El Presidente Joe Biden y el Senador Bernie Sanders lograron una alianza inusual pero comprensible que busca favorecer a la clase trabajadora de EU, luego del turbulento mandato de Trump.
Washington, 16 de julio (AP) — Los dos son conversadores y hace poco Joe Biden y Bernie Sanders se pasaron una hora en la Oficina Oval negociando un acuerdo aceptable para ambos. Dos viejos rivales en la lucha por la Casa Blanca buscando una alianza.
El Presidente centrista escuchó mientras hablaba el Senador liberal. Sanders promovió apasionadamente su idea de que las inversiones en infraestructura deben ir más lejos todavía e incluir cosas por las que siempre peleó, como servicios dentales, de audición y visión para las personas mayores que tienen el seguro médico Medicare. El Presidente se mostró plenamente de acuerdo, según un alto asesor de la Casa Blanca empapado de la reunión, que pidió no ser identificado por no estar autorizado a comentar una conversación privada.
El acuerdo fue producto de la confianza que se tienen y de intereses comunes, en particular el deseo de ayudar a la clase trabajadora, y también es un indicio de que el Gobierno puede funcionar y tal vez restaurar la fe en el sistema democrático tras cuatro turbulentos años de Donald Trump.
«Estamos logrando progresos en torno a la legislación más importante para los trabajadores a ser aprobada desde la década de 1930», declaró Sanders a la Associated Press pocos días después, mientras Biden visitaba el Congreso para buscar apoyo al proyecto.
Es una alianza inusual, pero comprensible, entre un Presidente que llegó a la Casa Blanca prometiendo volver a encarrilar las cosas por senderos conocidos y un Senador demócrata socialista que alguna vez fue considerado un idealista descabellado, pero que dos veces estuvo cerca de conseguir la nominación presidencial. Sanders preside hoy la comisión presupuestaria del Senado.
Entre los dos tratan de buscar un consenso entre el ala progresista del partido y los centristas. Los demócratas tienen una ventaja mínima en la Cámara de Representantes y en el Senado hay un equilibro total, 50-50, pero cuentan con el voto decisivo de la Vicepresidenta Kamala Harris, suponiendo que no haya deserciones en sus filas. Para sacar adelante el proyecto de 3.500 billones de dólares, tendrán que contar con todos sus votos.
La suya es una iniciativa legislativa monumental, comparable con el New Deal de Franklin Roosvelt o la Great Society de Lyndon Johnson. Para dos dirigentes políticos en el ocaso de sus carreras, es una oportunidad única.
«Lo vamos a conseguir», afirmó Biden el miércoles al llegar a un almuerzo en privado en el Capitolio.
Sanders dijo que el futuro de la democracia podría depender de que logren convencer a la gente que siente que su partido está desconectado de las penurias del ciudadano común.
Nadie objetó las propuestas y hubo mucho entusiasmo, según una persona que estuvo en la sala y que habló a condición de no ser identificada por no estar autorizada a comentar una reunión privada.
A la salida los senadores hablaron de la posibilidad de hacer algo realmente grande por el país.
«Algo verdaderamente transformador», dijo el Senador californiano Alex Padilla, usando una expresión que repiten Biden y Sanders.
La relación entre Biden y Sanders se remonta a tiempo atrás. El Presidente ya llevaba años en el Senado cuando Sanders fue elegido en el 2006.
Mientras que Biden era parte del establishment del Senado, Sanders siempre fue una figura más bien marginal, un independiente más que miembro del Partido Demócrata, con trajes arrugados, cascarrabias, enfocado en causas liberales.
Pregúntele a Sander cualquier cosa y su respuesta es casi siempre la misma: Llegó la hora de que el Gobierno deje de favorecer a los ricos y los poderosos y se enfoque en la gente trabajadora.
Alguna vez sus propuestas fueron consideradas descabelladas, pero han cautivado a millones de personas que llenan estadios para escucharlo, sobre todo desde que la recesión del 2008 desnudó las crecientes desigualdades del país. Arañó la nominación presidencial en el 2016, en que fue derrotado por Hillary Clinton, y nuevamente en el 2020, en que perdió ante Biden.
Los republicanos usan a Sanders para criticar a Biden. Dicen que el Presidente se deja influenciar por él y por la representante Alexandria Ocasio-Cortez, otra figura prominente del ala progresista.
«El Presidente puede haber logrado la nominación, pero Bernie Sanders ganó el debate», sostuvo el líder republicano del Senado Mitch McConnell hace poco.