Desde una perspectiva de patrocinio parece común, pero para organizaciones de la salud es un contrasentido que eventos deportivos como la LigaMX o los Juegos Olímpicos estén plagados de publicidad de la industria refresquera y cervecera, la cual afecta más a la niñez.
Ciudad de México, 3 de julio (SinEmbargo).– La Federación Mexicana del Fútbol, que se dice comprometida con «inspirar de manera positiva a los mexicanos», está plagada de publicidad de la industria refresquera y cervecera, cuyos productos están asociados con una de las epidemias más graves en el país: la obesidad y diabetes, así como con daños al hígado.
«Es una total contradicción que un evento deportivo esté publicitado por un producto que tiene siete cucharadas de azúcar en una lata, lo que representa un daño a la salud. Los seguidores del fútbol, de lo más visto en México, ven que estos productos son apoyados por la persona a la que admiran y son ejemplos a seguir para los niños y jóvenes», dijo Alejandro Calvillo, director de Poder del Consumidor, organización que en 2017 pidió que los jugadores de la Selección Mexicana no salieran acompañados con menores de edad previo a los partidos mientras portaban playeras con el patrocinio de Coca-Cola y cantaban el Himno Nacional.
Hay países como España donde se prohíbe la publicidad de alcohol en eventos deportivos y en el Mundial de fútbol pasado se enviaron cartas a la FIFA para pedir que salieran este tipo de marcas.
Hace unas semanas, pese a existir contratos de por medio, los futbolistas europeos Cristiano Ronaldo y Manuel Locatelli retiraron de la mesa de rueda de prensa el refresco Coca-Cola que patrocina la Eurocopa para sustituirlo con botellas de agua. El francés y musulmán Paul Pogba por su parte quitó por motivos religiosos la cerveza Heineken, también líder en el mercado latinoamericano.
La Unión de Federaciones Europeas emitió un comunicado para recordar que el papel de los patrocinadores es fundamental para realizar el torneo y pagar a los jugadores.
En México, Coca-Cola y Tecate (Cuauhtémoc-Heineken) se han colado como patrocinadores oficiales en las playeras o ropa de entrenamiento de los jugadores de la Liga MX y la Selección Mexicana, en la indumentaria de los aficionados tanto adultos como menores, en las vallas fijas y electrónicas de los estadios y en las televisoras que transmiten los partidos. Por periodos, también han sido expuestas marcas de productos chatarra como Barcel, Bimbo, Gamesa y Herdez.
«Los eventos deportivos tendrían que estar libres de este tipo de publicidad porque perfectamente podrían encontrar otras formas de patrocinio y lo que deberían de hacer es generar estilos de vida saludables, pero se quiere sacar el mayor beneficio posible. Es una preocupación, pero el dinero maneja todo. Prevalece el interés económico por encima de cualquier otro», expuso Calvillo, del Poder del Consumidor.
De acuerdo con los medios especializados en deportes Cancha Política y El Mister, una marca llega a pagar al equipo entre 20 millones y 120 millones de pesos por aparecer en la playera por una temporada. En tanto, las empresas llegan a desembolsar alrededor de 700 mil pesos por 15 minutos de espacio al aire en televisión y, durante la liguilla, el costo de las vallas electrónicas oscilan los 60 mil pesos por minuto.
Más allá del dinero, la nutrióloga Julieta Ponce, directora del Centro de Orientación Alimentaria, aseguró que con base en el criterio constitucional de protección de los derechos humanos el Gobierno debe prohibir con rigor cualquier «publicidad silenciosa» de productos chatarra y bebidas alcohólicas con figuras deportivas, porque se queda en la mente de los más vulnerables: los niños.
Ese fue su hallazgo tras realizar pruebas entre población de bajos recursos de la capital del país.
«Cuando los niños se acostumbran a ver estas marcas en los jerseys del futbolista empiezan a generar un vínculo que después se traduce en confianza. Cuando ven una Coca en casa le tienen más confianza que a una verdura por no estar en su entorno», explicó la especialista.
Cuando hay intereses comerciales en medio que destinan cantidades millonarias, planteó Ponce, a las organizaciones de salud les cuesta el doble transformar los hábitos alimentarios en las consultas.
«Si hay un reconocimiento a través de impuestos de que el refresco y el alcohol hacen daño, cómo aceptar esta publicidad laxa. Es el capitalismo indulgente, es decir, la Coca-Cola hace daño, pero apoya al deporte. ¡No! El Estado debe regular con medidas ejemplares porque la inflamación del hígado, el agotamiento del páncreas y el sufrimiento de los riñones son los padecimientos con los que estamos luchando ahora».
Durante años, la Alianza por la Salud Alimentaria ha impulsado más impuestos a los refrescos y el etiquetado claro en productos chatarra al documentar con estudios científicos que causan obesidad, diabetes, enfermedades cardiacas y hepáticas.
