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Gustavo De la Rosa

23/07/2021 - 12:01 am

La dimensión histórica de la Consulta

En estos momentos, México vive una situación de gran incertidumbre.

Se acerca la consulta. Foto: Cuartoscuro.

La Consulta Popular del primero de agosto es de gran importancia para el momento actual pues, si la mayoría de las respuestas son un “sí” abrumador, significará que el pueblo de México está rompiendo con el pasado; pero, si la mayoría de los mexicanos votan por el “no”, significará que queremos prolongar el pasado inmediato. Éste será un hecho histórico, ya que la voluntad ciudadana será la que decida si las cosas cambian o siguen igual.

Esta consulta, sin importar el porcentaje que alcance, pone una enorme responsabilidad sobre quienes están en los gobiernos Federal y estatales porque, si la mayoría de los mexicanos quieren cambiar a un Estado de bienestar (que no será socialista, ni populista o de primer mundo), estarán obligados a cumplir con el mandato y deberán echar mano de la burocracia de segundo nivel para abajo, porque “el dinosaurio todavía [está] allí”.

La voluntad que se exprese en las urnas puede encaminar al país hacia una auténtica ruta de progreso y no sólo falso desarrollo; de llegarse a cumplir el mandato del pueblo, podremos hablar de un México de antes de la consulta y de un México después de la consulta, pero, de no cumplirse con el mandato específico del pueblo, representará el fracaso de quienes hemos impulsado desde 1988 esta idea del cambio gradual mediante el proceso electoral.

En 1910, varias circunstancias nacionales e internacionales coincidieron en el país y provocaron una situación crítica, poniendo a la ciudadanía de entonces en una disyuntiva que pudo haberse resuelto con una Consulta Popular que le preguntara si estaba dispuesta a enfrentar la construcción de un país a través de la democracia y la justica social (una democracia que sería entonces muy limitada por el nivel de analfabetismo y una justicia social que apenas era un sueño), o si prefería mantener el Porfirismo y respetar conscientemente todos los privilegios de la clase porfirista, para que el país siguiera retrocediendo bajo el antiguo régimen. Se habría evitado la Revolución.

En estos momentos, México vive una situación de gran incertidumbre, el Estado de bienestar es un sueño que apenas se empieza a acariciar y la democracia sin corrupción se enfrenta no sólo a un elefante reumático sino también a un dinosaurio parapléjico; por eso es momento de preguntarle a la ciudadanía, ¿seguimos por aquí o nos regresamos?

El sí significa romper con el ayer, es un juicio histórico que condena el pasado y a los últimos cinco presidentes y su forma de gobernar.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.

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