Los arrecifes de coral son sistemas frágiles que son sensibles por los cambios de temperatura. Además, están en peligro por el cambio climático que provocan los gases de efecto invernadero, acumulación de plásticos y desechos marinos, acidificación de los océanos por la actividad costera que incluye la pesca con explosivos, pesca con cianuro para acuarios, utilización excesiva de los recursos de los arrecifes, entre otros.
Ciudad de México, 10 de julio (SinEmbargo).- Un investigador y estudiantes de la Universidad Autónoma de México (UNAM) simularon procesos hidrodinámicos para ayudar a la restauración de los arrecifes coralinos que se ven afectados debido a la degradación inducida por el ser humano.
A través de un comunicado, se informó que en el grupo de Ingeniería Oceanográfica y Costera, del Instituto de Ingeniería, el investigador Rodolfo Silva Casarín y sus alumnos estudian las funciones hidrodinámicas de los corales, como la filtración de sedimentos finos, que permiten que el agua sea transparente.
“Esta información nos da elementos para saber qué hay que empezar a restaurar a partir de tener oleaje e hidrodinámica, características de agua y otros elementos. Entonces el arrecife coralino ya tiene las condiciones para poder desarrollarse”, detalló el experto.
Los arrecifes de coral son sistemas frágiles que son sensibles por los cambios de temperatura. Además, están en peligro por el cambio climático que provocan los gases de efecto invernadero, acumulación de plásticos y desechos marinos, acidificación de los océanos por la actividad costera que incluye la pesca con explosivos, pesca con cianuro para acuarios, utilización excesiva de los recursos de los arrecifes, entre otros.
“Son ecosistemas muy afectados por la actividad humana. Son un sistema en cascada que se va retroalimentando con el tiempo; los afecta una degradación inducida por el ser humano, pues tenemos una fuerte descarga de aguas subterráneas que altera la composición físico química del agua marina”, expresó.
Cuando los arrecifes son dañados por el encallamiento de una embarcación o por una enfermedad, pero no han llegado a un punto de destrucción de no retorno, aún se pueden hacer labores de restauración biológica, pues ellos dependen de la calidad del agua, que no esté turbia y se permita la entrada de luz.
Debido a eso, en el laboratorio se llevan a cabo investigaciones en donde se reproduce la dinámica del sedimento de los arrecifes y todas las propiedades físicas que están en torno a él.
“En el laboratorio del II utilizamos instalaciones en donde se reproduce la dinámica del sedimento de los arrecifes y todas las propiedades físicas que están en torno a él, la resistencia que tiene el arrecife al choque de las olas del mar. En un canal de 20 metros de largo generamos oleaje y viento en condiciones controladas, y podemos ver el efecto de un huracán en el agua”, afirmó.
Mientras que en otro canal, de 40 metros de largo, el equipo puede moldear oleaje y corriente hasta 1.20 metros de profundidad, por lo que están reproduciendo la parte física del ecosistema y no la biológica.
Además, los trabajos de monitoreo son relevantes porque se sustraen datos reales y se proponen soluciones, también «se va formando conciencia, porque con un sistema de monitoreo vemos cómo un ecosistema se empieza a degradar y conocemos las causas, no los síntomas, que generan estos problemas, y podemos usar de mejor manera los recursos que se tengan al alcance».
Y aunque ocupan menos del 0.1 por ciento de la superficie total de los océanos, representan el 25 por ciento del hábitat de las especies marinas, por lo que se recalcó la importancia de conservar los diversos ecosistemas asentados alrededor de los arrecifes coralinos y se deben procurar pastos marinos, las dunas y los manglares para regularizar la salud de los sistemas de coral.