A nivel estético, Francia es maravilloso y nos ofrece una cantidad de escenarios variados al nivel de la expansión pasada, aunque claro, con el toque que representa el nivel arquitectónico y de un universo más sofisticado.
Ciudad de México, 15 de agosto (SinEmbargo).- Assassin's Creed Valhalla es el título más ambicioso de la franquicia en toda su historia, no sólo por lo que representa tras años de aventuras, sino por la cantidad inigualable de contenido que nos ha ofrecido desde el juego base hasta sus dos expansiones, siendo El asedio de París la última en la línea. Hemos recorrido increíbles lugares desde Noruega, Inglaterra, parte de Irlanda y en esta ocasión, llegaremos a Francia. El conflicto nórdico-cristiano, ha tomado un nuevo giro que nos pondrá nuevamente en el papel de Eivor el cual estará en pugna con el nieto de Carlomagno, conocido como Carlos “El Gordo”, siendo el antagonista principal de esta aventura, al igual que una nueva orden secreta dentro de la iglesia y otros conflictos que iremos descubriendo a lo largo de poco más de 10 horas de juego.
Sabemos que el juego se toma grandes libertades en los diferentes acontecimientos, pero podemos decir que en esta expansión, a diferencia de La Ira de los Druidas que se desarrollaba más en el misticismo de Irlanda, los acontecimientos sucedidos en Francia durante el siglo IX son bastante fieles, así como a los personajes y sin adentrarnos a detalles de la trama principal, sí podemos decir que el conflicto y desarrollo de esta aventura en Francia, cambia la experiencia no sólo a nivel ubicación, ya que a lo largo de esta entrega, cada aventura y territorio tiene un sentimiento diferente que se logra diferenciar en cada uno, siendo este último un capítulo más en la vida de Eivor y la colonia Vikinga.
Además, contamos con nuevo contenido exclusivo, como las misiones secundarias que conoceremos como “Misiones de infamia”, en las cuales ayudaremos a un grupo rebelde en contra del rey y que funcionan de manera similar a las tareas que hacíamos para nuestro clan durante la historia principal del juego. De esta manera tendremos un objetivo nuevo de manera diaria y al completarlo obtendremos una nueva moneda, “los denarios”, la cual nos sirve para conseguir nuevas armas, armadura y objetos cosméticos para nuestro personaje. Además de mejorar las habilidades y el número de seguidores de este grupo rebelde para tener un éxito más seguro. En segundo lugar, están los “enjambres de ratas”, las cuales son zonas infestadas por plagas, las cuales representan un verdadero dolor de cabeza y tendremos que enfrentarlas en más de una ocasión o tratar de llegar de un extremo otro de manera sigilosa, pero nada que la fuerza bruta no logré resolver en caso de que se complique un poco.
A nivel estético, Francia es maravilloso y nos ofrece una cantidad de escenarios variados al nivel de la expansión pasada, aunque claro, con el toque que representa el nivel arquitectónico y de un universo más sofisticado y en plena evolución como lo fue París. En algunos momentos, nos recordará a antiguas entregas de la saga, además de los tonos más oscuros y grises como en los viejos tiempos. Sin duda, más que ser un nuevo contenido, parece un viaje al pasado y se agradece bastante la intención de tener una pequeña aventura dentro de viejos lugares conocidos.
El desarrollo de los personajes como Eivor, el conflicto vikingo-cristiano, el gobierno francés, la rebelión, Carlos “El Gordo” y Sigfried, cumplen y no dejan nada más que desear en esta aventura tan bien planteada y nos harán extrañar la experiencia de Assassin's Creed por al menos un año más. Sin duda es una gran manera de culminar esta entrega que casi cumple un año desde su lanzamiento y que seguramente veremos descansar durante algún tiempo hasta conocer a dónde nos llevará el universo de Assassin's Creed en una nueva aventura.