Esa primera película ganó en 2019 el premio al mejor guión, también en Cannes, y su ópera prima, que rodó cuando solo tenía 18 años, ha sido estrenada en la Quincena de Realizadores, sección paralela e independiente que se celebra del 7 al 16 de julio.
Cannes (Francia), 11 jul (EFE).- El mundo descubrió a Luàna Bajrami como actriz en Retrato de una mujer en llamas, de la francesa Céline Sciamma, y el Festival de Cannes ha visto su estreno en la dirección en La colline où rugissent les lionnes.
Esa primera película ganó en 2019 el premio al mejor guión, también en Cannes, y su ópera prima, que rodó cuando solo tenía 18 años, ha sido estrenada en la Quincena de Realizadores, sección paralela e independiente que se celebra del 7 al 16 de julio.
Bajrami, que ya ha cumplido 20 años, nació en Francia, pero de los dos a los diez creció en Kosovo, país natal de sus padres y escenario de su primera cinta, donde tres adolescentes intentan labrar su futuro y encontrar su propia voz en un entorno sin oportunidades.
Ella misma interpreta a una chica que llega de Francia a ese pequeño pueblo y encarna el ideal al que las otras aspiran, aunque esté tan perdida como ellas y tenga sus mismas preguntas y expectativas vitales.
"Era importante enfrentarlas porque cuenta la relación entre culturas, con el extranjero. Es una ficción, pero todo lo que se ve son cosas que he podido oír o ver, o son personas que me han inspirado", cuenta la directora a Efe.
"Retrato de una mujer en llamas" le dio a Bajrami la visibilidad necesaria como para encauzar su trayectoria cinematográfica y le hizo abandonar los estudios universitarios: "Trabajaba mucho como actriz y hubo un momento en que tuve que elegir. Dejarlos me dio el tiempo para escribir y lanzarme en la dirección".
Rodó su ópera de forma autodidacta y apenas superada la mayoría de edad.
"Estoy satisfecha, no al 100 %, pero me atreví a hacer cosas y estoy contenta de eso. Si lo hiciera ahora, no sería para nada igual, y a la vez me alegro de que sea como es, porque tiene algo de frescura y honestidad", apunta.
Su película pone a las tres protagonistas, a esas tres leonas que rugen en una colina, según su título en francés, en una situación extrema.
"Su banda y los robos eran una manera de contar esa rabia, ese deseo ardiente de romper con todo su círculo familiar, con todas sus convenciones", dice Bajrami, para quien ese desespero juvenil se ve también "en la periferia parisina y en tantos otros sitios de Europa".
La colline où rugissent les lionnes habla del paso de la infancia a la edad adulta, de ese momento en que "aparecen responsabilidades que nos hacen cambiar la visión de nuestra vida, del mundo, de lo que tenemos que hacer o no".
Ella misma está en ese proceso vital. "Siento que tengo a la vez un lado bastante infantil, que me gusta divertirme, y a la vez cierta madurez, que se ve en lo que hago, y puede ser desconcertante".
Bajrami, que en 2020 estrenó como actriz Les 2 Alfred, de Denis Podalydès, y este año Ibrahim, de Samir Guesni, no se plantea volver a intentar estudiar cinematografía, aunque sí le gustaría aprender derecho o filosofía para cultivarse.
Su prioridad sigue estar delante o detrás de la cámara: "Me gusta dirigir, pero también me gusta mucho actuar. La idea, aunque no sea fácil, es equilibrar las dos cosas", comenta, convencida de que si se empiezan a abrir puertas a jóvenes como ella es porque se atreven a romper ellos mismos el techo de cristal y a demostrar que están.