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¿Por qué algunos viajeros entran a un aeropuerto y se quedan años a vivir?

07/07/2021 - 8:57 am

El problema de las personas que residen en aeropuertos ha persistido hasta el siglo XXI. Varias historias de 2018 revelaron que hubo un aumento significativo en el número de personas sin hogar que se mudaron a aeropuertos del país en los últimos años, incluidas en el Aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson de Atlanta y en el Aeropuerto Internacional Thurgood Marshall de Baltimore / Washington.

Por Janet Bednarek
Profesora de Historia de la Universidad de Dayton

Estados Unidos, 7 de julio (The Conversation).– Las autoridades locales de Chicago arrestaron en enero a un hombre de 36 años llamado Aditya Singh que llevaba tres meses viviendo en el Aeropuerto Internacional O’Hare. Para sobrevivir se amparaba en la amabilidad de extraños para comprarle comida, dormía en los asientos de las terminales y utilizaba los baños de las instalaciones. Hasta que un empleado del aeropuerto le pidió su identificación y todo terminó.

Singh, sin embargo, no es, ni de lejos, el primero en lograr alojarse en un aeropuerto por un tiempo prolongado. Tras más de dos décadas estudiando la historia de los aeropuertos, descubrí que ha habido personas que han logrado establecerse en terminales durante semanas, meses e incluso años.

Sin embargo, no todos los que se encuentran viviendo en un aeropuerto lo hacen por voluntad propia.

MEZCLARSE CON LA MULTITUD

Ya sea en videojuegos como Airport City o en asuntos como urbanismo aeroportuario, a menudo observo que los aeropuertos son como miniciudades. Los aeropuertos no sólo tienen aviones: disponen de lugares de culto, vigilancia, hoteles, buenos restaurantes, tiendas y transporte público.

Pero si los aeropuertos son ciudades, son bastante extrañas, ya que los que dirigen estas instalaciones prefieren que nadie se establezca allí.

No todos los que se encuentran viviendo en un aeropuerto lo hacen por voluntad propia, dice la investigadora estadounidense. Foto: EFE.

No obstante, es posible vivir en aeropuertos porque ofrecen muchas de las comodidades básicas necesarias para la supervivencia: comida, agua, baños y refugio. Y aunque las operaciones del aeropuerto no funcionan necesariamente las 24 horas del día, los siete días de la semana, las terminales suelen abrir muy temprano y permanecen abiertas hasta muy tarde.

Algunos son tan grandes que aquellos que están decididos a quedarse – como el hombre de O’Hare – pueden encontrar formas de evitar que los detecten durante bastante tiempo.

Una de las maneras de camuflarse es mezclarse entre la multitud. Antes de la pandemia, los aeropuertos de Estados Unidos movían entre 1.5 y 2.5 millones de pasajeros en un día cualquiera.

Desde el inicio de la pandemia las cifras se han reducido drásticamente, cayendo por debajo de 100 mil pasajeros durante las primeras semanas de la crisis, en la primavera de 2020. El hombre que vivió en O’Hare durante poco más de tres meses llegó a mediados de octubre de 2020 como pasajero, en un momento en que los números estaban experimentando un repunte.

Los aeropuertos son como «miniciudades», pero no pueden habitarse. Foto: EFE.

Fue descubierto y detenido solo a finales de enero de 2021 – justo cuando el número de viajeros disminuyó considerablemente después de los picos de viajes de vacaciones y durante el resurgimiento del coronavirus.

VIVIENDO EN EL LIMBO

Por supuesto que no todos los que se encuentran durmiendo en una terminal quieren necesariamente estar allí.

Viaja en avión lo suficiente y lo más probable es que, en un momento u otro, te encuentres en la categoría de residente a corto plazo involuntario de un aeropuerto.

Aunque algunas personas pueden reservar vuelos que requieren pernoctar en la terminal, otras pueden quedarse varadas si han perdido un vuelo o se ha cancelado por el mal tiempo. Sin embargo, nadie suele pasar más de uno o dos días en la ciudad de origen si se sucede alguna de estas circunstancias.

Luego están aquellos que, sin saberlo, van a pasar mucho tiempo en el aeropuerto. Quizás el residente involuntario más famoso fue Mehran Karimi Nasseri, cuya historia supuestamente inspiró la película The Terminal, dirigida por Steven Spielberg y protagonizada por Tom Hanks en 2004.

