Buscadoras de personas desaparecidas detectaron el primer centro de exterminio en 2012. Hasta ahora han localizado estos sitios en el suroeste, centro y norte del estado. Los colectivos reclaman que estos lugares no están resguardados por las autoridades federales o estatales, por lo que existe el riesgo de que los fragmentos óseos e indicios sean removidos y se pierda la posibilidad de identificar a personas desaparecidas.
*Este texto es elaborado por Elefante Blanco en colaboración con A dónde van los desaparecidos.
Ciudad de México, 27 de julio (Elefante Blanco).– Colectivos de familiares de personas desaparecidas en Tamaulipas han documentado la existencia de, por lo menos, 57 campos de exterminio en donde los grupos criminales asesinaron a personas, incineraron sus cuerpos, destruyeron y ocultaron fragmentos óseos. Sitios en donde, además, enterraron cadáveres en fosas clandestinas.
En el suroeste tamaulipeco, los colectivos han identificado 53 sitios en los municipios de Mante, Xicoténcatl, Llera de Canales, Gómez Farías y Ocampo; en el centro de la entidad, uno de gran tamaño en la localidad de Abasolo y dos en Victoria, y en la frontera con Estados Unidos, uno en Matamoros. Las autoridades federales y estatales han intervenido, en forma parcial, con búsquedas o levantamientos de restos en 56 de esos lugares.
El pasado 12 de julio, Elefante Blanco y A dónde van los desaparecidos dieron a conocer que los gobiernos federal y estatal ocultaron durante cinco años la existencia de un campo de exterminio en La Bartolina, ya que a inicios de abril de 2016 este lugar había sido descubierto por soldados. Personal de la entonces Procuraduría General de Justicia (PGJ) de Tamaulipas recolectó huesos que, posteriormente, señaló que podrían ser de animales.
En conferencia de prensa, realizada el pasado 7 de julio, la Comisión Nacional de Búsqueda aceptó la existencia del sitio e informó que en el lugar se han recolectado más de media tonelada de huesos. Familiares de personas desaparecidas y la Fiscalía General de la República (FGR) han buscado en La Bartolina entre 2019 y 2021.
A tres semanas del anuncio de reconocimiento, el colectivo Madres Unidas por Nuestros Hijos San Fernando, quien encontró y lidera la búsqueda en La Bartolina, informó que han recibido amenazas a través de llamadas telefónicas y que la FGR no ha agendado nuevas búsquedas en el centro de destrucción de cuerpos localizado en la franja fronteriza.
Integrantes de los colectivos Milynali Red, Madres Unidas por Nuestros Hijos San Fernando y Red de Desaparecidos en Tamaulipas —que piden proteger sus identidades al temer por su seguridad—, aseguran que ninguno de los 57 sitios de exterminio que han localizado se encuentra resguardado por las autoridades, por lo que se corre el riesgo de que los restos e indicios sean removidos de los lugares por las personas que cometieron las atrocidades o por quienes tengan interés en borrar evidencias.
"NO SE LES PUEDE LLAMAR SÓLO FOSAS"
Elefante Blanco consultó a la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) sobre si existe una definición o una descripción precisa de lo que es un centro de exterminio en México, pero respondieron que no cuenta con una. Jacobo Dayán, especialista en Derecho Penal Internacional, Justicia Transicional y Derechos Humanos y académico de la Universidad Iberoamericana, explicó que el concepto está vinculado a los campos de la Alemania nazi. La ONU afirma que un sitio de exterminio es el lugar donde se aniquila masivamente a personas.
La doctora May-ek Querales, integrante del Grupo de Investigación en Antropología Social y Forense (GIASF), menciona que el concepto de sitio de exterminio ha sido planteado por las buscadores y los buscadores de la región noreste. “El primer impacto que esto tuvo para las familias buscadoras es pensar que ya ni siquiera era la posibilidad de recuperar un cuerpo, ya ni siquiera se habla de fragmentos, sino kilos de restos”.
Aunque no hay un acuerdo común, los grupos de búsqueda consideran un centro de exterminio al lugar que reúne, por lo menos, hallazgos de fosas clandestinas, tambos de 200 litros usados como incineradores ilegales de cuerpos, campamentos de la delincuencia, áreas de privación ilegal de la libertad de personas y las evidencias —restos óseos, ropa y otros objetos— se ocultan bajo tierra o debajo de la hojarasca o ramas de árboles.
En Tamaulipas, Milynali Red ha detectado, analizado, documentado y nombrado 53 sitios de exterminio. Durante los primeros recorridos de búsqueda que realizaron por el suroeste tamaulipeco, integrantes del colectivo los hallaron:
“Los primeros que encontramos fueron en septiembre de 2012 —recuerda un integrante del colectivo—, cuando una persona que fue detenida señaló un lugar en el que encontramos fosas clandestinas”.
