Tras la salida de los estadounidenses del país, muchos afganos –en especial las mujeres– temen al régimen talibán y dicen sentirse amenazados. Muchos aún conservan la esperanza de ser evacuados.
Francia, 31 de agosto (Radio Francia Internacional).– Tras casi dos décadas de intervención militar en el país, los estadounidenses completaron su salida de Afganistán el martes 30 de agosto. El Pentágono confirmó la partida del último avión estadounidense el lunes por la noche y los talibanes festejaron la toma del aeropuerto internacional con disparos de celebración.
Muchos afganos, que dicen estar amenazados, siguen esperando ser evacuados. "Este era el plazo... pero si la comunidad internacional, especialmente Estados Unidos, no apoya a los afganos que han colaborado con organizaciones internacionales, que han trabajado para el gobierno anterior o han defendido los derechos de las mujeres, si no los evacuan, es como entregarlos a los talibanes. Los talibanes los matarán", dice esta mujer afgana, miembro de un partido político, que prefiere permanecer en el anonimato.
"VIVO ESCONDIDA Y NO SALGO"
Vive escondida en Kabul con familiares y cambia regularmente de domicilio con la esperanza de ser evacuada por Estados Unidos, país para el que dice haber obtenido un visado. Para ella, los estadounidenses y la comunidad internacional deben terminar de poner a salvo a muchos afganos porque el peligro está ahí.
"No hay garantía de que los talibanes hagan lo que dicen. No han cambiado. Si han cambiado, ¿por qué golpean a las mujeres por su forma de vestir? ¿Por qué destruyen los instrumentos musicales? ¿Por qué pegan a las chicas y a los chicos por llevar vaqueros? ¿Por qué no dejan trabajar a las mujeres en el gobierno? En todos los ministerios, ¡sólo hay hombres! No hay mujeres", añade.
Desde que los talibanes llegaron al poder y tomaron Kabul, "la situación empeora día a día", afirma. "Los talibanes han empezado a registrar las casas por la noche para encontrar a quienes trabajaban con el gobierno anterior o con organizaciones internacionales. Detienen a sus familiares para encontrarlos", dice esta antigua residente de Kandahar.
Se trasladó a Kabul con sus dos sobrinos debido a la situación de seguridad. "Ya no decimos dónde vivimos, a veces me quedo con parientes, luego cambio de lugar. Vivo escondida y no salgo", dice la excandidata de un partido político a Radio Francia Internacional (RFI). "Había carteles electorales con mi cara por todas las calles, así que me escondo y no puedo salir de mi casa", concluye.
DEBEMOS SER VALIENTES
La advertencia de esta política afgana, también tiene contraparte.
“A las mujeres les gustaría poder continuar su educación, pero depende de la situación del país”, comenta Shkula Zadran, exrepresentante de la ONU para la juventud afgana. “Si los talibanes no les permiten ir a la universidad, ¿cuál es la alternativa para ellas? Tal vez por ahora sería bueno continuar con los cursos en línea, como lo hicimos por la COVID-19. Esto permitiría a las niñas continuar sus estudios desde casa hasta que la situación política y de seguridad mejore”, estima.
La estudiante, que cursa un Máster en Relaciones Internacionales en Kabul, se mostró sin embargo esperanzada: “Las mujeres afganas no son las mismas que hace 20 años. Tienen talento, están comprometidas, tienen grandes sueños y nadie puede detenerlas. Es obvio que, si los talibanes quieren detenernos, si quieren restringirnos, les será imposible. Tienen que enfrentarse a nosotras, tienen que enfrentarse a estas jóvenes y valientes mujeres afganas, a esta joven y valiente generación. Por supuesto que tenemos miedo. Proteger los derechos, las libertades y las victorias de las mujeres afganas es entre nuestras mayores preocupaciones. Pero esta vez, la diferencia es que no dejaremos que nadie nos limite ni nos ponga obstáculos”, afirma en entrevista con RFI.
Una activista de Herat (oeste del país) está de acuerdo: “Recibimos numerosos mensajes de mujeres, de activistas, que nos dijeron de alzar la voz, salir de nuestras casas, no tener miedo, y decirles a los talibanes que somos mujeres y también tenemos un papel que jugar en este país. Si las mujeres muestran a los talibanes que son bastante valientes ahora, nadie podrá golpearlas, obligarlas a quedarse en sus casas. Podemos cambiar muchas cosas, pero tenemos que ser valientes”, recalca. Esto incluye manifestaciones, como la del 19 de agosto pasado en que se conmemoró el Día de la Independencia Afgana.
Entre las mujeres afganas, las deportistas están particularmente preocupadas, porque para muchas de ellas, el deporte ha sido un importante medio de emancipación. La nadadora Helena Saboori, que forma parte de la Federación Afgana de Natación, “no ha salido desde que los talibanes tomaron la ciudad”, escribe desde Kabul.
“No los veo, pero siento su presencia, siento el miedo que se apodera de mí, que me llena de preocupación: es como un monstruo… Y me siento como un ratoncito. Cuando vi las imágenes de los talibanes entrando en el centro de la ciudad, me sentí mal. Pero también me dije a mí misma que nunca me rendiría, que seguiría nadando y que me haría aún más fuerte que antes. No sé cómo ni cuándo, pero estoy segura de que ocurrirá, de que seré más fuerte que antes”, afirma.