A lo largo de la historia se han presentado varios casos de personas que viven en aeropuertos. Foto: EFE.

Nasseri, refugiado iraní, se dirigía a Inglaterra a través de Bélgica y Francia en 1988 cuando perdió los documentos que verificaban su condición de refugiado. Sin sus papeles, no podía subirse a su avión con destino a Inglaterra. Tampoco se le permitió salir del aeropuerto París-Charles de Gaulle y entrar en Francia.

Su caso comenzó a rebotar entre los funcionarios de Inglaterra, Francia y Bélgica hasta que las autoridades francesas se ofrecieron a permitirle residir en Francia. Pero Nasseri rechazó la oferta, supuestamente porque quería llegar a su destino original, Inglaterra. Y así se quedó en el aeropuerto Charles de Gaulle durante casi 18 años. Se fue en 2006, cuando tuvo que ser hospitalizado por problemas de salud.

Edward Snowden, exespía estadounidense exiliado en Rusia tras filtrar en 2013 documentos secretos, pasó más de un mes en un aeropuerto ruso antes de recibir asilo.

Snowden es un exiliado político de EU, acusado por espionaje. Foto: EFE.

El empresario británico Sanjay Shah intentó entrar en el Reino Unido con un pasaporte de ciudadano británico de ultramar, pero se le prohibió la entrada cuando quedó claro que tenía la intención de emigrar a Inglaterra, no simplemente quedarse allí los pocos meses que le permitía su tipo de documentación. Enviado de regreso a Kenia, Shah temió salir del aeropuerto, ya que ya había renunciado a su ciudadanía keniana. Finalmente pudo irse después de pasar poco más de un año en el aeropuerto de cuando los funcionarios británicos le otorgaron la ciudadanía completa.

La pandemia de coronavirus ha creado nuevos residentes involuntarios a largo plazo en aeropuertos. Un estonio llamado Roman Trofimov llegó al Aeropuerto Internacional de Manila en un vuelo desde Bangkok el 20 de marzo de 2020.

En el momento de su llegada, las autoridades filipinas habían dejado de emitir visas de entrada para limitar la propagación de la COVID-19. Trofimov pasó más de 100 días entre las terminales hasta que el personal de la embajada de Estonia finalmente pudo conseguirle un asiento en un vuelo de repatriación.

VAGABUNDOS ENCUENTRAN REFUGIO

Aunque la mayoría de los residentes involuntarios de los aeropuertos marcharse, hay algunos que han intentado quedarse a largo plazo. Los principales aeropuertos de Estados Unidos y Europa han funcionado durante mucho tiempo – aunque en gran medida de manera informal – como refugios.

Muchos analistas ven la década de 1980 como un punto de inflexión en estas historias, ya que muchos factores, incluidos los recortes presupuestarios federales, la desinstitucionalización de los enfermos mentales y la gentrificación, provocaron un aumento de personas sin hogar. En esa década se establecen los primeros refugiados en aeropuertos del país.

En 1986, por ejemplo, el periódico Chicago Tribune escribió sobre Fred Dilsner, un excontable de 44 años que había estado viviendo en O’Hare, Chicago, durante un año. El artículo señalaba que personas sin hogar habían comenzado a aparecer en el aeropuerto en 1984, tras la finalización del enlace de tren de la Autoridad de Tránsito de Chicago, que brindaba un acceso fácil y económico.

La «residencia» de personas en aeropuertos ha ocurrido en varias partes del mundo. Foto: Cuartoscuro.

El diario informó que de 30 a 50 personas vivían en el aeropuerto y que los funcionarios esperaban que la cifra se elevará hasta 200 a medida que se adentraran en el invierno.

La pandemia de coronavirus suma una preocupación adicional de salud pública para este grupo de personas que viven en aeropuertos.

Los trabajadores de estas instalaciones han intentado brindarles ayuda. En el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, por ejemplo, los funcionarios han desplegado equipos de intervención de crisis para conectar a las personas sin hogar servicios de ayuda social y vivienda.

Pero también está claro que la mayoría de los funcionarios del aeropuerto preferirían una solución más drástica en la que los aeropuertos ya no funcionen como refugios para personas sin hogar.

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