En ese momento, explica, se registró que seis personas fueron exhumadas en ese lugar, “pero cuando fui al municipio donde ocurrió esto, el Ministerio Público que estaba de guardia en ese fin de semana me dijo que habían sido como 12 ó 13 cuerpos”.
Tiempo después, la persona buscadora volvió al mismo paraje y encontró montículos de tierra, pero también ropa, autos desmantelados, un área adaptada como dormitorios y otra para cocinar alimentos. Todo eso en un terreno de gran superficie a la intemperie, en medio de la nada.
“De ahí fue que empezamos a darnos cuenta que a esos lugares no se le podía llamar solo fosa clandestina… Recorrimos más de 300 ranchos en cinco municipios alrededor de la zona cañera. Nuestro comienzo fue en 2012. Ahí empezamos a documentar los lugares que nosotros, ahora puedo decírtelo, desde hace algunos años hemos llamado: sitios de exterminio”.
ANTE AUTORIDADES OMISAS, BÚSQUEDA CIUDADANA
Los integrantes del colectivo Milynali Red han localizado y documentado 53 sitios de exterminio, todos ya fueron intervenidos parcialmente por las Fiscalías federal y local, en conjunto con la Comisión Estatal de Búsqueda. “Hemos ido y las autoridades recolectaron lo que estaba a la vista como osamentas y armas”, explica la persona entrevistada.
“La ubicación de un centro de exterminio implica lo que hemos llamado la búsqueda prospectiva ciudadana, que es volver a un lugar las veces que sean necesarias hasta dar con los puntos con indicios, porque puedes tener una coordenada y no encontrar el sitio, por eso hay que caminar entre el monte hasta encontrar”, detalla la persona buscadora.
En la actualidad, Milynali Red realiza búsquedas en tres sitios de exterminio, en coordinación con la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas. En el más grande, llevan tres años trabajando; el segundo se ubica detrás de una casa habitada, donde incineraron cuerpos junto con ramas de árboles: “La dificultad para poder distinguir entre un cabrón y un resto óseo calcinado ha sido un reto”. El tercer sitio está en medio de una zona de sembradíos de caña. En ese lugar, primero se detectó un pequeño montículo de huesos; pero al observar con más detalle, se descubrieron más restos.
El colectivo junto con la Fiscalía está en espera de poder intervenir en un cuarto sitio, ubicado dentro del potrero de un rancho. Las lluvias no han permitido realizar los trabajos de exploración, comenta la buscadora.
Milynali Red ha tomado la decisión de no solicitar la intervención en nuevos sitios hasta no concluir el recorrido, la localización de posibles áreas y recolectar los restos óseos calcinados en los cuatro sitios.
“Antes —comenta la persona del colectivo— no nos prestaban los peritos expertos en arqueología y antropología, eran solamente el criminólogo, el fotógrafo y el Ministerio Público, tampoco había agendas de visitas y se cuestionaba el gasto y el por qué regresar tantas veces, pero es lo necesario en un sitio de exterminio”.
RANCHO EL PAPALOTE, TRABAJOS DESDE 2013
Uno de los sitios en donde las mismas autoridades hicieron pública su ubicación es el rancho El Papalote, localizado por elementos de la entonces Procuraduría General de Justicia de Tamaulipas en 2013. Al año siguiente, los colectivos Voz y Dignidad por los Nuestros y Milynali Red encontraron en ese mismo lugar tambos con combustible, pedazos de cuerpos, ceniza y ropa.
El centro de exterminio El Papalote se encuentra en las faldas de la sierra de Cucharas y tiene una extensión de dos campos de futbol, de acuerdo con el colectivo Milynali Red.
A partir de septiembre de 2017, en el sitio se realizaron diligencias de 10 días continuos por mes, para recolectar fragmentos de huesos. En febrero de 2019, el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, recorrió el lugar y observó cómo las buscadoras se concentraban en cribar la tierra. Hace dos años, el funcionario federal señaló que ese era el centro de exterminio más grande de Tamaulipas.
Sin embargo, en entrevista, la comisionada nacional de búsqueda Karla Quintana Osuna aseguró que La Bartolina es la zona de exterminio más grande del país que hasta ahora se tenga registrada. El colectivo Madres Unidas por Nuestros Hijos aseguró que se han recolectado, por lo menos, 750 kilogramos de huesos, de acuerdo con la información que registraron en tres de las cinco búsquedas realizadas por la FGR de 2019 a 2021.
