En el filme La familia Mitchell vs. las máquinas no hay cabida para sermones ni para la ya conocida la fórmula Disney para llevar el mensaje. Hay muchos ratos cómicos, referencias y una gran animación para contar la historia de una familia que se acepta como es, en un mundo plagado por nuevas tecnologías que a veces nos separa de los unos a otros.
Ciudad de México, 30 de abril (SinEmbargo).– Podemos hacer una lista bastante amplia de las producciones en las que la humanidad se ve rebasada y amenazada por la inteligencia artificial, y sí, no todas son buenas. Sin embargo, al catálogo de Netflix ha llegado una película que ofrece una invasión de robots, es divertida, actual, con una gran animación y que tanto chicos como grandes van a poder disfrutar, se trata de La familia Mitchell vs. las máquinas.
Después de cuatro años de trabajo en la realización de esta cinta dirigida por Mike Rianda (Gravity Falls: Un verano de misterios) y Jeff Rowe, el equipo de diseño detrás de ganadora del Óscar Spider-Man: un nuevo universo puso manos a la obra en una historia protagonizada por la peculiar Katie Mitchell, una joven que sueña con hacer divertidas películas a través de un talento que no es comprendido por todos. Ella ve interrumpido su paso a la universidad cuando, primero, su padre tiene la idea llevarla hasta allá en auto para hacer un último viaje en familia y así poder unirse más, y segundo, cuando robots invaden al mundo entero para apropiarse de él.
Guillermo Martínez, jefe de guión gráfico, conversó con SinEmbargo y contó lo surreal que se ha convertido esta experiencia para él al tomar por primera vez el mando en una súper producción y al realizar una cinta en medio de la pandemia.
«Ha sido una experiencia surreal para todos los que trabajamos en la película por el hecho de que llevábamos trabajando en ella. Cuando empezó la pandemia nosotros no sabíamos que iba a pasar con la película, y estar ahora en el estreno es un como un alivio. Es una experiencia mágica».
La familia Mitchell vs. las máquinas es una comedia que nos presenta una propuesta distinta en animación que combina el 3D con elementos 2D, éstos últimos realizados completamente a mano.
«Lo más complicado a lo que me enfrenté fue el balance del tono de la película. Para mí el filme con una temática de la Apocalipsis de los robots pudo irse a un lugar bien oscuro, puede ser bastante aterradora para los niños y los adultos, entonces busqué ese balance. ¿Cómo podemos hacer una película que sea de robots invadiendo el mundo, pero que se pueda disfrutar con toda la familia? Había momentos que hacíamos la película y quedaba demasiado oscura, con demasiado miedo, y teníamos que revisar la intensidad. Eso fue una batalla que tuvimos los cuatro años que trabajamos en la película. Yo creo que ha sido de los retos más difíciles que he tenido en cuanto a trabajar en una cinta».
Aunque uno podría pensar que siendo filme animado pensado en los pequeños de la casa y que justo estrena este Día del niño, difícilmente podría gustar a adultos, pero no es así. La familia Mitchell vs. las máquinas tiene grandes momentos cómicos y referencias para todo aquel que guste del cine, además un dato es que sus realizadores incorporaron un idioma de robots completamente desarrollado en toda la película con muchos chistes para que los fans más intrépidos se entretengan descifrándolo.
De hecho, la familia Mitchell está lejos de ser una familia perfecta. Es un retrato más acertado de cómo son las familias realmente: cometiendo errores, a veces desordenadas, con conflictos.
En la cinta tenemos a Rick Mitchell, un padre amante de la naturaleza, con los sueños truncados y con un vínculo con hija mayor que se ha ido desgastando a lo largo del tiempo; Linda, la madre, una creativa maestra de preescolar que intenta tener a su familia unida; Aaron, el hermano menor, tímido y amante de los dinosaurios; y por él último, pero no menos importante, Monchi, un pug que también ayudará en la batalla contra los los robots.
