El exfuncionario cuenta con títulos en TI y telecomunicaciones, por lo que esperaba encontrar un trabajo relacionado a sus estudios, situación que se le ha dificultad porque no habla alemán.
Ciudad de México, 30 de agosto (Vanguardia).- En septiembre del año pasado, el exministro de Comunicaciones afgano, Sayed Sadaat, de 49 años, renunció a su cargo, salió de su país y se convirtió en repartidor de pizzas en Leipzig, Alemania.
Aunque dijo que fue muy criticado por dejar su vida de funcionario público atrás después de servir al Gobierno durante dos años, aseguró, de pie, con su uniforme naranja junto a su bicicleta: "No tengo nada de qué sentirme culpable".
Confió en que otros políticos también sigan el mismo camino y trabajen con el público en lugar de esconderse, indicó a Diario Río Negro.
Según Leipziger Volkszeitung, Sadaat abandonó Afganistán a finales de 2020, antes de la renuncia del Presidente Ashraf Ghani, al negarse a utilizar los fondos asignados a su ministerio para luchar contra los talibanes, publicó El Litoral.
Su historia se volvió viral por el caso que vive Afganistán tras la salida de los militares que entraron en guerra con los talibanes hace 20 años y ahora retomaron el poder.
Los familiares de Sadaat y sus amigos no han podido salir del país, aunque quieren irse con la esperanza de unirse a los miles de personas en vuelos de evacuación o por cualquier otra ruta.
Desde la retirada de las tropas estadunidenses, el número de solicitantes de asilo afganos en Alemania aumentó más de 130 por ciento, según la Oficina Federal de Migración y Refugiados.
Sadaat tiene títulos en TI y telecomunicaciones y esperaba encontrar un trabajo relacionado, pues en Afganistán participó en el desarrollo de telecomunicaciones en áreas rurales y planeó lanzar el satélite conjunto afgano-chino SaarcSadaat, nombrado así por la Sociedad del Asia Meridional para la Cooperación Regional, indicó ABC Internacional y finalizó la colaboración con India en su programa de transportadores Afghansat-1.
Además, en China tendió una línea de fibra óptica de cuatro mil 800 kilómetros. Sadaat cambió 45 mil teléfonos fijos y dio acceso a redes móviles a alrededor de 10 millones de personas en Afganistán hasta su dimisión.
En diciembre, ante el imparable avance de los talibanes decidió ponerse a salvo en Alemania, pero no llevó consigo a su familia.
Sin embargo, sin hablar alemán sus posibilidades escasearon, pero ahora estudia el idioma cuatro horas diarias, antes de su turno laboral vespertino de seis horas entregando comidas para Lueferando.
"El idioma es la parte más importante", comentó Sadaat, quien también tiene la nacionalidad británica.
"Los primeros días fueron emocionantes, pero difíciles. Cuánto más sales y más gente ves, más aprendes", añadió.