Cabo Pulmo, que atrae a gran cantidad de turistas, posee uno de los arrecifes de coral más antiguos del Pacífico americano.
México, 12 de agosto (RT).- En las desérticas tierras de Baja California Sur, en México, una proeza medioambiental se mantiene en el pequeño pueblo de Cabo Pulmo desde hace más de dos décadas.
Los habitantes de este parque nacional renunciaron a la pesca comercial para realizar actividades relacionadas con el ecoturismo, con el propósito de detener el deterioro causado por la explotación pesquera.
Cabo Pulmo actualmente tiene uno de los fondos marinos más diversos del planeta, donde habitan gran cantidad de especies. Además, posee el arrecife coralino más grande del Golfo de California, que podría ser el de mayor antigüedad del Pacífico americano.
UN PROBLEMA Y UNA SOLUCIÓN
En los años 80, la sobrepesca casi termina con la variedad de especies marinas de la zona. Por ello, los pobladores, con el apoyo de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, pidieron a las autoridades federales declarar esta área marina como Área Natural Protegida.
Los especialistas de esa universidad dieron charlas educativas para alertar a la población sobre el peligro en el que se encontraban el gran arrecife de coral del mar de Cortés, también llamado Golfo de California, las especies marinas y los habitantes.
Esta lucha por la preservación dio frutos en 1995, cuando la reserva marina adquirió la categoría de parque nacional.
"NO SABÍAN HACER OTRA COSA"
Judith Castro, miembro de una familia de pescadores de Cabo Pulmo dice que la declaratoria como parque nacional "fue un gran cambio para la comunidad", compuesta por pescadores artesanales que posteriormente se dedicaron a actividades de buceo y pesca deportiva. "Los primeros años fueron difíciles porque no sabían hacer otra cosa más que pescar".
A pesar de los beneficios que ha traído la aplicación de esta fórmula, aún persisten amenazas que llegan de otros lugares y que está representada por la gran cantidad de turistas que se sienten atraídos por ese paraíso ecológico.
Según las autoridades del parque nacional, en 2019, más de 25 mil turistas lo visitaron, lo que supone nuevos retos para evitar perder lo logrado en más de dos décadas.