Pese al aumento de casos de la variante Delta en el país, la Casa Blanca negó que esté estudiando, de momento, la posibilidad de imponer un mandato nacional para exigir que los estadounidenses se vacunen contra la COVID-19.
-Con información de EFE.
Ciudad de México, 31 de julio (SinEmbargo).- Territorios estadounidenses vecinos de México cuentan con vacunas, pero sus habitantes se resisten a recibir sus respectivas dosis contra la COVID-19.
Un mapa presentado esta día por The New York Times muestra la distribución de la vacunación en cada uno de los condados de Estados Unidos, incluidos los que comparten frontera con estados mexicanos. En la gráfica se muestra que hay lugares en los hasta el 80 por ciento no está completamente vacunada.
¿Por qué no se vacunan? El diario neoyorkino señala que hay quienes no lo hacen por los efectos secundarios; otros porque esperan a ver si es seguro; están también los que no confían en las vacunas; los que no confían en el Gobierno; los que creen que no necesitan recibir una dosis. Incluso hay quienes están preocupados por el costo.
Los territorios vecinos a México tienen los siguientes porcentajes de población que no ha completado su proceso de vacunación:
Santa Bárbara, California: 46 por ciento; Ventura, California: 44 por ciento; Los Ángeles, California: 47 por ciento; Orange, California: 45 por ciento; San Diego, California: 56 por ciento; Imperial, California, 43 por ciento.
Yuma, Arizona: 51 por ciento; Pima, Arizona: 47 por ciento; Santa Cruz, Arizona: 22 por ciento; Cochise, Arizona: 53 por ciento; Hidalgo, Nuevo México: 63 por ciento; Luna, Nuevo México: 53 por ciento; Doña Ana, Nuevo México: 52 por ciento; El Paso, Texas: 43 por ciento.
Hudspeth, Texas: 46 por ciento; Jeff Davis, Texas: 54 por ciento; Presidio, Texas: 29 por ciento; Brewster, Texas: 55 por ciento; Terrell, Texas: 59 por ciento; Valverde, Texas: 59 por ciento; Maverick, Texas: 55 por ciento; Webb, Texas: 41 por ciento; Zapata, Texas: 54 por ciento; Star, Texas: 42 por ciento; Hidalgo, Texas: 48 por ciento; Cameron, Texas: 45 por ciento.
Pese al aumento de casos de la variante Delta en el país, la Casa Blanca negó que esté estudiando, de momento, la posibilidad de imponer un mandato nacional para exigir que los estadounidenses se vacunen contra la COVID-19.
La portavoz adjunta de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, aseguró el viernes que el mensaje prioritario del Gobierno estadounidense es alentar a la población a que espontáneamente se vacune.
"Es la única manera en la que detendremos la expansión de la variante delta”, dijo, al tiempo que descartó nuevos confinamientos, pese a conocerse un documento firmado por el Centro de Control de Enfermedades (CDC, en inglés) que afirma que quienes completaron la vacunación antiCOVID pueden transmitir la variante delta tanto como las personas no vacunadas, aunque con menos riesgo de presentar síntomas severos.
Aunque la idea de obligar a la vacunación es polémica en Estados Unidos, donde la libertad individual se valora enormemente, cada vez más empresas se están planteando la idea. Esta semana, Google, Facebook y Lyft exigieron que a sus trabajadores vuelvan a sus oficinas vacunados.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades han lanzado un balde de agua fría: la variante Delta es mucho más contagiosa, es más probable que rompa las protecciones que brindan las vacunas y puede causar una enfermedad más grave que todas las demás versiones conocidas del virus, según un documento interno citado por The New York Times.
La doctora Rochelle P. Walensky, directora de la agencia, reconoció desde el martes que las personas vacunadas con las llamadas infecciones progresivas de la variante Delta portan tanto virus en la nariz y la garganta como las personas no vacunadas, y pueden propagarlo con la misma facilidad, aunque con menos frecuencia. Pero el documento interno presenta una visión más amplia e incluso más sombría de la variante.
La variante Delta es más transmisible que los virus que causan MERS, SARS, Ébola, el resfriado común, la gripe estacional y la viruela, y es tan contagiosa como la varicela, según el documento, cuya copia fue obtenida por The New York Times.
El próximo paso inmediato para la agencia es “reconocer que la guerra ha cambiado”, dice el documento. Su contenido fue informado por primera vez por The Washington Post el jueves por la noche. Los dos medios estadounidenses alertan que “es un nuevo virus”. La pandemia ha dado un vuelco: Delta debe ser tratado como un nuevo virus. El mundo enfrenta un nuevo virus.
El Post dijo ayer jueves que la variante Delta parece causar una enfermedad más grave que las variantes anteriores y se propaga tan fácilmente como la varicela. Cita el mismo documento que The New York Times, es decir, una presentación de diapositivas interna de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Captura la lucha de la principal agencia de salud pública del país para persuadir al público de que adopte medidas de vacunación y prevención, incluido el uso de mascarillas, a medida que aumentan los casos en los Estados Unidos y sugiere que las personas vacunadas pueden propagar el virus.
El documento tiene una nota urgente, revelando que la agencia sabe que debe renovar su mensaje público para enfatizar la vacunación como la mejor defensa contra una variante tan contagiosa que actúa casi como un nuevo virus diferente.
Estados Unidos amaneció desde el martes con nuevas medidas: las personas vacunadas deben usar mascarillas. Pues esta recomendación se basa en la información presentada en el documento. El documento interno insinúa que incluso esa recomendación puede no ir lo suficientemente lejos. “Dada una mayor transmisibilidad y la cobertura de vacunas actual, usar mascarilla universal es esencial”, dice el texto.
Los datos de la agencia sugieren que las personas con sistemas inmunológicos débiles deben usar máscaras incluso en lugares que no tienen una alta transmisión del virus. También deberían hacerlo los estadounidenses vacunados que estén en contacto con niños pequeños, adultos mayores o personas vulnerables.