Para el puertorriqueño Guillermo Martínez dibujar a Rick y Monchi fue su parte favorita:
«Desde que eran joven siempre dibujaba a los hombres con la barriga grande. No sé por qué (ríe). Mi papá tenía una barriga grande, y cuando vi el personaje de Rick Mitchell dije ‘wow, yo voy a disfrutar a este personaje, tanto’. En verdad, había momentos en la película donde el Rick Mitchell era demasiado serio, no estaba chic, no había comedia. Uno de los challengers (retos) que yo tomé fue tratar de convertir a ese hombre que era serio y no le gustaba hacer chistes, fue convertirlo en una persona más positiva y happy, y eso tiene mucho que ver con los ojos, en el sentido de cómo los dibujo y también la sonrisa. Una vez dibujé a Rick de esta manera, y Mike me dijo ‘eso es perfecto, eso es’».
«Al igual Monchi, para mí fue de mis cosas favoritas para dibujar. Cuando la gente pregunta ‘¿cómo dibujas a Monchi?’ Yo pienso en un pedazo de pan y le doy ojos y le doy boca. Esa es la clave para dibujar a un buen Monchi. Esos dos peonajes fueron para mí mis favoritos», relata.
SER ANIMADOR
Guillermo Martínez es un latino que se ha ido abriendo camino en la animación en las grandes producciones de Estado Unidos. Su talento ha siso plasmado en la popular serie de Cartoon Network Escandalosos y otras cintas de animación como Kubo y la búsqueda samurái y Sr. Link.
Él fue parte, junto con 24 mexicanos más, de la animación de la galardonada cinta Spider-Man: Un nuevo universo. Martínez opina que cada vez se abren más lugares para llegar a ser animación en otros países para los jóvenes latinos, a los que motiva con consejos para lograrlo.
«Algo que les recomendaría a muchos jóvenes que se quieran meter a estudiar animación es que tomen una libreta y dibujen todos los días. Eso fue lo que hice durante la universidad, dibujaba todos los días. En la primera semana no ves mucho cambio, en la segunda semana vas a ver más, pero no mucho. Cuando llegues ya a un mes, el cuarto, quinto, y pasen las años vas a ver una diferencias completa», explica.
Asegura que es posible lograr los sueños, se debe diseño se trata. Sólo se debe instalar bien el deseo.
«Yo dibujo desde que tengo 3 años, y es lo que más me gusta hacer. Yo pienso que cualquier persona, especialmente latinoamericana puede hacerlo. Yo soy de Puerto Rico y estoy trabajando ahora en esto, soy el Head of Story, y estoy de cerca con el director platicando cómo hacer la película mejor, más cómica».
Eso sí, para todo el que se quiera embarcar en esta travesía tiene que llevar consigo una mochila llena de paciencia.
«Es un trabajo que en verdad juega mucho con la paciencia porque es un proceso lento. Las películas duran cuatro años, la animación toma mucho tiempo. Si tienes paciencia, vas a poder llegar muy lejos».
LA FAMILIA, ES ESTANDARTE DE LA CINTA
La cinta fue tomando forma gracias a las lluvias de ideas que planteaba todo el equipo al frente. La familia Mitchell vs. las máquinas porta un mensaje para todos sobre nuevas formas en que las familias pueden llegar a comprenderse, sin tener que llegar a un consenso para estar de acuerdo.
Aquí no hay cabida para sermones ni para la ya conocida la fórmula Disney para llevar el mensaje. Hay muchos ratos cómicos, referencias y una gran animación para contar la historia de una familia que se acepta como es, en un mundo plagado por nuevas tecnologías que a veces nos separa de los unos a otros.
«Hay muchas películas que los papás, los adultos, no quieren ver. ‘Es de dibujos, no quiero verla; quizá mi hija pueda verla’, dicen. Pero esta película es bien importante para los papás. Es la historia de este padre, y madre que van a llevar a su hija a la universidad, y hay muchos elementos en la película que van a resonar con los papás. Yo le dije le director: Una de las cosas que quiero que la gente saque de esta película es que cuando la vea, el papá diga ‘sabes qué, te entiendo ahora hija’, y que la hija diga ‘sabes qué, yo te entiendo ahora también’. Si alguien mira la película y llama inmediatamente a su papá que no ha visto por mucho tiempo, ya con eso estoy súper feliz».