Dos investigaciones recientes, una de la Universidad de Brawijaya de Indonesia y otra de la Universidad de Colorado publicada en el Journal of Hepatology, coinciden en que la dieta alta en grasas y fructosa induce al hígado graso no alcohólico. Esto es, una persona o niño puede tener hígado graso aunque no beba alcohol por consumir bebidas azucaradas.
«La evidencia reciente sugiere que las dietas ricas en azúcar (de sacarosa y/o jarabe de maíz con alto contenido de fructosa) no sólo aumentan el riesgo de hígado graso no alcohólico, sino también de esteatohepatitis no alcohólica [que puede convertirse en cirrosis]», concluyó el estudio publicado en 2018 en el Journal of Hepatology y confirmado por el de Indonesia hecho público en mayo de este año.
Sin embargo, esta Alianza compuesta por diversas organizaciones también ha alertado sobre la injerencia mediante amparos, cabildeo y estrategia de marketing de la industria refresquera y cervecera contra políticas públicas que controlen más su consumo o, en este caso, presencia en eventos deportivos profesionales como la Liga MX y los Juegos Olímpicos Tokio 2021.
La compañía Coca-Cola patrocinó los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928, y desde entonces lo ha seguido haciendo en todos. Sus bebidas se ofrecen a los deportistas Olímpicos, oficiales y espectadores.
«McDonald’s salió de los Juegos Olímpicos, y se ha venido reclamando que se saque a Coca-Cola. El consumo de una lata diaria de estas bebidas azucaradas aumenta en 60 por ciento el riesgo de que niños desarrollen obesidad y cerca del 20 por ciento de generar diabetes», aseguró Alejandro Calvillo, director de Poder del Consumidor.
MAÑAS DE LA INDUSTRIA DEL ALCOHOL
La Alianza Global de Políticas sobre el Alcohol junto con otras asociaciones realizó un informe el año pasado sobre cómo las estrategias de la industria de bebidas alcohólicas abarcan tanto a los productores de cerveza, vino y licores destilados como su red de distribuidores, y puntos de ventas locales y del entretenimiento como restaurantes, clubes, hoteles, turismo y, por supuesto, deportes.
«Una cascada epidemiológica comienza con un beneficio de las corporaciones avalado por el Gobierno y termina con consecuencias de salud a nivel individual y social. El uso nocivo del alcohol es un factor de riesgo principal de muerte y discapacidad en la región de América Latina y el Caribe, particularmente entre los hombres jóvenes, quienes son los mayores consumidores de bebidas alcohólicas”, observó.
En México, donde hay 63 millones de bebedores potenciales y un millón más alcanzan la edad legal para beber cada año, Walmart representa casi la mitad de todas las ventas de alcohol en sus tiendas Supercenters y Bodega Aurrerá. También se oferta en las principales cadenas de tiendas de conveniencia OXXO (FEMSA), Extra (Grupo Modelo) y 7-Eleven (4 mil 300 tiendas de licores Modelorama), documenta el estudio.
En 2012, abunda, el Gobierno mexicano dio la aprobación al OXXO de FEMSA para estar abierto las 24 horas del día y vender cerveza toda la noche, a pesar de que una ley prohíbe las ventas de alcohol después de las 21:00 horas (Ley General de Salud, Cap. 7, Art. 25).
Las mañas abarcan el obtener el acceso a los responsables de definir políticas (puestos de autoridad, agencias gubernamentales y organizaciones de la sociedad civil), financiamiento para “moldear” la evidencia científica sobre los daños, el cabildeo político en especial contra aumento de impuestos, la puerta giratoria (empleados de las empresas ocupan puestos de gobierno o exfuncionarios públicos pueden ser nombrados en los Consejos de las compañías de bebidas alcohólicas) y promoción de la autoregulación o medidas no efectivas.
«El exCEO de FEMSA, Vicente Fox, asumió como Presidente de México en el año 2000. El Consejo Mexicano de Negocios es una organización compuesta por los empresarios más influyentes del país, incluyendo representantes tanto de FEMSA como de Grupo Modelo. El grupo tiene acceso directo a funcionarios gubernamentales a nivel de gabinete, y se reúne con el Presidente», ejemplifica el estudio.
El ejemplo más reciente de puerta giratoria es Mikel Arriola. De dirigir la Comisión Federal para la Protección contra Riegos Sanitarios (Cofepris) y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el también campeón mundial del cesta punta es presidente desde diciembre de 2020 de la Liga MX, patrocinada por Tecate.
Además, los litigios en tribunales se utilizan para oponerse a políticas de control sobre disponibilidad del alcohol (horarios, y cantidad de puntos de venta), los precios e impuestos, las regulaciones en el marketing, y los alcoholímetros al volante.