creó Abdala.
Cuba es la única nación latinoamericana que desarrolló y produce vacunas propias contra COVID-19 y se encuentra en una campaña masiva de inmunización para los adultos.
El jueves la Dirección Nacional de Epidemiología informó que se registran 665 mil 672 casos acumulados y 6 mil fallecidos desde el inicio de la pandemia.
Las autoridades cubanas indicaron que el 5 de septiembre comenzarán a vacunar masivamente —escalonados por edades— a los menores de 18 años para normalizar la presencialidad en las clases, que debían comenzar en las aulas el 1 de septiembre y arrancarán el lunes pero mediante televisión pública.
Cuba ha registrado un leve descenso de los casos esta semana luego de un repunte con miles de contagios diarios y el sistema de salud casi en el colapso por la falta de infraestructura, oxigeno y medicamentos. El rebrote obedeció a una flexibilización de las normas de distanciamiento social a comienzos de año y la llegada de la variante Delta.
Las autoridades dijeron inicialmente que el 70 por ciento de su población estaría vacunada para agosto, una meta que no se cumplió, y esperan alcanzar entre septiembre y fin de año. También se inició el uso de las vacunas Sinopharm -donadas por China- en un esquema de combinación con Soberana Plus.
Cada país tiene la potestad de aprobar las vacunas que va a usar, pero las aprobadas por la OMS ofrecen un aval aún más confiable y les permiten ser distribuidas a través de los mecanismos de inmunización de esa organización. Para el caso de las vacunas contra COVID-19, por ejemplo, sólo las dosis que han sido aprobadas por la OMS pueden ser distribuidas por el mecanismo Covax, creado por las Naciones Unidas para facilitar el acceso a la inmunización, o por el Fondo Rotatorio de Vacunas de la Organización Panamericana de la Salud.
Eso le abre a esas vacunas un mercado aún mayor en todo el mundo. Sin la autorización de la OMS, para poder acceder al mercado internacional, deben hacerlo a través de cada país por acuerdos bilaterales. La autorización del organismo, asimismo, allana y acelera la aprobación por parte de los países.