La funcionaria federal mencionó que la comisión tiene registro de más centros de exterminio en lugares como Abasolo, El Mante, El Papalote, en Tamaulipas; así como en Moctezuma, en San Luis Potosí; en Patrocinio, Coahuila; y en Estación Claudio, en la Comarca Lagunera y en La Mano y Las Abejas, en Nuevo León.
En un comunicado difundido el lunes 26 de julio, integrantes de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León aseguraron que en la entidad se han identificado cinco sitios de exterminio: “Grutas de García”, “Las Abejas”, “Carboneras”, “Los Arcos”, “Vallecillo” y “La Mano”. Además, solicitaron a la Comisión Nacional de Búsqueda y la Fiscalía General de Justicia del estado que definan un plan de intervención detallado para estos lugares.
En la entrevista para este reportaje, Quintana Osuna explicó que en el noroeste del país “el modus operandi parece ser el mismo”. El análisis de contexto, comentó, apunta a la probable participación del Cártel del Golfo o Los Zetas. Además, por la información preliminar que tiene la comisión, “la mayoría de los hechos que dieron origen a estos sitios se dieron entre 2009 y 2012; esto se tiene que corroborar por fuentes y ciencia, con el análisis de los restos”.
La comisionada aseguró que decidieron hacer pública la existencia de La Bartolina “por la dimensión” que tiene el lugar.
PRIORITARIO ACELERAR TRABAJOS EN LA BARTOLINA
En dos años y medio, la Fiscalía General de la República ha acudido en cinco ocasiones a La Bartolina. Esta dependencia federal tomó el caso a petición de Madres Unidas por Nuestros Hijos. El colectivo solicitó el resguardo permanente del terreno y un plan de intervención urgente y extraordinario para levantar los restos esparcidos por los 600 metros cuadrados del terreno.
“Es prioritario que se aceleren los trabajos por la Fiscalía, quien es la única que tiene legalmente la posibilidad de hacerlo. Nosotros colaboraremos si se nos solicita. En segundo término, tiene que ser uno de los sitios, entre otros muchos, a revisar por el Mecanismo de Identificación Forense para que determine lo que corresponda”, explicó la comisionada.
El martes 13 de julio, la Comisión Nacional de Búsqueda envió dos solicitudes a las fiscalías estatal y federal para conocer los trabajos que cada una realizó en el lugar, los resultados en materia de identificación de restos y si hay hipótesis del modus operandi, junto con los posibles responsables de los delitos cometidos en el centro de exterminio.
A finales de mayo de 2021, Quintana Osuna recorrió una parte del terreno de 600 metros cuadrados, ubicado en Matamoros, Tamaulipas. Sobre la visita, dijo que a diferencia con zonas similares en Tamaulipas, San Luis Potosí, Nuevo León y Coahuila, en La Bartolina los restos están en la superficie y enterrados, incluso debajo del agua.
“Siempre estás viendo restos calcinados y no todos están enterrados, muchos están a ras de suelo… Uno puede ir caminando en este sitio que está cerca del mar y vas detectando dónde puede haber restos para hacer pozos de sondeo. Incluso, bajo del agua; el día que fui había 20 centímetros de profundidad y se podían ver los huesos bajo el agua. Falta mucho por trabajar en este lugar”, contó la comisionada nacional.
Además, confirmó que hubo recolección e identificación de huesos —como piezas dentales— que son importantes para los análisis genéticos, aunado a la recolección de monedas, prendas, relojes y cadenas. Todos los objetos y restos humanos, recalcó, están en poder de la Fiscalía General de la República.
"TAMAULIPAS SIGUE ESTANDO SOLO"
Los colectivos Madres Unidas por Nuestros Hijos San Fernando y Red de Desaparecidos en Tamaulipas (RedTam) han identificado cuatro sitios de exterminio, entre ellos el localizado en La Bartolina. Sin embargo, señalan que a casi tres semanas de que se reconoció oficialmente la existencia del lugar, las autoridades federales y estatales no han regresado al terreno para resguardarlo, buscar más restos y recolectarlos.
“Qué bueno que lo reconocen, pero nos hace ruido que las familias vayan a estar en un riesgo o que el sitio vaya a estar en un riesgo. Si las familias no lo habían hecho público es por algo, tienen años trabajando allí y no acaban; en un momento dado, cualquiera puede llegar y destruir lo que todavía queda”, destacó un integrante de la RedTam. El colectivo lamenta que no existan acciones más contundentes para agilizar los trabajos de identificación.
“Tamaulipas sigue estando solo. No hemos visto que la ONU se haya pronunciado, tampoco las organizaciones de ningún tipo. Nadie ha dicho nada. Y mucho menos habrá recursos para identificar cada uno de esos fragmentos. No hemos visto a nadie que, desde el momento en que la comisionada dijo ‘sitios de exterminio’, venga y apoye a las familias, a nadie. Entonces para nosotros es un show lamentable, porque las familias han trabajado mucho y se han jugado el pellejo allí y se lo van a seguir jugando, y (ahora) peor porque están en la mira de todo el mundo”.
La RedTam, organización de la sociedad civil con sede en la capital tamaulipeca, ha documentado que en la entidad la desaparición de personas se dio en centros de exterminio, fosas clandestinas y en cuerpos de agua, como lagunas y presas. Por ejemplo, en la presa Vicente Guerrero, ubicada en el municipio de Padilla, desde 2019 y a partir de información derivada de investigaciones judiciales, se han realizado búsquedas con cámaras submarinas.
Recientemente, esta organización también registró la recolección de mil 900 piezas dentales en un predio que se localiza a medio camino por carretera, entre Victoria y San Fernando, del municipio de Abasolo, al norte del estado. En el sitio, además, se encontraron crematorios ilegales y fosas clandestinas.
El colectivo Madres Unidas por Nuestros Hijos San Fernando, quien encontró y lidera la búsqueda en La Bartolina, informó que han recibido amenazas a través de llamadas telefónicas. Aunque no quisieron abundar en esto, las y los integrantes relacionan las llamadas con el anuncio del centro de exterminio. Esta situación la reportaron a la Secretaría de Gobernación. Actualmente, algunos de sus integrantes son parte del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, sin embargo, al cierre del reportaje no se les había notificado si tendrán más protección que el botón de pánico.
Integrantes de este colectivo informaron que la Fiscalía General de la República no ha agendado nuevas fechas de búsqueda en La Bartolina. Ellas, por su parte, estudian la posibilidad de solicitar que se realicen reformas legales para incluir al exterminio como un nuevo delito dentro del Código Penal o presentar una denuncia por crímenes de lesa humanidad relacionados con lugares como La Bartolina.
Mientras tanto, las integrantes del colectivo Madres Unidas por Nuestros Hijos realizaron tomas de ADN a familiares de personas desaparecidas. Con ayuda de personal de la Fiscalía estatal, durante la semana del 13 al 16 de julio, recolectaron 211 muestras genéticas vinculadas con casos denunciados, aunque recriminaron que las autoridades no permitieron tomar muestras de sangre a familiares de personas secuestradas.
CREAN PROTOCOLO ESPECIAL
Ante el alto número de sitios de exterminio que han localizado, personas buscadoras en Tamaulipas elaboraron el primer protocolo estandarizado de búsqueda en estos lugares, el cual ya se implementó en seis sitios ubicados en la zona de El Mante.
El protocolo es el primero en su tipo en México y apunta a la especialización en el reconocimiento, recolección, tratamiento e identificación de restos humanos. El documento fue compartido con los integrantes de 14 colectivos de búsqueda en el Segundo encuentro de buscador@s México, realizado en marzo de 2020, en Tlaxcala.
“La localización de los sitios de exterminio implica replantear los retos de la búsqueda e identificación de personas; redimensionar el escenario de terror y horror con que se infunde el miedo para paralizar a nuestra sociedad; y, sobre todo, repensar nuestras instituciones y procesos para acceder a la verdad y a la justicia en el tenor de la seguridad pública”, se explica en el documento “Protocolo Estandarizado de Búsqueda Ciudadana en Sitios de Exterminio”, que tiene como autores a Graciela Pérez, Sara López y Evencio Pérez.
El protocolo señala que la cadena de custodia de los restos recolectados en los sitios de exterminio es el proceso más importante para garantizar y dar continuidad a los trabajos en dichas zonas de inhumación de cadáveres.
“Quizás muchos dirán que para qué un resto óseo calcinado sino vamos a poder sacar algún ADN, pero para las madres que estamos buscando a nuestros familiares, yo lo pongo así, si es un familiar suyo imagínate que es un pedazo de la persona que estás buscando no quisieras que se quedara allí”, refiere una de las personas que aportó información para el protocolo.
En el documento se destaca que un obstáculo es la falta de personal técnico y especializado. Eso, reconocen, no permite agilizar los procesos de identificación.
El protocolo también subraya que las autoridades federales y estatales deben clasificar y contabilizar de forma distinta las fosas clandestinas y los sitios de exterminio, ya que en estos últimos lo que se busca es destruir los cuerpos e imposibilitar su identificación.
Se plantea, además, la necesidad del reconocimiento de las técnicas del cribado o tamizado, como parte de los procesos técnicos específicos para el levantamiento de indicios vinculados con el análisis geológico y arqueológico de los sitios.